Pensionados y jubilados siguen cobrando una miseria: De 178 a menos de 5 dólares en ocho años

Pensionados y jubilados, los más olvidados a la hora de cobrar su mensualidad / Foto REUTERS / Marco Bello

 

La promesa de envejecer con dignidad en Venezuela se ha roto. La historia de Luisa, politóloga de profesión y docente por vocación, que ha reseñado Prodavinci, es una muestra de lo que se enfrentan los adultos mayores pensionados y que han de asumir varios trabajos y actividades engorrosas para, apenas, sobrevivir.

Por Banca y Negocios / Con información de Prodavinci





Luisa trabajó y cotizó en el Seguro Social desde que empezó a trabajar formalmente a los 19 años, por lo que la pensión debería ser suficiente para sus gastos, pero desde que comenzó a recibirla ha perdido 98,75% de su valor. Y en términos reales, las pensión llegaron a su punto más alto en 2012 —178,28 dólares—, pero a partir de ese año se desplomaron continuamente hasta llegar a menos de 5 dólares en la actualidad.

Mensualmente, los pensionados reciben 250.000 bolívares de salario mínimo y eventualmente algunos bonos. Mientras tanto, cada dólar cuesta 73.603,12 bolívares, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), organismo público controlado por el chavismo.

Así, los ingresos mensuales se Luisa se componen de: 125.000 bolívares cada quince días por 40 horas de inglés en el Gustavo Herrera ; 500.000 al mes cobra por 16 horas en la escuela técnica María Auxiliadora le pagan y también 250.000 por la pensión de vejez.

En total, Luisa percibe cerca de unos 13 dólares al mes y en el mercado consigue un kilo de harina a un dólar, uno de arroz a dos dólares, uno de queso a siete dólares. Se calcula que una trabajador necesita, por lo menos, 250 dólares para mantener sus gastos. La hiperinflación sigue azotando al patrimonio de los venezolanos como Luisa que se formaron profesionalmente dentro y fuera del país, pero que hoy por hoy sobrevivien en medio de dificultades.

Y es que en Venezuela se experimenta los efectos de una crisis humanitaria compleja que ha expulsado, progresivamente, a más de 4 millones de venezolanos que buscan mejorar su calidad de vida, pero que ha dejado en situaciones de vulnerabilidad a adultos mayores, mujeres y niños por el deterioro profundo y extendido por años del tejido social.