Vladimiro Mujica: Moral en tiempos de guerra

Vladimiro Mujica: Moral en tiempos de guerra

La acusación estalló como una bomba de excremento en medio de un funeral. Una extensa nota en el PanAm Post, detalladamente documentada, y hasta ahora no desmentida, dando cuenta de una operación de corruptela vil en tiempos durísimos, de tráfico con la miseria, el hambre y el sufrimiento causado por el régimen del mal de Nicolás Maduro, El Gran Usurpador. Por supuesto que es indispensable mantener la presunción de inocencia, y el debido proceso, como conceptos centrales de nuestra ética de demócratas, pero lo ocurrido en Cúcuta con los fondos destinados a la atención de los militares desertados deja, por lo menos, un mal sabor en la boca. Nuestro embajador Humberto Calderón Berti se movió con celeridad frente a las autoridades colombianas, encargadas de la supervisión de la ejecución de fondos, y estamos a la espera de que la investigación ordenada por el presidente (e) Juan Guaidó despeje todas las dudas que han surgido en esta materia de una manera inequívoca. 

Un importante comunicado del partido Primero Justicia, fija una posición de fondo sobre el tema. Por considerarlo de mucha importancia tomo prestados los párrafos 4, 5 y 6 del mencionado comunicado del 15 de junio pasado:

 





  1. El proceso político que vivimos es complejo y único. En Primero Justicia hemos identificado su complejidad y, animados por nuestro respeto a la institucionalidad y a la Constitución, impulsamos la redacción, discusión y aprobación del Estatuto que rige la transición hacia la democracia en la República Bolivariana de Venezuela con el propósito de darle cauce al momento que vivimos. Este instrumento, aprobado por unanimidad en la Cámara, proponía pesos y contrapesos que buscaban evitar los escándalos de corrupción que enfrentamos el día de hoy.
  2. Considerando nuestra preocupación por la necesidad de establecer pesos y contrapesos que hicieran posible controlar el ejercicio de las funciones públicas, procedimos a proponer y aprobar el día martes 4 de junio de 2019 el ACUERDO QUE ALERTA EL RIESGO DE CATASTROFE HUMANITARIA EN VENEZUELA A RAIZ DEL AGRAVAMIENTO DE LA EMERGENCIA HUMANITARIA COMPLEJA, en cuyo acuerda número 5 nos comprometimos a “(…) Solicitar la construcción de los mecanismos de veeduría y contraloría, sobre la cooperación internacional, a fines de garantizar su transparencia e independencia”. Todo ello con el objeto de establecer canales institucionales de la Asamblea Nacional a través de los cuales se someta a pesos y contrapesos, de manera inclusiva y plural, la ejecución de los fondos provenientes de la cooperación internacional.
  3. En Primero Justicia no aceptamos que los recursos provenientes de la cooperación internacional, que son para paliar el sufrimiento humanitario del pueblo de Venezuela, sean objeto de corrupción por parte de ningún funcionario público. Por eso exigimos que se activen inmediatamente los mecanismos establecidos en el ordenamiento penal y en el Estatuto que rige la transición hacia la democracia en la República Bolivariana de Venezuela para aclarar lo ocurrido y, en caso de existir hechos de corrupción, sean castigados inmediatamente. También proponemos que se designe un Contralor Especial que adelante investigaciones, derrote la opacidad y garantice la transparencia del ejercicio del Poder Público. Y finalmente, exigiremos la comparecencia de los implicados en estos hechos de corrupción ante la Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional.

Por supuesto que uno podría tomar la posición absurda y necia de muchas de las inefables redes de opositores que consideran execrable todo lo que proviene de los partidos, porque supuestamente “todos están confabulados con el régimen de Maduro”. Yo considero que los partidos políticos son indispensables para la vida democrática y por eso me tomo en serio el comunicado de PJ, porque enuncia elementos fundamentales para esta difícil etapa. 

Nuestra gente está aún a la espera de que se clarifiquen los hechos de Cúcuta. La palabra del presidente (e) Guaidó está empeñada. 

Otro hecho que debe despertar nuestras alarmas es lo recientemente acontecido con la empresa Monómeros Colombo Venezolanos. El presidente de lo que parecía ser una junta directiva excepcional, Jon Bilbao, acaba de ser removido de su cargo y las explicaciones que se han dado, especialmente en un documento atribuido a Jon Goiecoechea son muy insatisfactorias, por decir lo menos. Las mismas han despertado considerable desagrado en el mundo de los expertos petroleros, especialmente los despedidos brutal e ilegalmente por Chávez y que se siguen contando entre la gente más calificada para apoyar la recuperación de la industria petrolera, después que se logre salir de la tragedia de la usurpación e inclusive durante este complejo período de transición.  

Un tercer elemento de preocupación, es todo lo concerniente al Plan País. La consulta a muchos sectores, en particular a  los venezolanos en la diáspora, ha sido escasa, especialmente en temas que podrían clasificarse de “no urgentes” pero si esenciales como el área de ciencia y tecnología. A ello se le une un elemento especialmente polémico como la propuesta de Ley Orgánica de Hidrocarburos, que está circulando para su discusión en la AN. Un importante documento dirigido a  Guaidó, y elaborado por profesionales del sector energético está circulando, y en el mismo se argumenta a fondo sobre la inconveniencia de discutir con premura una ley orgánica fundamental para la recuperación de la nación, cuando todo lo que se pretende lograr en cuanto a flexibilizar el marco de inversiones en la industria petrolera, con miras a recuperarla de su actual estado de postración, puede alcanzarse a través de una reforma, o de una ley habilitante. 

En tiempos de guerra, y estamos embarcados en una guerra contra la tiranía y la usurpación, hay que estar dispuestos a transitar el terreno de la política, de los conflictos sociales y militares y de las negociaciones. Todas las opciones están abiertas, como han insistido una y otra vez nuestros aliados internacionales y el propio Guaidó. Sin andar con inocentadas inútiles, y entendiendo que a veces es necesario transitar al límite de la moral y la ética para alcanzar el bien mayor al costo de incurrir en violaciones transitorias, es necesario que nosotros mismos nos interroguemos acerca de cómo nuestras carencias como pueblo, como las pequeñeces y los planes menores de parte de nuestro liderazgo, las mismas que fueron decisivas en traernos la pesadilla del chavismo, no están ahora operando alrededor de Guaidó. Esta reflexión es precisamente lo que me lleva, y no solamente a mi, a advertir sobre los riesgos de una conducta que nos descalifica ante nuestra propia gente y frente a nuestros aliados internacionales. 

Frente a la exigencia de “no te quejes que debemos tragarnos la bala y seguir adelante porque estamos en una pelea mortal contra un enemigo poderoso” yo afirmo: es importante que la advertencia venga de nosotros mismos, los combatientes contra la usurpación. Advertencia ineludible, al tiempo que apoyo irrestricto a la gesta liderada por Guaidó.

 

Vladimiro Mujica