Luis Barragán: Suspenso universitario

Luis Barragán @LuisBarraganJ

Consabido, la universidad venezolana atraviesa una situación que se hará – cada vez más – dramática y ciertamente peligrosa. Simplemente, es incompatible con toda dictadura.

La Fracción Parlamentaria 16 de Julio advirtió con suficiente antelación el problema, procurando respuestas desde la propia Asamblea Nacional. La relación de trabajo con distintos sectores universitarios prestos a la consulta y al esfuerzo mancomunado, con especial mención de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), permitió ganar una perspectiva del asunto que permitía prever sendos escenarios todavía en curso. No obstante, conocidas varias de las propuestas formuladas, nos permitimos comentar rápidamente otros aspectos necesarios de corregir.

El uno, suele ocurrir, es el de quejarse cuando el problema ya está encima abriendo el hocico de sus urgencias y, aunque nunca es tarde para rectificar por tanta pasividad, los hay solamente contentos con dejar constancia de sus preocupaciones, sin comprometerse en demasía. Esta postura coincide con los afanes acomodaticios, pues, inminente el vencimiento del plazo ordenado por la dictadura para realizar las elecciones de acuerdo a sus intereses, apuestan por una postergación negociada que, en realidad es extorsiva, por muy constitucionales, legales y reglamentarios sean los comicios libérrimos y realmente autonómicos que deben convocarse y celebrarse para reivindicar la noción misma de universidad. Luego, el llamado es a la cohabitación oslopédica, ya imposible, para no arriesgar, como tanto arriesgaron quienes defendieron a la universidad venezolana, construyendo constantemente República desde la civilidad.





Entendemos, el régimen no tiene la posibilidad real de copar a las universidades con agentes calificados, pero esto lo hace más peligroso aún en su labor de sepulturero, pues, como siempre, los improvisará de modo que los colaboracionistas de la hora no serán indispensables. Se impondrá por la fuerza (militarización), exaltará a la universidad no presencial (conatelización) y tratará de generar la producción agropecuaria y manufacturera de sus antojos, trastocándola en una bodega (pedevalización). Por ejemplo, después de expropiado, está el Sambil de La Candelaria en la ruindad de varios años acumulados y ¿cómo harán con la Ciudad de Carlos Raúl Vilanueva, acaso llena de efímeros jardines hidropónicos?

Los oportunistas del momento, partidarios de las elecciones de cohabitación, deliberadamente confunden – refutándola – nuestra propuesta de una elecciones masivas y simultáneas en las universidades en suspenso. Pretendemos en ellas, como en el país, unos comicios libérrimos, transparentes, constitucionales y legales, radicalmente diferentes a los amañados, ventajistas y truculentos. Por ello, el magnífico aporte que pueden hacer al cese de la usurpación, desde cada universidad pública y autónoma.