Ahora el Partido Demócrata debe pasar la página de la acusación contra Donald Trump y llevar el caso al tribunal de la opinión pública en las elecciones. Con la conciencia de que ganar elecciones presidenciales en los EEUU supone más que obtener la mayoría del voto popular directo. Requiere buenos mensajes y llevarlos a estados que configuran las matemáticas para el colegio electoral. Y eso se está haciendo ya con mucho optimismo, compromiso y conexión con el electorado.
Por Leopoldo Martínez Nucete / ALnavío
La absolución de Donald Trump es una severa herida para la democracia de Estados Unidos. Entre los senadores republicanos, sólo Mitt Romney ha tenido el coraje de manifestarlo. Desafortunadamente.
Como ciudadano estadounidense proveniente de Venezuela, donde vimos cómo la democracia agonizaba durante años, conforme un guión populista que abusó del proceso democrático, sabemos que los líderes con el perfil de Trump mantienen una pugna permanente contra los controles y equilibrios.
Ganan territorio contra los controles (en lo social, atacando a la prensa libre; o en lo institucional, con manipulaciones como las desplegadas en este proceso de destitución), y luego siguen adelante. Paso a paso, tantean para ver hasta dónde pueden llegar y despliegan movimientos tácticos para concentrar más poder, socavando en el camino el Estado de derecho y la democracia misma.
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