La otra cara: “Solo con votos no podemos”, por José Luis Farías

La otra cara: “Solo con votos no podemos”, por José Luis Farías

La gira por Bogotá, Davos, Londres, Bruselas y Madrid, terminó de barrer el piso con las voces agoreras, que desde este lado de la acera y cumplido el año de gestión proclamaban y celebraban el presunto fin de Guaidó. A llorar al valle.

El recorrido les puso la mano en el pecho con un mentís por cuanta barbaridad echaron a rodar en busca de suplantarlo. Con el pasar de estos primeros días de enero de 2020 ha quedado desnuda la manipulación subyacente en la idea, expuesta por voces interesadas, de que Nicolás Maduro es el triunfador en 2019 y por tanto Guaidó habría fracasado. Vana ilusión.





La cursi afirmación se aprovechaba del desánimo general de la población agotada por una despiadada crisis económica y social que devastó el aparato productivo nacional y destruyó los servicios públicos, un caos general que se ha llevado por el medio las más elementales condiciones de vida, para presentarle un culpable cuyo plazo, según su perverso calendario, habría fenecido el 31 de diciembre de 2019. Oportunismo puro y duro.

El signo de esa presunta victoria de Maduro sería su permanencia todavía en Miraflores. El uso en modo descontextualizado de este hecho borroso e inicuo, sin mencionar el expolio ni la manu militari sobre la cual se asienta, busca impactar impunemente en el espíritu del común. De ilusiones también se vive.

El propósito de los ataques ha sido sumergirlo en la tesis política de los dos grupos oscilantes ante el único poder legítimo de la república, encarnado por Guaidó. Valiéndose del necesario ajuste de la estrategia para imponer a troche y moche sus agendas políticas. A quién engañan.

Unos lo acusaban de confrontador y otros de cohabitador, ambos de incapaz de haber echado a Maduro. Los primeros, queriendo llevarlo al participacionismo a ultranzas. Los segundos, empujándolo a pedir la invasión de marines a como dé lugar. Los dos con el único objetivo de destruir su liderazgo. Puro café en bolsita.

II.

Pero es en el régimen donde el impacto de la gira de Guaidó fue verdaderamente demoledor. La pandilla usurpadora está profundamente resentida en todos sus niveles por el avasallador éxito de la movida. Ha sido estrujada por el vendaval y lo será aún más por sus consecuencias. Y cómo duele.

En la base roja no hay explicación que satisfaga a la militancia ni a los cuadros medios de cómo Guaido logró salir del país, no se explican el furor despertado por su presencia en los principales escenarios internacionales. Sus aliados como México y Argentina marcan distancia. Va cómo ánima sola.

La cumbre de Bogotá fue una estocada preparatoria para su fin. Davos despertó la emoción de un futuro promisorio. Londres y Bruselas fueron momentos claves para la unificaron de Europa en torno al reconocimiento a Guaidó y el repudio a Maduro. El impensable lleno de la Puerta del Sol de Madrid los ha descalabrado. Agárrense duro.

La estructura del Pranato totalmente desprestigiada se ha resentido sin poder recuperar la iniciativa política. Al contrario, con cada intento se hunde más. Ha sido el caso de la bajada de pantalones pública con Cuba al pedir a su embajador a ser miembro permanente de su Consejo de Ministros. Invitado funesto.

El gesto disque “solidario” de Maduro con los cubanos ha levantado una polvareda interna de descontento en el Pranato. La calificación de “estupidez” se mueve en los intersticios de la alta jerarquía roja a la hora de comentar la insólita decisión. No porque ignoraran la presencia cubana interviniendo en decisiones fundamentales de carácter militar, policial y hasta económico del régimen sino porque destacan su absurda naturaleza. Vaya necedad.

En el mundo militar, incluida su cúpula, la noticia de sentar a un representante del “mar de la felicidad” en Miraflores cayó como una enorme bofetada contra lo que va quedando de la corroída institución armada. Durmiendo con el enemigo

III.

El éxito de la gira ha levantado expectativas en Venezuela que van en aumento con cada nueva visita en el exterior, que también ha incrementado las exigencias de la gente. Esto representa un cuadro de compromiso de Guaidó con lo venezolanos que debe calibrar muy bien. Mosca pues.

Al acecho anda Maduro. También no pocos de los que hoy lo aplauden. Y unos cuantos de quienes miran en silencio el curso de sus pasos. Lo esperan en la esquina. Preparan la emboscada. Nunca falta alguien así.

El nuevo cuadro político debe ser ponderado con sumo cuidado, ya asoman propuestas ligeras, oportunistas, perversas en fake news. Se debe actuar sin ignorarlas, andan en las sombras y también a la luz del día. Pueden ser muy dañinas. Cuidado en el rincón oscuro.

Pero al igual, se abre un mundo de oportunidades para avanzar en el camino hacia la libertad. El tránsito no puede estar predeterminado, condicionado a una ruta única, esa no existe. La dinámica política es compleja. Hay que actuar con equilibrio frente a los atascos. Cuidado con los espejismos.

La ruta electoral exige el respaldo de la fuerza internacional. “Solos no podemos”, se ha dicho. Admitirlo es poner los pies sobre la tierra.Ya se ha expresado lo que enfrentamos: un Pranato, dicho en palabras de Guaidó: “una corporación internacional criminal”. Y esa no sale solo con votos. Reorientemos la expresión de marras: “Solo con votos no podemos”. La tarea es dura. Necesitamos una “ayudaíta”.