Cristian Silva Potellá: Cumaná, una pequeña muestra de Venezuela

Cristian Silva Potellá: Cumaná, una pequeña muestra de Venezuela

 

El pasado 27 de noviembre cumplió 504 años mi ciudad de Cumaná. ¡Ay Cumaná! Quién te viera, y por tus calles paseara, y a San Francisco yo fuera a misa de madrugada.





Dícese así, cantaba un coterráneo en pleno fragor de lucha en la Batalla de Ayacucho en el Alto Perú. Quería y amaba su tierra, no como algunos hermanos quienes han equivocado el camino y en 21 años solo han sembrado vacío y desesperanza.

Hoy nuestra Cumaná sufre por: Agua. A media noche todo el mundo se levanta para recoger y llenar envases, aun estando en plena capacidad de abastecimiento la Represa de El Turimiquire. Lo cual indica no existen razones técnicas para la escasez y racionamiento del líquido. Todo es intencionado y calculado para producir desespero en la población.

Luz. Se está haciendo costumbre vivir en la oscuridad a pesar de haberse gastado (y robado) millones de dólares en la construcción de las plantas termoeléctricas de Güiria y Cumaná. Nunca operativas hasta la fecha.

Gas. Ahora la moda es cocinar con leña. Desde cuando eliminaron las empresas privadas de gas, comenzó el mal servicio y la escasez.

Telefonía e internet. Todo el adelanto en materia comunicacional se desplomó con la llegada del Socialismo.

Aguas negras. Cumaná vive flotando en un mar de aguas putrefactas e infectadas. La asquerosidad se adueñó del Mercado Municipal, calles, urbanizaciones, barrios, escuelas como la República de Argentina y hasta del Hospital Central y otros centros de salud. Se necesita reparar plantas de tratamiento de aguas servidas, red de tuberías y estaciones de bombeo.

Basura. Las montañas de desperdicios se encuentran en todas las calles, avenidas, barrios, museos, hospitales, mercados. En todas partes menos en el vertedero por cuanto no hay camiones de recolección. Los dañaron, los destruyeron, no les hicieron mantenimiento. Mientras las moscas, gusanos, plagas, ratas y otras alimañas enferman y traumatizan a los cumaneses.

Transporte público interno y extraurbano. Cumaná se convirtió en una réplica de “las guaguas cubanas”. Camiones de carga, volteos, camionetas y hasta tractores con remolques transportan a los cumaneses a sus lugares de estudio y trabajo. Nunca se vio tanta degradación y humillación pública.

Escasez de dinero en efectivo. El efectivo es otra mercancía difícil de obtener como las demás. Dificulta y obstaculiza las operaciones comerciales.

Seguridad pública. Se desconoce quiénes perjudican más a los ciudadanos. Si son los bachaqueros, delincuentes, ladrones, matones, colectivos o “dignos representantes del orden público con pistola y uniforme”. Matraqueros y consentidores del desorden.

Salud. Altos costos de las medicinas, falta de equipos e insumos en los hospitales, de médicos y enfermeras, producto de la diáspora; sin embargo prevalece la mística, ética, solidaridad, comprensión y una mano amiga para los enfermos adultos, niños y ancianos por parte de los galenos que permanecen en el país.

En resumen, Cumaná y el estado Sucre, no es diferente al desastre en el que se encuentra toda Venezuela, luego de 21 años de “revolución”, de ese “Socialismo del siglo XXI”, producto de un gobierno perverso y malo.