El Litoral Central desde las alturas: La aventura de volar en parapente (Fotos)

El Litoral Central desde las alturas: La aventura de volar en parapente (Fotos)

Foto: Instagram @parapente_laguaira

 

 

No cabe duda que el venezolano pasa por algunas situaciones intensas -quizás extremas- en su cotidianidad, y muchas veces, tratamos de idear un plan para despejar la mente y tener una experiencia de disfrute que puedas compartir con los tuyos sin necesidad de llegar a temas que saquen a relucir cierta amargura o desesperanza, y recientemente una actividad se ha vuelto popular y ha repuntado entre quienes visitan el Litoral Central: Volar en parapente.





Por: Luis Eduardo Martínez | lapatilla.com

Pensarás: ‘¿volar en parapente?, ¡ni loco!, mucho riesgo’; pero la verdad es que cuando vivas la experiencia, poco te importará cómo llegaste allí. Y con este tópico doy punto de partida a la historia.

Tomar la decisión de aventurarme en esta actividad no fue sencillo, aún cuando has visto videos y has considerado todos los pro de ella, luego sin tanto pensarlo tomé un bolso y me embarqué hacia La Guaira, específicamente a Playa Los Cocos en Caribe donde me recibió Jennifer, una dulce chica de la Colonia Tovar, quien junto a su pareja Luis se dedican a llevar a las alturas con @parapente_laguaira a decenas de personas cada fin de semana para darles una perspectiva alucinante de las magníficas costas venezolanas.

 

A pesar de algunos nervios, me embarqué en la ruta hacia la montaña junto a Luis para realizar el tan esperado despegue. En el camino, me explicaba que llevaba 16 años realizando vuelos sin alguna novedad, aunque con algunas anécdotas curiosas sobre la actitud de algunas personas antes, durante y después de los vuelos.

 

Una vez en la montaña, llegada la hora del despegue, me colocaron un morral con sus respectivos arnés y cinturones de seguridad, Luis quien marcharía junto a mi, ya que era quien llevaría el control del parapente, solo me dio una instrucción: A correr. No fue necesario dar muchos pasos, una vez desplegada el ala del parapente, mi cuerpo se suspendió en el aire y comenzó el trayecto.

 

No basta decir que la sensación fue indescriptible, tienes que estar allí, tener a tus pies toda una ciudad, el mar y estar tan cerca del cielo con el corazón latiendo frenéticamente es delirante. Sentirte arropado por el viento mientras tratas de captar milímetro de esa bella costa venezolana que tanto nos esforzamos por llevarla tatuada en la sangre cuando marchamos al exterior. El clima estuvo envidiable, las nubes se posaban cual alfombra de gala preparada para recibir a sus célebres invitados.

 

No sientes que hay brusquedad al volar en parapente, más bien el vuelo se torna suave y placentero, la destreza del piloto se complementa en justa medida con la fuerza del viento, y para aquellos que piensan que tal vez el aterrizaje sea lo más difícil, he de decir que eso está muy alejado de la realidad. Solo cuando estás a pocos centímetros de alcanzar el suelo, Luis te instruye a ponerte de pie para frenar el recorrido.

 

El viaje en sí, duró 10 minutos, tal vez más, tal vez menos, y de nuevo el equipo de @parapente_laguaira se encargó de darme un servicio de altura (si cabe el juego de palabras) al filmar y fotografiar toda mi aventura en el aire.

 

Y como era de esperar, cada recorrido tiene su desenlace, pero te aseguro que una vez que toques tierra, todos los nervios se habrán ido, y querrás aventurarte una vez más en esta fantástica travesía. No es fácil tomar esta decisión, pero no lo pienses tanto, si buscas un plan para salir de la rutina, esta es una muy buena opción.