Graciano Palomo: Navantia y otras menudencias en el corazón del ‘Delcygate’

Graciano Palomo: Navantia y otras menudencias en el corazón del ‘Delcygate’

Es difícil poder explicar a mis colegas europeos, norteamericanos, canadienses, iberoamericanos que informan y opinan desde Madrid que Venezuela no es algo “distinto y distante” y que forma parte de la política doméstica indefectiblemente. Por razones varias.

La primera porque hay formaciones políticas decisivas que se han financiado con dinero procedente de aquel país; la segunda porque aquí viven muchos venezolanos, incluidos los jerarcas de aquel régimen inhóspito que han robado cantidades ingentes que pertenecen a los depauperados del país caribeño. Y en tercer lugar, que hay naturales españoles, corrompidos hasta la médula, que han participado o participan en el festín depredador. Siempre he mantenido en este asunto, como en otros, que hay que seguir la pista del dinero.

Me sorprende que José Luis Rodríguez Zapatero -39 viajes, ¿a costa de quién?- no haya dicho ni una palabra en relación con el ‘caso Morodo’ que se instruye en sede judicial y que es una corrupción tan monumental como solemne. Le nombró embajador en Caracas. Pero tampoco ha dicho nada respecto a las comisiones -42 millones de euros- de personas que conoce bien, Javier Salas Collantes (ex presidente del INI con el PSOE) y su segundo Antonio Rodríguez-Andía. Vendieron buques de guerra a Hugo Chávez -de Estado a Estado- cuando el “solemne” ZP era presidente del Gobierno. ¿Hay más personas ex alto rango PSOE que puedan aparecer en los papeles? Seguro.





Ignoro, aunque supongo, que los organismos estadounidenses están detrás de todo esto. Así como de los dineros públicos y privados españoles que han alimentado ONGs en aquellos países del llamado socialismo del siglo XXI. No sé si le sonará todo esto a algo al cuitado ministro Ábalos. O no.

No se sorprendan del cambio de opinión -es algo connatural al personaje- del jefe del Gobierno en relación con Venezuela. Tiene razón y razones para el viraje. Cómo será la cosa que hasta la buena de Arancha González-Laya, aturullada y molesta ante las preguntas ‘ad hoc’, ha reconocido en la persona de Juan Guaidó a un semidios: “Es jefe de la oposición venezolana y al mismo tiempo presidente encargado…”

¡Acojonante! ¿Por qué se enfada señor Sánchez porque aquí y acullá le tomen a chacota?


Publicado oroginalmente en El Confidencial el 15 de febrero de 2019