¿Qué pasa cuando Hollywood cambia las películas para complacer a los fans?

El estreno de “Sonic, la película” se postergó tres meses porque el diseño original del erizo desagradó a los fans. Foto: Paramount.

 

Sonic, la película, se iba a estrenar en noviembre de 2019. Pero apenas se difundió el avance Paramount Pictures comenzó a reconsiderar el asunto. El diseño del protagonista logró una unidad en las redes sociales pocas veces vista: todos los fans del erizo azul basado en el videojuego de Sega lo encontraban espantoso. Días después el director, Jeff Fowler, anunció en Twitter: “Gracias por el apoyo. Y la crítica. El mensaje es claro: no están contentos con el diseño y quieren cambios. Se harán. Todo el mundo en Paramount y en Sega está completamente entregado a hacer que este personaje sea el mejor posible”.

Por Infobae





La reacción apasionada del público no es algo nuevo. Pero a diferencia del pasado en el cual las personas escribían a las revistas del espectáculo para quejarse, ahora tuitean a los creadores de Hollywood y hacen peticiones colectivas. “Como en todas las demás áreas de la vida moderna, internet sólo ha amplificado las voces de los consumidores insatisfechos de las películas taquilleras”, comparó Mic. “Así surge una posibilidad complicada: ¿qué pasa si la gente que hace esas películas empieza a prestar atención?”.

El estreno se demoró hasta el 14 de febrero, pero el personaje tuvo aceptación. Las peleas en línea volvieron a lo habitual: Sonic es ahora encantador pero también aburrido, según defensores y detractores. La decisión de Paramount reveló que, incluso para los grandes estudios, es difícil despertar la furia unificada en internet sin pagar un costo demasiado alto.

Zack Snyder, director de La liga de la justicia despedido hace ya más de dos años, sigue despertando los reclamos de los fanáticos que quieren ver su versión de la película. “Hemos llegado al público mayoritario y demostramos que existe un incentivo financiero y una demanda mundial para ese producto”, dijo a Mic Will Rowlands, uno de los impulsores de una campaña en GoFundMe que permitió empapelar la Comic-Con 2019 con publicidad vinculada al hashtag #ReleaseTheSnyderCut.

Según reconoció en una mesa redonda para The Hollywood Reporter, el director de operaciones de Disney, Alan Horn, dijo que fue gracias a “la base de fans” que se logró resolver la disputa por el Hombre Araña que la empresa mantuvo con Sony, la actual dueña del personaje que amenazó con impedir que apareciera entre sus compañeros superhéroes de Marvel, hoy propiedad de Disney, donde nació.

Nathan Phillips fue uno de esos fanáticos. Realiza el podcast Journey Into Comics, dedicado a las historietas, y desde allí comenzó a juntar firmas en Change.org para que el personaje volviera a poder aparecer en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU). Juntó 160.000 nombres, para su propio asombro. “En cierto punto, este nuevo nivel de poder del público puede llegar demasiado lejos”, comentó a la publicación. “En algún momento, tenemos que aceptar lo que recibimos, y no ser excesivamente celosos o malagradecidos”.

Sony, dueña del personaje, había decidido impedir que el Hombre Araña pudiera volver a salir entre los superhéroes de Marvel, de donde es originario, pero los fans intervinieron.

 

En el caso de la Guerra de las Galaxias podría ya estar sucediendo algo así. Aunque Star Wars: Episodio VIII, Los últimos Jedi, de 2017, obtuvo excelentes críticas y recaudó más de cuatro veces sus USD 317 millones de presupuesto, los fans se sintieron defraudados por la película de Rian Johnson. Un petitorio para eliminarla de la saga llegó a las 116.000 firmas. En el momento del estreno, Henry Walsh, impulsor de la queja, la pensó como una manera de expresión.

“Pero si se mira la última película de Star Wars, parece claro que los co-guionistas J.J. Abrams y Chris Terrio tomaron seriamente en cuenta las críticas de los fans sobre la película anterior”, analizó el artículo. Los elementos más controvertidos de la trama se revirtieron por completo, dio Mic como ejemplo, además del regreso del villano favorito de todos, el emperador Palpatine, en el noveno episodio, El ascenso de Skywalker.

Aunque la película “Star Wars: Episodio VIII, Los últimos Jedi”, de Rian Johnson, tuvo buenas críticas, los fans juntaron firmas para eliminarla de la saga.

 

Al contabilidad la cantidad de firmas que obtuvo su propuesta, curiosamente, Walsh no se sintió triunfante. De hecho, agregó una actualización: había escrito la convocatoria en las circunstancias difíciles que siguieron a un accidente de automóvil: “Sinceramente estaba enojado con el mundo, medicado contra el dolor, mientras trataban mi lesión en la cabeza y me acostumbraba a las medicinas para el trastorno bipolar”. A consecuencia del episodio sugirió que los fans se plantearan otros objetivos, como ayudar a organismos de beneficencia, como también hizo Rowlands: “Es una tremenda cantidad de poder, que se puede usar para el bien”, escribió.

Otro ejemplo de Los últimos Jedi fue el de la actriz Kelly Marie Tran, la primera mujer asiática americana en cumplir un protagónico en una película de Star Wars: no sólo su papel fue notablemente cortado, sino que el racismo y la misoginia de los fans que la maltrataron en línea hicieron que cerrara su cuenta de Instagram.

Kelly Marie Tran en Star Wars: Los últimos Jedi

 

“Al fin de cuentas, esta táctica de venderse al postor más escandaloso no logra atraer a todo el mundo y tampoco satisface a nadie”, evaluó Mic, a partir del desempeño de Los últimos Jedi, que tuvo mucho público pero también mucho costo y que obtuvo críticas negativas. “Los fans pueden tener más poder que nunca, pero es un premio que conlleva un nivel de compromiso agotador y un constante apetito de indignación, sin resultados claros”.