Las vueltas de la vida: Actriz de “Dinastía” y “Melrose Place” terminó en un centro psiquiátrico

Las vueltas de la vida: Actriz de “Dinastía” y “Melrose Place” terminó en un centro psiquiátrico

Foto TMZ

 

Imagine el lector esta hipotética situación. Una actriz analiza el guión de una nueva serie. Deberá encarnar a una mujer linda y talentosa que luego de participar en los programas más exitosos de su tiempo cae en el alcohol, sufre depresión y se hace adicta a los medicamentos que debían curarla. Su primer matrimonio fracasa y su segundo marido la deja para irse con la que ella creía era su mejor amiga. El consumo de sustancias se descontrola y termina ingresando y saliendo de distintos centros de rehabilitación. En el medio la detienen varias veces por conducir alcoholizada. Amaga suicidarse y cuando sus padres quieren ayudar, amenaza con dispararles a ellos, a los policías y a los paramédicos que intervienen. La protagonista termina internada en un psiquiátrico y el final es abierto. Nadie sabe realmente cómo concluirá su historia.

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Cuando la actriz termina de leer el guión, le parece que se trata de una historia absolutamente inverosímil. Un poco de tragedia en la vida está bien pero tanta y toda junta no parece creíble. Al menos que esa historia describa la vida real de Heather Locklear, la actriz que conoció la fama y no puede salir de su propio infierno.

A comienzos de los 80, una joven carismática aparecía en la pantalla. Encarnaba a la policía Stacy Sheridan, en la serie T. J. Hooker. Para sus seguidores era imposible no reparar en esa rubia que se destacaba entre los tres recios y morochos coprotagonistas. Y el que reparó sin dudas en ella fue el todopoderoso productor Aaron Spelling, que la convocó para ser parte de Dinastía. En la serie, y al lado de dos actrices ya consolidadas como Linda Evans y Joan Collins, Heather logró su espacio. Con su cara -mezcla de ángel y hada traviesa-, su sonrisa perfecta y una simpatía natural frente a las cámaras ocupó decenas de tapas de portadas de revistas. Los editores sabían que cuando ella sonreía aumentaban las ventas.

Pero fue el personaje de Amanda Woodward en Melrose Place con el que alcanzó su pico de fama. La serie arrancó mal y Aaron Spelling decidió llamar a quien se había convertido en una de sus actrices favoritas. La querían apenas para cuatro capítulos, pero cuando apareció la audiencia se duplicó. Se convirtió en la “estrella principal invitada” durante las siete temporadas que duró el programa, de 1992 hasta 1999.

Cuando finalizó Melrose, Heather apenas tuvo tiempo de descansar porque empezó a grabar Spin City. Sus personajes le valieron seis nominaciones a los Globos de Oro, aunque nunca lo consiguió. Favorita de Spelling –la llamaba “mi centavo de la suerte”-, hermosa y carismática, pantalla y audiencia la amaban pero… si su vida laboral era bastante estable, su vida personal era bastante más movida. “Siempre me han atraído los chicos malos”, admitía ella. Repasando su historial amoroso hay que darle la razón.

Aunque tuvo breves romances con Tom Cruise, Mark Harmon y Scott Baio, a los 24 años se casó con Tommy Lee, el baterista de Mötley Crüe (y el mismo del video íntimo con Pamela Anderson). Se casaron el 10 de mayo de 1986, enamoradísimos y ante 500 invitados. Vince Neil y Nikki Sixx, miembros de la banda fueron los padrinos. La unión llamaba la atención por lo distinto de los novios. Un rockero desprolijo con una rubia despampanante pero angelical. Ante las dudas, Locklear aclaraba: “Tommy no adora al diablo. Me adora a mí”. Y él aseguraba: “Creo que seremos la abuela y el abuelo más geniales del mundo. Llegaremos a 85 o 90 años juntos. Seguiré siendo un cerdo y Heather continuará viéndose hermosa”.

Pero no peinaron canas juntos porque a los siete años, él la engañó con una actriz porno. “Cometí un grave error”, se justificó el músico. Y se divorciaron.

Pero Heather siguió incursionando en el rubro músicos y comenzó una relación con Richie Sambora, guitarrista de la banda de Bon Jovi. Se casaron en París el 17 de diciembre de 1994, siete meses después de conocerse, y con un espectacular anillo de diamantes de por medio. Tuvieron una hija, Ava Elizabeth y luego de 12 años anunciaron su divorcio. Lo que parecía una simple separación por las consabidas “diferencias irreconciliables” se transformó en una verdadera novela.

