La ciencia explicó por qué algunas personas pueden ver fantasmas

La ciencia explicó por qué algunas personas pueden ver fantasmas

La ciencia explicó por qué algunas personas pueden ver fantasmas. | Foto: Soy Carmín

 

Con la época del Día de Muertos, Día de Brujas y Halloween, aflora en muchos de nosotros la curiosidad por el mundo del más allá, pero no es solo nuestra imaginación, esas presencias podrían ser reales. ¿Por qué algunas personas ven fantasmas? La ciencia lo explica.

Por Soy Carmín





Ya sea que te hayan contado o tú misma hayas experimentado el fenómeno de un fantasma, con tantas persona compartiendo su experiencia, era imposible que la ciencia no se diera a la tarea de intentar comprender y explicar el suceso.

Frank T. McAndrew, psicólogo, explica el tema al Psychology Today con estudios recientes. Hay varios factores que pueden intervenir en el fenómeno de los fantasmas y las apariciones, así que analicemos los detalles a fondo.

La presencia percibida

Esta primera instancia, explica Frank T. McAndrew, consiste en lo que sientes individuos que han sido aislados en ambientes raros o extremos donde intervienen altos niveles de estrés. Así, estas personas hablan de que han sentido que alguien más les acompaña para lidiar con una situación difícil.

Lo vívido de la experiencia puede ir desde un pequeño presentimiento de que alguien nos observa, hasta el punto de percibir a ese “acompañante”. La entidad puede ser considerada un dios, un espíritu, un ancestro o alguien que la persona conoce.

Por lo general este fenómeno de los fantasmas o apariciones se da en lugares con poca variación física y estimulación social, las bajas temperaturas también suelen jugar un papel importante.

La posible explicación para este fenómeno contempla el movimiento de las cosas en el entorno, sensaciones alteradas y estados de conciencia provocados por los cambios en la química cerebral detonados por el estrés, la falta de oxígeno, la estimulación monótona e incluso un efecto hormonal.

Sobre el tema, un estudio realizado por Olaf Blanke ha demostrado que precisamente al estimular ciertas áreas del cerebro, la persona puede sentir “la presencia” de alguien más o una aparición fantasmal.

Por otra parte, Peter Suedfeld, psicólogo ambiental, cree que los cambios congnitivos son claves en el fenómeno. Él sugiere que que normalmente pasamos la mayor parte del tiempo atendiendo y procesando estímulos externos.

Pero, según Suedfeld, cuando nos exponemos a lo que no conocemos o nada cambia en lo que nos rodea, nos enfocamos en nuestro interior y al no tener práctica en ello, surgen los fenómenos de que “alguien” nos acompaña.

Los mecanismos de detección y defensa

Psicólogos enfocados en la evolución humana aseguran que los seres humanos contamos con mecanismos de detección y defensa, que estos han surgido para protegernos de enemigos y depredadores.

Por ejemplo, cuando caminamos por una calle oscura y escuchamos algo, respondemos de inmediato y con mucha atención, nos comportamos como que hay algo ahí listo para dañarnos, pero puede ser un gato, un poco de viento o algo parecido. Si no reaccionamos y algo sí nos pasa, las consecuencias pueden ser graves.

Kirsten Barnes y Nicholas Gibson realizaron un estudio donde exploraron las diferencias de quienes habían tenido experiencias paranormales y quienes no las habían experimentado. Confirmaron que quienes sí lo hicieron, se encontraban en lugares ambiguos o amenazantes, también que esos individuos tenían un mejor sentido de empatía y experiencias subjetivas.

Entonces, ¿cuándo o cómo percibimos otras presencias?

Aunque la mayoría de las personas que han hablado de este tipo de presencias, las han experimentado en ambientes raros o peligrosos, no es descabellado pensar que pueden darse en ambientes mucho más cotidianos.

Por ejemplo, quien perdió a un ser querido, una persona con quien se desconectaba de todo y casi nunca salía de casa, la soledad y el aislamiento sumado a los grandes niveles de estrés pueden detonar esa visita del fallecido en su mente.

Diversos estudios apuntan a que el 50% de las personas viudas en Estados Unidos han experimentado alucinaciones con la pareja fallecida, esta aparente comunicación después de la muerte es un mecanismo saludable de lidiar con la situación y el duelo.

Otro motivo puede ser la religión, pues algunas de estas experiencias se han dado después de largos periodos de oración, reflexión y meditación. Si analizamos la historia, personales como Moisés, Jesús y Mahoma experimentaron este tipo de presencias después de vagar por el desierto, ayunos prolongados, estimulación del cuerpo con dolor y fatiga.

También está el caso de ciertas culturas donde hay rituales muy precisos para pasar de la adolescencia a la adultez y que llevan a la persona por una serie de exposición a ambientes extraños, amenazantes e incluso retos físicos, lo que puede detonar alucinaciones.

En realidad, afirma Frank T. McAndrew, solo pueden darse tres posibilidades en este tipo de asuntos sobrenaturales:

– El evento realmente ocurrió como la persona lo relató.

– La persona cree que vivió la experiencia pero no fue así.

– La persona inventó la historia por alguna razón.

Lo mejor que podemos hacer es evaluar la posibilidad de cada escenario y creer el que sea más viable.