Una supuesta vidente fue sentenciada a prisión tras prometer deshacer una maldición

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Ella era una estudiante de Medicina de 27 años que padecía depresión y estaba pasando por un momento difícil cuando, en 2007, una autoproclamada consejera espiritual la abordó en un centro comercial de Houston con la promesa de brindarle una ayuda sobrenatural. La estudiante, en búsqueda de una respuesta, accedió a una lectura psíquica.

Por Mariel Padilla | Infobae con información de THE NEW YORK TIMES





La supuesta psíquica afirmó que su nombre era Jacklyn Miller y le dijo a la estudiante que sus problemas mentales se derivaban de una maldición que había cobrado la vida de su madre.

La estudiante se reunió con la psíquica, cuyo nombre real es Sherry Tina Uwanawich, varias veces a la semana y, durante años, pagó grandes cantidades de dinero por concepto de materiales de meditación, incluyendo cristales y velas, con la finalidad de deshacer la maldición y proteger a su familia.

Más de diez años después, Uwanawich fue acusada de tres delitos de fraude electrónico; se declaró culpable en junio de uno de ellos, como parte de un acuerdo con los fiscales.

Uwanawich, de 28 años, se presentó el 6 de septiembre ante el tribunal federal de West Palm Beach, Florida, y fue sentenciada a pagar 1,6 millones de dólares de indemnización y cumplir con cuarenta meses de cárcel.

Uwanawich, de acuerdo con documentos del tribunal, afirmó que tenía poderes “otorgados por Dios” y podía comunicarse con el mundo espiritual. Ella aseguró que una bruja en Sudamérica, de donde era originaria la familia de la estudiante, había lanzado una maldición contra la madre de esta antes de su muerte.

Sherry Tina Uwanawich

 

La estudiante, que aparece en calidad de anónima en los documentos del tribunal, solicitó préstamos escolares y trabajó horas extra en un club nocturno para pagar la eliminación de la maldición familiar. Poco después, Uwanawich le exigió tarjetas de regalo, ropa y un automóvil de alquiler, de acuerdo con los documentos mencionados. Con el tiempo, la estudiante le entregó a la psíquica cientos de miles de dólares de una herencia que recibió después del fallecimiento de su padre.

Cuando Uwanawich se mudó al sur de Florida en 2008, la estudiante le depositaba dinero en sus cuentas bancarias, según se asentó en documentos del tribunal. A lo largo de siete años, la estudiante le pagó entre 550.000 y 1,5 millones de dólares.

En 2014, cuando la estudiante visitó a Uwanawich en Florida, la mujer reconoció que la maldición era una mentira, de acuerdo con documentos del tribunal.

Poco después de que la estudiante se enteró de la verdad, se puso en contacto con Bob Nygaard, un policía retirado de Nueva York e investigador privado que se especializa en fraudes psíquicos. Nygaard, quien ha contribuido a procesar a por lo menos cuarenta videntes en todo Estados Unidos, relató que armó un caso para la estudiante y lo presentó en la oficina del alguacil del condado de Broward en Florida.

Nygaard afirmó que el caso permaneció ahí durante años hasta que el Buró Federal de Investigaciones (FBI), con el que ya había trabajado con anterioridad, lo contactó para solicitarle asesoría respecto a un caso diferente de fraude psíquico. Cuando mencionó el caso de la estudiante de Medicina, el FBI decidió darle seguimiento.

Hay un patrón en estos casos, declaró Nygaard.

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“Estas personas aíslan a la víctima de sus amigos y familiares”, explicó. “Luego exacerban los miedos preexistentes, que por lo general están relacionados con el amor, el dinero o la salud, y después afirman que son los únicos que pueden ayudarles”.

Nygaard, quien no cree en las habilidades psíquicas, afirmó que estos casos no trataban de determinar si una persona realmente tenía habilidades sobrenaturales o no. Aseguró que buscaba promesas falsas y tergiversaciones que pueden enjuiciarse.

“Le reconozco bastante el hecho de ser tan fuerte y valiente para dar a conocer su caso”, dijo Nygaard acerca de la estudiante. “Es muy difícil cuando alguien finge ser tu confidente y después te dejan sin apoyo emocional de un momento a otro”.

De acuerdo con documentos del tribunal, Uwanawich afirmó que ella nació dentro de la “cultura gitana” y que su familia la obligó a ser una vidente y que tenía que contribuir con los gastos de la “familia gitana”. También aseguró que su “esposo gitano” la maltrataba físicamente si no le conseguía dinero mediante las estafas.

Nygaard relató que, después de que Uwanawich confesó, le dijo a la estudiante que deberían escribir un libro juntas, pero la estudiante tenía que pagar 30.000 dólares para escribirlo. Agregó que Uwanawich dijo que, una vez que el libro generara una ganancia de 30 millones de dólares, podría pagarle a la estudiante.

“Yo viajo por todo el país, lidio con estos delitos de confianza y trato de hacer que la policía se los tome en serio”, dijo Nygaard, quien añadió que actualmente investiga otros cuarenta casos. “No juzgues a la víctima. Culpa al estafador”.