Enrique Viloria Vera: Los sentidos, otro exterminio del Socialismo del Siglo XXI

Enrique Viloria Vera: Los sentidos, otro exterminio del Socialismo del Siglo XXI

nuestras sociedades están casi completamente apuntadas a hipnotizar los sentidos de vista, sonido, gusto, tacto y olfato. La gente es tanto más fácil de engañar y controlar cuando ellos son separados de fuentes más altas de información, intuición e inspiración.

David Icke 

 





Los sanguinarios y hablachentos dirigentes de ese devastador esperpento político – económico llamado Socialismo del siglo XXI, en su interminable capacidad para destruir, conculcar, eliminar, vulnerar, exterminar, todo lo que signifique paz y felicidad para los sufridos súbditos bolivarianos, en dos largas y monstruosas décadas de machacamiento y pulverización deliberada se cargaron también los sentidos más genuinos del ser humano.

Otro récord para Aunque Ud. No lo crea y la Historia Universal de la Ignominia, lo constituye la destrucción progresiva, pero exitosa de la sensorialidad del venezolano Hecho en Socialismo. En efecto, todos, ex – ricos, clase media y crecientes pobres, menesterosos mendigos viviendo al filo de la navaja, ya no experimentan sensación sensorial alguna, veamos: 

El olfato: Ese maravilloso sentido que permite detectar y procesar los olores, quedó en el olvido; privado de los finos y olorosos perfumes, del talco, del jabón de olor, del aroma de los puros, del vino, del escocés, del ron, de la aromática cerveza; el sufriente venezolano no quiere acostumbrase a la fetidez socialista que desprenden la basura sin recoger, los perros, gatos y ratas pudriéndose a pleno sol y a la vista de todos, y sobre todo la que emiten los corruptos organismos públicos.

El gusto: Permite identificar los sabores en los alimentos; recordemos que los primarios son: dulce, salado, ácido y amargo. Los siempre hambrientos y mal nutridos venezolanos, sin alimentos que comprar para degustar, sufren de hipogeusia; sólo conocen la acidez y el dolor estomacal producto del hambre bolivariana y la amargura de vivir pendientes de los residuos de comida que contienen los vertedores, los pipotes, los camiones de la basura socialista.

La vista: Es la capacidad de interpretar el entorno gracias a los rayos de luz que alcanzan el ojo. El venezolano Hecho en socialismo, no quiere ver el desastre institucionalizado, los escombros de su país, los despojos por doquier, producto de la desidia, de la ineficiencia de un régimen revolucionario empeñado en hacer de Venezuela una nación tan mísera como la ruinosa isla caribeña de su inspiración. Mucho menos desea soportar el verdaderamente triste espectáculo de contemplar al Robusto Guasón bailando – atropelladamente -, salsa brava o son cubano con Cilita la Bonita, a fin de continuar siendo – para vergüenza ajena -, el hazmerreír del mundo entero.

El oído: Es el órgano corporal que sirve para oír. En la Venezuela Bolivariana el ciudadano de a pie, el pueblo llano, el hombre y la mujer del común, no quiere escuchar más las sandeces, las mandangas, las tonterías, las gansadas, las insensateces, que en cadena nacional y a todo insulto despepita la cúpula socialista.

El tacto: Es el más complejo de los sentidos por todas sus ramificaciones, los súbditos bolivarianos sí desean, anhelan, ambicionan, quieren a toda costa: libertad, justicia, alimentos y medicinas, salud, en fin, bienestar y felicidad …a manos llenas.

Emulando al difunto Roberto Fontanarrosa, humorista y escritor argentino, el sufrido y machacado venezolano del siglo XXI, dolorosamente constata que:

El único sentido que me queda es el sentido pésame.