La severa crisis de carácter política, social, pero principalmente económica que atraviesa Venezuela desde el año 2014, con una hiperinflación sin precedentes, altos índices de escasez de alimentos y medicamentos, la vertiginosa pauperización de las condiciones de vida, la pérdida de beneficios laborales, la pulverización de los salarios de la clase trabajadora, la desaparición de la capacidad de consumo de la población, el incremento en el número de personas subalimentadas, así como, el progresivo colapso de los servicios públicos como salud, electricidad, agua potable, gas, transporte público y telecomunicaciones; han creado las condiciones para la masiva migración de la población en los últimos años.
Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la cantidad de refugiados y migrantes de Venezuela ha alcanzado los 4.626.968 millones al 5 de noviembre de 2019, convirtiéndose en uno de los grupos de poblaciones desplazadas más grandes del mundo en la actualidad. De la totalidad de estos migrantes, 1.488.373 se encuentran en territorio colombiano al 30 de septiembre de 2019 según cifras oficiales de Migración Colombia publicadas en el informe “Así ha sido la evolución de la crisis migratoria venezolana”; destacando como las regiones con más migrantes Bogotá (24%), Norte de Santander (10,8%), Antioquia (9,4%), Atlántico (9,1%) y la Guajira (8,3%).
En el caso específico de las mujeres, si bien estos procesos migratorios representan sin lugar a dudas una mejora en sus condiciones y calidad de vida, así como, el paliativo de la precarización y sufrimiento de familiares y dependientes en el país de origen; también es cierto que estos procesos migratorios pueden profundizar las condiciones de vulnerabilidad y riesgo de las mujeres venezolanas, quienes se encuentran expuestas a múltiples formas de desigualdad, discriminación y violencia por el hecho de ser mujeres, por su clase social y por su condición de migrantes. Desde el momento que las mujeres venezolanas inician el recorrido desde sus hogares de origen hasta los lugares de destino se enfrentan a la desprotección y a múltiples formas de violencia y desigualdad por razones de género; entre estos es posible mencionar: prejuicios, estereotipos, acoso, violencia sexual, captación por parte de redes de trata con fines de explotación sexual y feminicidio.
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