Exsacerdote juzgado en Francia confiesa que abusaba de “cuatro a cinco niños” por semana

Exsacerdote juzgado en Francia confiesa que abusaba de “cuatro a cinco niños” por semana

Bernard Preynat, un ex sacerdote acusado de agresiones sexuales, espera el comienzo de su juicio, el 13 de enero de 2020, en el juzgado de Lyon, en el sureste de Francia. (Foto por PHILIPPE DESMAZES / AFP)

 

En una confesión que dejó helado al tribunal, un exsacerdote francés juzgado en Lyon (centro-este) por pederastia reconoció este martes que durante dos décadas abusó de “cuatro a cinco niños” cada semana, un escándalo que fue ocultado por la Iglesia.

“En la época, a mi entender no cometía agresiones sexuales sino que eran caricias, cariños. Estaba equivocado. Son las acusaciones de las víctimas las que me lo han hecho comprender”, explicó Bernard Preynat, hoy de 74 años, acusado de haber cometido esos actos entre 1971 y 1991, cuando era capellán de los “boy-scouts” en Sainte-Foy-Lès-Lyon, una localidad cercana a Lyon.





Los niños tenían en la época entre 7 y 15 años. Durante todos esos años, el padre Preynat era admirado por los padres de la diócesis, que le confiaban sus hijos sin hacer preguntas, para excursiones dentro y fuera de Francia.

Pero, en 2015 algunos ex “scouts” rompieron el silencio y acusaron ante la justicia a Preynat de tocamientos, besos en la boca y caricias recíprocas de tipo sexual a las que se vieron forzados.

Estos actos habían sido ocultados por la Iglesia católica de Francia, lo que provocó la condena del cardenal Philippe Barbarin en marzo de 2019 a seis meses de prisión condicional.

Barbarin fue condenado por no haber informado a la justicia de los hechos y por haber mantenido al sacerdote en la diócesis hasta 2015, pese a que Preynat ya había confesado sus actos ante sus superiores en 1991.

Barbarin –cuya dimisión fue rechazada por el papa– ha recurrido esta sentencia.

– Estado seglar –

Bernard Preynat, que fue reducido al estado seglar durante el juicio canónico al que fue sometido durante el pasado verano boreal, puede ahora ser condenado a una pena de hasta 10 años de prisión.

De pie y rígido en el estrado, Preynat desgranó con voz algo quebrada sus recuerdos.

“Yo sabía que estos gestos estaban prohibidos, que eran caricias que nunca debería haber hecho. Eran a escondidas”, admitió. “Y sí, es verdad, me aportaban placer sexual”, añadió.

Eran “cuatro o cinco niños cada semana”, dijo el excura. “Eso significa casi un niño cada día”, acotó la magistrada que preside las audiencias.

Preynat expresó el lunes su arrepentimiento ante el tribunal, se declaró “culpable” del dolor causado a las víctimas y expresó el deseo de que “este juicio se celebre lo más rápido posible, pues el proceso se inició hace ya cinco años”.

La investigación reveló que este sacerdote había cometido sus primeras agresiones a los 17 años, cuando era monitor en colonias de vacaciones, en el año 1962.

El acusado afirma que fue sometido a terapia y cesó de cometer sus abusos sexuales a partir de 1991.

François Devaux, una de las víctimas de Preynat y cofundador de las asociación La Palabra Liberada, atestiguó.

“Lo que estoy viviendo aquí, en el proceso, es lo más duro que he vivido desde el principio del caso”, añadió.

Devaux explicó luego el “infierno” que hizo vivir a sus padres, la “violencia” que lo inundaba, su adolescencia “muy difícil, muy complicada”.

Intentó suicidarse. “Antes, me parece, yo era un niño lleno de luz. Después de esto, viví una vida muy sombría (…) y flirteé con cosas muy peligrosas”, destacó.

Al haber confesado sus actos, Preynat será sin lugar a dudas condenado. Su abogado, Frédéric Doyez, criticó la demora en llevar a cabo el juicio.

“Son hechos que debieron ser juzgados hace 30 años, vamos a saber por qué no se llamó a la puerta de un tribunal en lugar de llamar a la puerta de un obispado. Vamos a saber por qué en la época se consideró normal que no hubiera una respuesta penal”, declaró a la AFP.

El letrado lamentó asimismo que el proceso Preynat no se haya producido al mismo tiempo que el del cardenal Barbarin. AFP