Luis Alberto Buttó: Por un verdadero nuevo año

Luis Alberto Buttó: Por un verdadero nuevo año

 

En pocas horas, lo procedente para los habitantes de este país, amén de desearnos feliz año, debería ser anhelar que tengamos, de nuevo, un año de verdad; es decir, donde el tiempo sirva efectivamente para volver a andar y despegar en la ruta de aquello que es necesario construir, de una buena vez y para siempre. Puede parecer un desvarío plantear las cosas de esta manera ciertamente confusa, pero no se me ocurre mejor forma de expresarlo. El punto está en que en esta parte del mundo, hace ya bastante, las agujas del reloj se detuvieron en el oprobio y el infortunio y, en consecuencia, nos mantenemos sumidos en la oscuridad absoluta, anclados, desgraciadamente, en todo lo peor de las insuficiencias históricas que, hasta ahora, no hemos podido o no hemos sabido superar como sociedad; el predominio de los mandones, por ejemplo. Por ello, la tarea no es sólo brindar en augurio de mejores circunstancias, más allá de cuán válido y justo sea hacerlo. La tarea es trabajar para que este año que en horas llegará sea completamente distinto, en el sentido de que el maltrato no continúe siendo la realidad cotidiana de nuestro pueblo.





Abracémonos y comprometámonos a hacer lo conducente para que el poder no nos siga ofendiendo desde su jactancia inmoral y su desprecio por el gentilicio. Si por desánimo, cansancio, confusión, conformismo y suma de expectativas hasta ahora no satisfechas abandonamos ese compromiso, seguiremos teniendo gobernantes que se burlen del dolor de aquellos que vieron desmembrarse su familia como efecto de la diáspora al pretender denigrar a los compatriotas que en otras latitudes se ganan la vida lavando excusados, verbigracia. Obviamente, la ofensa no es sólo para los que han traspasado las fronteras sino también para los que aquí permanecen y desempeñan trabajos similares. Queda clara la repulsa infinita del poder despótico por el trabajo digno. Queda claro su menosprecio por quien prefiere ensuciar sus manos y no su conciencia para levantar con honra a su familia. El socialismo no sólo es una estafa para el trabajador: es también el vilipendio que éste debe sufrir cuando se manifiesta la hipocresía de quien arteramente se proclama su benefactor.

Abracémonos y comprometámonos a hacer lo conducente para construir una sociedad donde el escrutinio ciudadano sea la fórmula imperecedera para que el poder deje de caracterizarse por la maledicencia, la crueldad, la retrechería, la indolencia, la falta de misericordia para con aquellos que sufren. No hay pueblo que se merezca tal vejación, salvo que baje temeroso la mirada y acepte la imposición de quienes jamás han querido gobernarle sino someterle. Abracémonos y comprometámonos a hacer lo conducente para que emerja un país donde la respuesta a las necesidades de la gente no sea la dádiva atada a la humillación y al chantaje de agradecer la miseria que pretende esconder a los verdaderos responsables de la penuria. Abracémonos y comprometámonos a hacer lo conducente para que la ignorancia desvergonzada, la improvisación campante y las consignas desgastadas no sean las líneas directrices de las políticas públicas.

Abracémonos y comprometámonos a hacer lo conducente para que la inteligencia sea la norma que prevalezca y la decisión no esté más en la fuerza que avasalla. Abracémonos y comprometámonos a asumir que los deseos y la esperanza son necesarios para arrimar en dirección al cambio que se requiere, pero más lo son la combinación de acción y pensamiento, la disciplina, la constancia y la organización. No hay otra salida: todos juntos hacia el progreso o de lo contrario todos juntos nos seguiremos hundiendo en el despeñadero. Más que desear feliz año, vamos a trabajar por un año, y muchos más, en libertad.

¡Que el nuevo año nos encuentre donde por fin debemos estar! ¡Mi abrazo y mi respeto para ustedes!

 

@luisbutto3