Un mes después de que Heather presentara los papeles de divorcio, su mejor amiga, Denise Richards, también presentaba los suyos para separarse de su marido el actor Charlie Sheen. Okey, hasta ahí nada raro. Dos amigas que se separan al mismo tiempo. Pero… aparecieron unas fotografías donde Richards estaba muy cariñosa con Sambora. Gran pelea gran y una Heather que le grita a su amiga y ante todos los vecinos –vivían en el mismo barrio-: “¡Tú no existes para mí! ¡Estás muerta!”. Denise en cambio fue menos visceral: “Deseo que le vaya bien a Heather. Desgraciadamente, nuestra amistad se ha acabado y eso me entristece”. Sambora en tanto desmentía el romance a través de su representante. Finalmente el ex de Heather blanqueó con la ex amiga de su mujer.

Fue después de su segundo divorcio que la estrella de Melrose Place comenzó a dar muestras que algo más que vida sentimental no andaba bien. En junio de 2008, y luego de que su psiquiatra advirtiera sobre sus tendencias suicidas, Heather decidió internarse voluntariamente en un centro psiquiátrico de Arizona. Le diagnosticaron ansiedad y depresión. Estuvo un mes. Al tiempo de salir, la arrestan por “conducción temeraria”. La encontraron en un estacionamiento dando marcha atrás una y otra vez con su auto alemán negro intentando aplastar unos lentes de sol. Fue detenida y se comprobó que estaba bajo los efectos de medicación recetada. Salió bajo fianza. Dos años después chocó contra una señal de tráfico y otra vez la detuvieron. Pero como no se presentaron cargos contra ella fue liberada.

 

 

Los incidentes en la calle mostraban que comenzaba a perder el control de su vida. Luego de la separación de Sambora inició una relación con Jack Warner, compañero de elenco en Melrose Place. Hubo amor, hubo compromiso y hubo cancelación al día siguiente porque según el actor, su prometida estaba fuera de control por su consumo de alcohol y drogas. Después se enamoró del cirujano plástico, Marc Mani con quien estuvo durante tres años.

En enero de 2012, los paramédicos reciben una llamada de auxilio. Una mujer avisa que su hermana ingirió una mezcla letal de medicamentos recetados y alcohol. Cuando la ambulancia llega, deben llamar a los bomberos para entrar a la casa porque Heather está desvanecida. La trasladan a un hospital y luego a un centro de rehabilitación.

Principios de 2017 hace cuatro años que la ex mimada de Spelling no consigue ni un mínimo papel. Por quinta en vez en un lapso de seis años decide comenzar un tratamiento en un centro de rehabilitación. Elige una clínica de Malibú. Un paciente filtra a la prensa que entró alcoholizada y llorando a los gritos, ella lo desmiente con un comunicado: “Estoy tratando de atar cabos sueltos para así poder enfrentarme a 2017 a toda máquina”.

Apenas un año después, la actriz vuelve a dejar salir todos sus demonios. Uno de sus hermanos llama a la policía advirtiendo que hay problemas en la casa de su hermana. Tres agentes se acercan a esa mansión valorada en varios millones de dólares y ven a una mujer golpeando a su pareja. Al verlos una Heather desencajada amenaza con dispararles. Logran acercarse y ella empieza a golpearlos. La actriz admite que había tenido una violenta discusión con su nueva pareja, Chris Heisser, corredor de motocross y ex amor de su adolescencia. La Justicia vuelve a intervenir y le quitan la licencia para poseer armas porque es un peligro para los demás y para ella misma. Al día siguiente de la pelea, Heisser fue arrestado por conducir alcoholizado.

La situación lejos de mejorar empeora. En junio de 2018, Heather llama a sus padres y les asegura que se va a suicidar. Ellos desesperados llegan a auxiliarla, la encuentran desencajada y sin control. Su madre intenta abrazarla y ella intenta estrangularla. El padre intercede y recibe patadas y golpes. Logran llamar al 911. Llega una ambulancia que la traslada primero a un hospital y de allí nuevamente a un psiquiátrico.

Apenas unas semanas después de recibir el alta, la policía vuelve a la mansión alertada por los vecinos que denuncian una pelea. Otra vez los agentes y paramédicos reciben golpes y gritos. Heather se nota alterada por drogas y se niega a hacer un análisis. Logran sedarla y atada a una camilla la trasladan ya no a un hospital sino a la comisaría. La fotografía que le toman muestra a una mujer perdida muy lejos de aquella chica libre y saludable que reinaba en las portadas de los 90.

Heather sigue intentando superar sus adicciones sin hasta ahora poder lograrla. Se calcula que estuvo en rehabilitación veinte veces. Hasta su ex Richie Sambora intentó ayudarla y contrató un equipo médico solo para que la atendieran en su casa de veraneo. En octubre del año pasado, un juez le ordenó pasar 30 días en un centro de salud mental. Completó un programa de 30 días. Pero mientras los médicos destacaban su “compromiso con la terapia”, sus allegados desconfiaban “puede ser que vuelva al mismo casillero donde estaba antes” porque “ella no se toma nada en serio”.

Hoy poco queda de esa actriz radiante que triunfaba en la televisión. En sus redes escribió: “La adicción es feroz e intentará hundirte. Superarla es la mejor venganza”. ¿Logrará su revancha?