Domingo Alberto Rangel: ¿Y dónde está la CIA?

Domingo Alberto Rangel: ¿Y dónde está la CIA?

 

Pertenezco a una generación crecida con la imagen de unos seres superdotados, omnipotentes, capaces de mimetizarse hasta en la China a pesar de que se les suponía altos, blancos y catires: Eran los agentes de la central de inteligencia estadounidense.





Por supuesto que en el universo del espionaje tan caro a la Guerra Fría… también los comunistas soviéticos estaban presentes… pero… en nuestra imaginación esos personajes se nos antojaban merced a la propaganda… chuscos… mal vestidos… y siempre urdiendo absurdos planes… como aquel zorro que en los comics sueña almorzar al corre caminos.

Los espías yanquis a pesar de que la propaganda los presentaba como especialistas en todo lo que se proponían… nunca tuvieron nombre o rostro… eran súper héroes raros… figuras vaporosas que de noche ingresaba a bares de mala muerte… por la puerta trasera… recibían alguna información… eliminaban a quien les estorbaba… y desaparecían sin dejar otro rastro que sus trajes siempre grises… acompañado de corbata negra.

Los Estados Unidos desde su nacimiento fue una sociedad donde el trabajo bien hecho se valora… y lo que entre nosotros llamamos “pantalla” es como la grasa que en las carnicerías algunos clientes exigen sea cortada de sus solomos: ¡Sobra!

Eso cambió hace mucho tiempo cuando los británicos, un imperio que se niega a aceptar las nuevas realidades, lanzaron al mundo un nuevo modelo de espía: James Bond, el agente 007, que pronto le aspiró los seguidores, no muchos, que tenía el viejo y leal empleado yanqui contratado por la CIA.

Sin embargo y a pesar de lo fachoso, elegante y siempre a la moda que fuese el agente 007… en el imaginario colectivo siguió reinando la CIA y sus muchachos… como seres de pocas pero precisas palabras que podían cortar con una dato estratégico… cualquier razonamiento o discusión donde participaban.

No servían para desbancar el Casino de Monte Carlo, cenar en los mejores restaurantes o lanzarse en paracaídas desde la estación espacial… si fuese preciso… pero en materia de información… se suponía que nadie les podía ganar.

Larga introducción… pero necesaria.

Todo viene a caso por culpa de unos amigos franceses que huyendo de los Chalecos Amarillos… arribaron a Caracas este diciembre del peor año en nuestra historia.

El que dejaran la Ciudad Luz para venir a este trópico nuestro tiene sin embargo bemoles: Ella nació entre nosotros… el no… es galo de pura cepa… ambos leales chavistas.

No obstante su militancia anarco izquierdista con sus ahorros la pareja hace años compró un buen apartamento en Margarita donde venían a menudo a pasar los diciembres hasta que en nuestro país comenzaron a faltar los alimentos más básicos… la luz y el agua.

Desde que arreciaron las guarimbas no nos visitaban… sin embargo pudieron más los incendios de automóviles que es el deporte favorito de los Chalecos Amarillos en Francia… desde más de un año… que las advertencias hechas en París por amistades… unas que trabajan en la embajada nuestra… otras… trabajadores locales en la legación Estadounidense.

Unos les decían que en París se vive mejor… los otros les enseñaron un “briefing” interno… supuestamente originado en la CIA… donde desaconsejaban por múltiples motivos viajar a Venezuela.

Pero como expliqué una cosa es apoyar de boca para afuera los los Chalecos Amarillos… y otra tener que esconder el carro –modesto dicen- para que sus héroes actuales no lo quemen. En síntesis… en estos días los recibimos en el aeropuerto.

Tenía cinco años sin verlos aunque a menudo conversamos que para algo es el Whattsap… sin embargo los vi “cambiados”.

En el estacionamiento dirigían la vista a todos lados… como si los ojos estuvieran cosidos a un molinete.

la acondicionado en buen estado… subieron vidrios y seguros. Los vi asustados por lo que les propuse conversar al dìa siguiente y dar una vuelta por Caracas… promesa que cumplí.

Les expliqué la parte estadística que es el mejor seguro anti estrés porque realmente la posibilidad de verse involucrado en un asesinato… como testigo o vìctima… es remota… pero más convence un razonamiento si después se contrasta con la realidad.

Durante una semana paseamos por toda la ciudad… desde Catia hasta Petare… desde El Hatillo… hasta La Pastora.

En el tour almorzamos en una taguarita de Pro Patria… cerca de…