Oleg Sokolov, de 63 años de edad, es un reconocido historiador ruso especializado en Francia, y en Napoleón concretamente. Además de escribir numerosos libros y cooperar en la recreación de bailes de época y batallas, actividades que arrastran a muchos aficionados en Rusia, es muy conocido por la élite política del país. Fue además condecorado en Francia con la Legión de Honor.
Por abc.es
El sábado fue encontrado completamente borracho por un taxista a punto de morir ahogado en el canal Móika de San Petersburgo, el más céntrico. Cerca de allí fue asesinado brutalmente en 1916 el clérigo Grigori Rasputin, que ejerció una enorme influencia sobre la familia imperial rusa.
Junto a Sokolov, flotando en el agua, fue hallada una mochila y, en su interior, las extremidades superiores de una mujer y una pistola. El académico, que imparte cursos en el Instituto de Historia de la Universidad Estatal de San Petersburgo, tuvo que ser rescatado por los servicios de emergencia y hospitalizado de inmediato a causa de la hipotermia que sufrió por la baja temperatura del agua. Sus primeras palabras fueron que aquellos restos humanos nada tenían que ver con él.
Mientras recibía cuidados en el hospital y como consecuencia del macabro hallazgo de su mochila, investigadores del Comité de Instrucción de Rusia (SK) se trasladaron a su domicilio, situado muy cerca del lugar en donde cayó al canal, y se encontraron allí la cabeza seccionada de Anastasía Eshenko, de 24 años, una antigua alumna del historiador y, según se comentaba en las aulas, su compañera sentimental con la que convivía o convivió.
Encontraron otros fragmentos de su cuerpo, pero no en su totalidad. Así que estaba claro que Sokolov ya había tenido tiempo de deshacerse de algunos restos. En su piso estaba además la sierra ensangrentada que sirvió para el descuartizamiento, un hacha, cuchillos, objetos punzantes, la escopeta de cañones recortados con la que perpetró el homicidio y abundante munición.
Según la prensa rusa, Eshenko fue asesinada el día 7 de noviembre a balazos y descuartizada con una sierra que el profesor acababa de comprar. Pero él lo negaba todo desde el hospital. Hasta que, ayer domingo, por fin confesó su crimen. Dijo que la mató con la escopeta durante una discusión a cuenta de las dos hijas del historiador y planeaba arrojar sus restos mortales al Móika y luego suicidarse vestido de Napoleón.
No dio más detalles apelando a su «derecho constitucional» a no declarar contra sí mismo. Ayer fue interrogado por el Comité de Instrucción y hoy lunes un juez determinará si le interna en prisión preventiva, lo más probable, o en arresto domiciliario. Sokolov deberá además someterse a un examen psiquiátrico.
La víctima estaba considerada una estudiante brillante que se graduó en 2016 con notas muy altas en el Instituto de Historia de la Universidad de San Petersburgo, teniendo a su asesino como director de tesis. Juntos escribieron dos libros sobre Napoleón y participaron en un gran baile en el que él encarnó a Napoleón Bonaparte y ella a su primera esposa, Josefina de Beauharnais. Eshenko daba actualmente clases de historia de Francia.