Felipe Pérez Martí: ¿Debo optar por un cargo público?

Felipe Pérez Martí: ¿Debo optar por un cargo público?

Hola todos. Ya es la tercera vez que se me repite que debo estar en “puestos importantes”. Había comentado que soy un creyente el lo que  dijo Jesús: el más importante es el que sirve más. No el que se sirve más de los demás y se pone en los primeros puestos para tener poder. Aquí se puede ver el debate previo: 

https://twitter.com/Sabiens/status/1232422087886868482?s=20

Alguien que  asuma un cargo público puede hacer eso: servir. No hay problemas. Pero, como he dicho, hay un contingente de unos 4.000 civiles de altísimo nivel para asumir cargos públicos. Desde lo económico, hasta lo social, jurídico y la gerencia pública en general. Muchos de ellos con PhD y maestrías en las mejores universidades del mundo y en Venezuela. 





Eso sin contar los innumerables  candidatos naturales a ser alcaldes, gobernadores, consejeros ciudadanos. 

Así que  no soy “indispensable” como se ha dicho en esta tercera vez que se me insiste en el tema, ni mucho menos. Entre los del mencionado contingente, hay gente que sabe mucho más que yo en campos específicos de la economía, incluso, que es mi campo de conocimiento. 

Ahora bien. En Venezuela hay un campo en el que sí que puedo aportar más: el de la promoción de la sociedad civil independiente. Pues aquí en el país hay una partidocracia engranada hasta en los tuétanos. Es el asunto de la mala política y los malos estilos políticos que imperan aquí. No solo asuntos  económicos, sociales jurídicos y de gerencia pública. 

Por ejemplo, se ve como natural el caudillismo. La existencia de jefes, de caciques. Como también el nepotismo, el amiguismo, las tribus, mafias de poder político. Manifestación al fin y al cabo de nuestra enfermedad del rentismo. Que produce la cleptocracia que captura  la democracia a través de la partidocracia. 

Y la sociedad civil se deja de lado. La doliente de todo esto. Mientras teóricamente es la dueña. Como decía Jesús: a la que hay que servir. Pero que nadie la sirve realmente. 

Así que por muy buenos que sean los que vienen a gobernar ahora, y a gerenciar, debemos incluso entonces, no solo ahora, hacer un esfuerzo gigantesco para mantener a la sociedad civil, la abandonada, esclavizada, vejada, violada, hambreada, maltratada, en el puerto de “importancia”, ahora sí que le pertenece: el más alto. 

Así que mi vocación es servir a esa ciudadanía abandonada para que ejerza sus derechos. Como los consumidores en un mercado que funcione: deben ser los jefes, a través de sus juicios sobre los productos, y sus acciones para comprarlos o dejar de hacerlo. Incluso para boicotearlos si les parece apropiado. Los productores deben obedecer sus mandatos, y deben adaptarse, so pena de perecer, a sus gustos y preferencias. 

En una democracia que funcione debe pasar algo similar: los ciudadanos deben evaluar el desempeño de sus políticos y gerentes públicos. Decir quién sirve y quién no. Escoger a quien le sirve, y dejar de lado a quien no le sirve. En particular, deponer a quien se sirve de ella. 

Eso no existe aquí: la contraloría social sobre la política. 

Soy coordinador del Movimiento Libertadores. Y nuestra función principal es esa: ser como un CNE fáctico (realizamos la Consulta del 16J), que pone a los ciudadanos a decidir. No solo en votaciones. Sino en los juicios políticos (un tema tabú en la sociedad de cómplices que tenemos), en las acciones políticas (marchas, protestas), en la gestión directa (consejos ciudadanos que deben sustituir a los consejos comunales). 

Así que seré fiel a ese objetivo, el de servir a la ciudadanía para que decida. Que salgamos de la cleptocracia y de la partidocracia. 

Esta alianza de los del coraje que estamos promoviendo, que llamamos provisionalmente Pacto Republicano,  es con partidos también, pues tienen su papel importantísimo que jugar. Pero deben seguir esa norma: no servirse de la gente. Sino servirla. 

En este momento, por ejemplo, se notan comportamientos de caudillismo, de promoción propia. De propaganda por una persona u organización. De pedir poder (representatividad) a la gente, en vez de dar poder a la gente. Eso es contrario al momento que vivimos, además de contrario a los principios aludidos. No hay elecciones. ¿Cómo se promueven a sí mismos, como si hubiera una elección?

Hay que propiciar que haya elecciones como deben ser, en particular según nuestra propuesta en este momento: 

https://www.movimientolibertadores.com/

Pero antes de que se convoquen, hay que hacer una alianza que la promocione (el Pacto Republicano), y un acuerdo más más que lo convoque (con Guaidó incluido), y, sobre todo, promover el poder ciudadano: la auto-organización, el auto-gobierno. No podemos reaccionar ante la situación de desconfianza popular de los partidos proponiendo otros que parezcan mejores, pero con los mismos estilos de auto-promoción. Tanto de caudillos, como de grupos. 

Por eso es que agradezco la invitación, y la insistencia. Pero no. No optaré a cargos públicos de elección, ni de designación. Es incluso más importante, según mi llamado personal, aunque no tiene que se el mismo que otros, en particular de los políticos, dedicarse a actuar para cumplir esos objetivos de empoderamiento ciudadano para lograr lo que dice la consigna del Movimiento Libertadores: 

Que el pueblo decida. 

Que el pueblo controle a los políticos y la política. No solo los de ahora, sino de los que vienen también, y se están postulando como nuevos. Lo haré como un ciudadano más, que trabaja  en el sector privado para ganar su sustento. 

Termino diciendo lo que me comentaba un amigo. Sobre lo del caudillismo. Se motiva con el poema La loca Luz Caraballo, de Andrés Eloy Blanco. Hablando de sus cinco hijos, dijo el poeta: 

Tu hija está en un serrallo,
dos hijos se te murieron,
los otros dos se te fueron
detrás de un hombre a caballo.

Queremos que los hijos de Luz Caraballo se queden con ella, y que le ayuden en todo y la levanten de su abandono y su ignominia. Pues su marido y la sociedad la abandonaron, y debe reconstruirse la familia.  La familia venezolana. No queremos más partidocracia capturada por los malos estilos, y por el poder de los corruptos y delincuentes. El pueblo pide respeto. Ya basta. Y es mi tarea apoyar esa decisión ciudadana, que ya se está notando por todos lados, como “auto-gobierno”, ante el vacío de gobierno y de liderazgos políticos adecuados.  

Aquí está el poema completo: 

https://www.poeticous.com/andres-eloy-blanco/palabreo-de-la-loca-luz-caraballo

Cordialmente, agradecido y pendientes, 

Felipe