José Machillanda: Del 10M a los 10M

José Machillanda: Del 10M a los 10M

El 10M refleja el persistente e incremental conflicto social entre la dirigencia democrática y la masa ciudadana de la democracia venezolana que padece la sociedad venezolana, como consecuencia de la arbitrariedad del régimen autocrático-militarista y también por el comportamiento indulgente, de quienes como oposición política lideran el restablecimiento de la democracia sin conocimiento cierto del Ambiente Político Real Violento. El 10M y su pliego conflictivo nacional, demuestran -una vez más- una oposición democrática desarticulada, sin comunicación plena y sin incorporación de toda la masa de venezolanos democráticos que, sí reclama ya y de manera impostergable, una Transición Política que se prometió desde el 5 de enero de 2019, 5 de enero cuando la Ley de Estatuto orienta a la oposición política a que desplazara al madurismo-militarista, debido a su condición de usurpación y su permanente violencia y desarraigo frente a la Constitución.

Los demócratas venezolanos después de 20 años de violencia política y conflictos sociales, requieren que, quienes se han hecho responsable por la restauración de la democracia, ejerciten la Política. Ejercitar la política para reponer el orden social y el Estado de derecho, léase, hacer valer el Estado de Derecho para que la oposición con sus acciones, que contengan motivo, dirección y sentido, frenen al bestiario militarista. Ejercer la política por parte de la oposición es privilegiar al ciudadano, su organización, su comprensión y dominio en las ejecutorias de las acciones Sociales Transformadoras que conducirán –inobjetablemente- a la reposición de un nuevo gobierno.

El 10M y la presentación de un pliego conflictivo nacional, no se corresponde con un acción política cierta, definida y orientada a desplazar al régimen. Tampoco, ubica al ciudadano en su rol preferencial de participación, para mostrar la importancia y el universo de los demócratas en Venezuela, listos y prestos para el ejercicio de la política domestica. El 10M, y cualquier otra acción que construyan quienes creen como grupo dirigente, son necesarios para desplazar al bestiario militarista, requieren del apoyo y consenso más la acción de la ciudadanía. En consecuencia, léase, el cuerpo societal es la variable independiente y el factor principal para desarrollar cualquier acción política en aras a crecer como opción de gobierno.





La clase dirigente o grupo dirigente está impuesta a organizar, estimular y construir una oposición política, que se pone en duda hoy de la interacción y direccionalidad de quienes se muestran como oposición. Una oposición política que, sin esperar que sea monolítica, tiene que responder con acciones que apunten al cambio, y donde se establezca el grupo fecha hora para el fin de este régimen sea referido, conocido y logrado. Las acciones, entonces, tienen que realizarse en el territorio nacional y la sociedad toda como una élite accionará en la ejecución de movimientos, tareas, y acciones que muestren de manera diáfana y publica la decisión democrática de desplazar la barbarie, que ya ha logrado por la vía de la diáspora producir el más grave dolor y tristeza mediante el empleo de la barbarie.

El 10M y los próximos 10M, tienen que mostrar la actitud de quienes como responsable de la reinstalación de la democracia, se muestren con un conjunto de acciones, en toda la geografía venezolana, en todos los espacios para que haciendo política, crezca el ánimo y la decisión política general de los diputados, jefes de caseríos, estudiantes y prohombres que sirvan firmemente en la reinstalación de la democracia. La actitud y las acciones tienen que complementarse, serán riesgosas y por lo tanto se necesita de todos, todos los demócratas, con precisas acciones claves para garantizar que la oposición política como fuente de poder en el Estado-nación, conduzca a una categórica resistencia civil.

Los próximos 10M tienen que mutar a Resistencia Civil de manera precisa, procurando el apoyo de segundas y terceras partes sí, para magnificar la protesta y conmover a toda Venezuela que frente a esta grave realidad tiene la decisión de ser toda oposición política para desplazar la barbarie. La barbarie del militarismo cobarde. La resistencia civil, es decir, todos los demócratas tienen que estar en cuenta que los métodos y medios del militarismo obsecuente -que funciona como partido político en armas- son crueles y propios de los cobardes, de los conspiradores que ahora como gobierno persiguen a la mayoría de los demócratas. Léase, demócratas dispuestos a socavar las fuentes de poder, del madurismo-militarista inmoral, que requiere de muchos 10 M de Resistencia Civil.

Los próximos 10M como Resistencia civil, como acciones no violentas, serán una importante y permanente movilización de lucha política, en la cual cooperarán todos los ciudadanos en el entendido que es tiranía y su acompañamiento armado, requiere de una decisiva política general de acciones, que fortalecida con la ética individual y colectiva, se conviertan en acciones transformadoras para reponer la democracia. Democracia que meterá en cintura al guerrerismo, la violencia, al armamentismo de muchos armados con o sin uniforme que han traicionado a la República.

Es original,

Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP
Caracas, 10 de marzo de 2020