Jóvenes y adolescentes se las ingenian ante escasez y alto costo de métodos anticonceptivos

Jóvenes y adolescentes se las ingenian ante escasez y alto costo de métodos anticonceptivos

Foto Alberto Torres – Crónica Uno

 

Bajo el inclemente sol que ha sido costumbre durante el mes de septiembre, Mariany Cordero (nombre ficticio para proteger su identidad) espera sentada en la acera con su madre a que avance la fila de más de 50 mujeres, en su mayoría adolescentes, que aguardan mientras les toca su turno para ser atendidas en Plafam.

Por Alberto Torres / Crónica Uno





Mariany tiene 17 años, está a punto de empezar a cursar quinto año de bachillerato y tiene casi un año de noviazgo con su pareja. Consciente de los riesgos de tener relaciones sexuales a tan corta edad, Mariany acudió a su madre en busca de consejos y apoyo económico para poder comprar las pastillas anticonceptivas.

Escasez y precios alarmantes
Sin embargo, en los últimos meses el bolsillo de Katiuska (madre de Mariany) no ha dado para más. Durante un tiempo, ambas dedicaban horas a recorrer farmacias para conseguir las pastillas y pocas veces lograban su cometido.

Nos costaba mucho conseguirlas. Las pocas veces que pudimos comprarlas en una farmacia, los precios eran elevadísimos. El último blíster que compramos hace como tres semanas nos costó 65.000 bolívares”, dijo la madre.

En su más reciente boletín “Monitoreo del Acceso a la Salud”, la asociación civil Convite reportó que el índice de escasez de anticonceptivos orales en el Área Metropolitana de Caracas (AMC) fue de 73,7 % en el mes de agosto.

Producto de la escasez de anticonceptivos en las farmacias caraqueñas, Katiuska buscó opciones en el mercado negro y encontró que, por cada ciclo, tendrían que desembolsillar tres dólares estadounidenses, equivalente a 63.084,24 bolívares según el tipo de cambio referencial del Banco Central de Venezuela (BCV) del 27 de septiembre.

“En mi casa solo hay tres ingresos: el mío, la jubilación de mi mamá y su pensión. Quizá hoy tenga para pagarlos, pero mañana puede que necesite ese dinero. Tampoco puedo arriesgarme a que mi hija quede embarazada”, dice Katiuska.

 

Índice de escasez de anticonceptivos del mes de agosto, reportado por Convite.

 

Buscando otras opciones

Gracias a una vecina, Katiuska se enteró del trabajo que hace la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam), que distribuye, vende y coloca métodos anticonceptivos a bajo costo en sus cuatro sedes.

Como Mariany y Katiuska, a la sede de Plafam ubicada en Las Acacias acuden decenas de adolescentes y jóvenes todos los días. Nelmary Díaz, especialista en Salud Sexual y Reproductiva de Plafam, asegura que diariamente atienden entre 60 y 100 mujeres.

Además de la venta y colocación de métodos anticonceptivos, Plafam también ofrece servicios médicos como Ginecología, Obstetricia, Ecografía, Psiquiatría, Laboratorio, entre otros. Sin embargo, Díaz asegura que la mayoría de las mujeres que se acerca lo hacen buscando adquirir alguno de los métodos.

La especialista dice que su institución se enfoca en dirigir esas campañas y servicios a la población más vulnerable que es, en este caso, la de los adolescentes.

No es simplemente el hecho de no contar con recursos económicos para adquirir uno de los métodos, sino que buena parte de esa población no tiene una educación sexual adecuada que le permita protegerse y prevenir embarazos no deseados”, afirma Díaz.

Foto Alberto Torres – Crónica Uno

 

Aprendiendo por cuenta propia

Ariadna Requena, estudiante de Medicina de 18 años, coincide con esa afirmación. Aunque asegura que conoce los beneficios y cómo hacer buen uso de los métodos anticonceptivos, señala que se debe a que en su casa se lo enseñaron. “No considero que haya aprendido algo sobre educación sexual en el bachillerato”, dice.

