Gabriela Calderón de Burgos: En Ecuador hay que reestructurar la deuda con China

Gabriela Calderón de Burgos: En Ecuador hay que reestructurar la deuda con China

El gobierno pide que “paguen los que más tienen” porque nos encontramos ante la disyuntiva de aumentar impuestos o endeudarnos más. Para empezar, esa es una falsa disyuntiva dado que incluso si llegasen a recaudar los $500 millones que estiman obtener producto de la nueva alza de impuestos, eso solo cubriría entre un 5% y un 6,4% de las necesidades de financiamiento que se estima tiene el gobierno para el año 2020 ($7.695 millones si se materializan los ingresos de $2.000 millones por concesión o venta de activos estatales o $9.695 millones si no, cosa que es probable dado que este año no se materializaron los ingresos de $1.000 millones por mismo concepto). Mientras tanto, pocos hablan de reestructurar la deuda, particularmente aquella con el principal acreedor individual, China.

Ahora estamos asomados al precipicio de 2020-2023, años en que según estimaciones de la Fundación Ecuador Libre, el servicio de la deuda consumirá el 40,8% de los ingresos del estado. Solamente en 2020, el servicio de la deuda ($7.701 millones) consumirá un 34% de los ingresos. Es inviable un estado que destina cerca de la mitad de lo que le ingresa a cumplir con su deuda.

El gobierno podría evitar hacer más daño aumentando los impuestos, reestructurando la deuda con China y otros acreedores. Un estudio reciente del Kiel Institute for the World Economy, concluye que “alrededor de la mitad de los préstamos de China en el extranjero a países en vías en desarrollo están ‘escondidos’”. Destacan que a gobiernos de países de ingresos bajos China suele prestar a tasas de mercado y respaldando los préstamos con petróleo.





El estudio agrega que “En promedio, para el top 50 de los que recibieron los préstamos directos de China, la deuda ha llegado a constituir más de 16% del PIB en 2017”. Ecuador se encuentra entre este top 50, y dentro de América Latina es el país más endeudado.

Adicionalmente, el estudio indica que desde el 2000 China ha participado en al menos 140 reestructuraciones y condonaciones de deuda con gobiernos y entidades públicas de países en vías de desarrollo y aquellos considerados mercados emergentes.

Para nosotros es relevante la reestructuración que logró la República del Congo a mediados de este año. El acuerdo de la reestructuración de la deuda de Congo con China comprendía que Congo cancelaría un tercio del stock de la deuda a lo largo de tres años y obtendría una extensión de 15 años para pagar los 2/3 restantes, a una tasa de interés promedio de 1,75%, todo lo cual reducía el servicio de la deuda con China a la mitad.  Un acuerdo similar en el caso de Ecuador, que incluya la liberación del petróleo empeñado a China, cerraría la brecha de financiamiento igual o más que el aumento de impuestos, transparentaría la comercialización de petróleo y lo haría sin desalentar más el crecimiento económico.

Una reestructuración de la deuda proveería un alivio importante e inmediato, aunque todavía quedarían pendientes las reformas estructurales que devuelvan el gasto público a niveles sostenibles. Normalmente, la iniciativa para reestructurar no viene del acreedor, sino del deudor. ¿Por qué no lo ha hecho el gobierno?


Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 29 de noviembre de 2019.