Griselda Reyes: Miseria humana

Griselda Reyes: Miseria humana

A mí sí me importa Venezuela. A mí sí me duele el país que me vio nacer y me ha brindado todas las posibilidades de prepararme, surgir, tener lo que tengo y ser quien soy. Vengo de abajo, nunca lo he negado, y desde niña me propuse progresar y sacar adelante a mi familia, a mi madre que tanto se esforzó por nosotros, por hacernos hombres y mujeres de bien.

Lo que ocurre en Venezuela no solamente le importa a la mayoría de los venezolanos que estamos aquí, sino también a quienes han tenido que emigrar buscando oportunidades de progreso en otros lados. Reconocemos y agradecemos a buena parte de la comunidad internacional que se ha solidarizado con esta tragedia que, de alguna manera es de ella, porque Venezuela es esa mezcla de tantas razas que nos hace únicos.





Sin embargo, aún me cuesta entender cómo ciertos líderes políticos locales prefieren trabajar en beneficio propio antes de sumar voluntades para canalizar una salida pacífica a la crisis, y posterior transición. Y peor aún, que inmersos en su única realidad, hacen lo que esté a su alcance para torpedear cualquier vía alterna que se esté construyendo para darle certidumbre y reposo a los venezolanos.

La miseria humana alcanza niveles insospechados. Mi mentor político – el doctor Miguel Vega, que desafortunadamente ya no se encuentra en este plano –, me lo advertía siempre: “el que se mete a hacer política siempre encontrará enemigos y en política no hay enemigo pequeño”.

Mi inexperiencia de entonces se negaba a dar créditos a tales palabras, hasta que me tocó vivirlo en carne propia en las elecciones de 2017 cuando opté para la Alcaldía de Baruta. No puedo concebir que la política sea eso: meter zancadillas al otro para que no llegue y luego llegar al poder para usufructuar el cargo y llenarse los bolsillos a costillas de otros.

Y ese rechazo a la manera de hacer política que venían haciendo las organizaciones tradicionales, fue lo que me llevó a fundar Acción Ciudadana en Positivo (ACEP), apoyada por un grupo maravilloso de ciudadanos preocupados por cambiar la realidad del país, pero a quienes se les niega el acceso a los partidos habituales “por no bailar al son que se les toque”.

En mi vida como política me han pasado muchas cosas desagradables, pero prefiero asirme a las experiencias maravillosas brindadas por mis compañeros de organización: profesionales, obreros, amas de casa, trabajadores, empresarios, dirigentes sindicales, estudiantes y jóvenes, que de manera silenciosa han venido penetrando en el sentir de los venezolanos con nuestro mensaje de cambio, pero sobre todo con el mensaje de que la transformación sólo será posible si obramos conforme a nuestra condición de ciudadanos.

La miseria humana se la dejo a los de siempre, a los que tristemente no saben actuar de buena fe, a los que solo quieren hacerse del poder por el poder, a los que no les importa el sufrimiento de los venezolanos, a los que no les duele Venezuela.

En la medida en que se aproxima la convocatoria a elecciones parlamentarias, la minoría representada por el desgobierno de Maduro y otro porcentaje de una oposición tan radicalizada como el chavismo, intentarán desmovilizar a la ciudadanía promoviendo la abstención.

Maduro y todo lo que él representa le tienen pánico al voto, porque es precisamente a través de los procesos electorales que se producen los cambios políticos. Ayer el politólogo John Magdaleno decía en un foro sobre el tema, que una elección “pudiera operar eventualmente como un detonante de la transición”.

Nos toca entonces organizarnos para exigir condiciones mínimas para acudir a las parlamentarias, participar, votar, ganar y defender los resultados. Para el Psuv sería una tremenda derrota no poder recuperar el parlamento que dominaron durante 15 años. Y la oposición, bien estructurada, podría diseñar una hoja de ruta que comprometa la transición. La negociación asertiva puede generar tremendos resultados.

Es hora de rescatar la credibilidad en los procesos electorales. Venezuela quiere y merece paz. Demos la espalda a quienes se aferran a su miseria humana y no les importa el futuro del país.

@Griseldareyesq