La estudiante dice conocer distintos métodos anticonceptivos como los condones, los aparatos intrauterinos, el dispositivo subdérmico y las inyecciones, así como el coito interrumpido y el método del ritmo (estos últimos dos desaconsejados y que algunos estiman como métodos anticonceptivos «naturales», lo cual no son).

Actualmente está usando solo pastillas y, pese a que es difícil conseguir siempre la misma marca, sí ha podido conseguir los mismos componentes, pero a precios elevados e incluso en dólares.

El alto costo de las pastillas ha impulsado a que algunas jóvenes acudan a centros como Plafam en busca de métodos anticonceptivos más económicos y de más duración.

“Uso DIU (Dispositivo intrauterino) porque funciona por un tiempo prolongado, de tres a cinco años según la marca”, dice Yisleidy Duarte, una de las tantas jóvenes que ha tenido que hacer largas colas para adquirir un método anticonceptivo en Plafam ante la escasez notoria en farmacias y centros de salud.

Foto Alberto Torres – Crónica Uno

 

Población vulnerable

Aunque Nelmary Díaz, especialista de Plafam, señala que en algunos hospitales de Caracas, como el Magallanes de Catia y el Domingo Luciani de El Llanito, están llegando implantes subdérmicos, siguen siendo insuficientes para satisfacer la demanda de jóvenes y adolescentes que buscan prevenir embarazos no deseados.

El doctor José León, médico cirujano del Domingo Luciani, afirmó el martes 24 de septiembre en una entrevista para Circuito Éxitos que en Venezuela residen al menos ocho millones de mujeres en edad reproductiva, y que para que una campaña de prevención pueda ser efectiva tendría que llegar a dos millones de mujeres.

En los últimos años, el Fondo para la Población de las Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés) ha trabajado en conjunto con el Gobierno, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la sociedad civil para dotar diferentes centros de salud primaria con insumos de salud sexual y reproductiva.

Unfpa estima que en el país hay 80 % de escasez de métodos anticonceptivos y, para paliar tal estadística, ha distribuido más de 10 millones de preservativos, 75.000 dispositivos intrauterinos y 545.000 dosis de métodos anticonceptivos.

Programas gubernamentales son insuficientes
El doctor León aplaude tal iniciativa, pero considera que el impacto es bajo pues no llega al grueso de la población. Nelmary Díaz, por su parte, señala que pese a que Plafam realiza campañas y entrega métodos de forma gratuita en zonas rurales cercanas a Caracas, las cantidades son insuficientes para satisfacer la demanda.

Puso como ejemplo un caso que constataron en una campaña hecha en Higuerote, donde una mujer de tan solo 35 años de edad había tenido 11 embarazos. “Ya esto es un problema de salud pública. Esas campañas tienen que masificarse o de lo contrario se agravará más la situación”, dijo la especialista.

A principios de agosto, el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) informó que el programa Ruta Materna y Planificación Familiar ideado por el gobierno de Nicolás Maduro ha atendido, desde abril, a 565 mujeres por colocación de DIU y 900 por implantes subdérmicos.

La campaña se ha llevado a cabo en diferentes hospitales y maternidades del país. Ana Gabriela Sánchez, estudiante de 22 años, logró ser beneficiada por uno de los planes estadales por intermedio de su hermana, que trabaja en una alcaldía capitalina. «Me ponen las inyecciones trimestralmente y me las aseguran por un año», dice la joven, quien recibe dichas dosis en una maternidad del centro de Caracas.

Sin embargo, jóvenes consultadas en las afueras de la Maternidad Concepción Palacios aseguraron que el proceso para optar a un método anticonceptivo tarda, asimismo, depende de la disponibilidad que tenga el recinto y qué tantas personas «con contactos» acudan a las jornadas.