Enrique Viloria Vera: ¡Vivan los rojos!

Enrique Viloria Vera: ¡Vivan los rojos!


A R. G. A., guaro por antonomasia, quien en la Bolivariana Patria

 es de los rojos pájaros y en el Imperio de las rojas medias.





EVV

El béisbol es para mí algo más que un juego, es una religión.

Bill Klem

Hay tres cosas en la vida que verdaderamente amo: Dios, mi familia y el béisbol.

 El único problema es que una vez que comienza la temporada, 

cambio el orden un poco.

Al Gallagher

Yo soy venezolano de la pura capital cantaba Conny Méndez, yo también lo soy: caraqueño y para más señas josefino; mi familia paterna, por el contrario, era del Alto Escuque en Trujillo, sin embargo, dada la pobrecía imperante en el pueblo, emigró al estado Lara, a Carora y a Barquisimeto. En la capital larense están enterrados mi abuela paterna, tres tíos, una tía, y un primo, por ahora, es que –  inexorablemente -, hay muerte porque hay vida Por razones familiares y de trabajo fui muchas veces a Barquisimeto, a fin de disfrutar de la calidez de mi gente y la de los guaros que no tiene parangón ¡Ah Mundo!

Además, soy fanático del béisbol, del Caracas por supuesto, empero, si no clasifica voy a los Cardenales de Lara, y después a cualquiera, siempre que no gane el Magallanes y tampoco las águilas por la cordial rivalidad entre caraqueños y maracuchos, mote endilgado al pretender llamar a los de la capital caracuchos… Funcionó el bumerán.

Esta accidentada temporada, dada la lejanía del exilio y la inevitable renovación del roster, me enteré de la eliminación de los felinos y de la coronación del cardenal; desde Puerto Rico mi entrañable amigo Villafañe me informó, al minuto, de la victoria de los pájaros rojos en la primera ronda de la Serie del Caribe, prontamente felicité a la familia y a amigos de la capital musical de Venezuela, fanáticos incondicionales de su equipo emblema.

Mis mejores votos y unos cuantos rezos a la Divina Pastora para que los Cardenales de Lara ganen la Serie del Caribe, sería una buena paliza contra los desalmados rojos –  que nos desgobiernan (ya nadie los apoya y aplaude como fervorosamente lo hacemos con nuestros genuinos y legítimos rojos cardenales), quienes, indolentes, – desde sus blindados búnkeres-, conculcaron la descentralización, y con sádica saña machacan, estrangulan, ahogan, a la provincia venezolana, privándola de lo fundamental para una vida de calidad y de felicidad.

Cantado está el ponche del Socialismo del siglo XXI: los tres strikes de rigor sentenciados por el umpire – papita, maní y tostón -, no habrá dictadorzuelo de acá y acullá, zar, sultán o mandarín., lobby o listo enchufado que pueda este inapelable dictamen, el béisbol enseña que inexorablemente:

 Es casi la única cosa ordenada en un mundo muy desordenado. Si tienes tres strikes, ni siquiera el mejor abogado puede sacarte de este lio. 

                                                                                                              Bill Veeck