“Una bendición”: Barbera atiende clientes a domicilio en Wuhan tras alivio restricciones

La barbera Xiong Juan, de 39 años, corta el cabello de un cliente en un complejo residencial de Wuhan, provincia de Hubei, el epicentro del brote de la enfermedad del coronavirus de China. 30 de marzo de 2020. REUTERS/Aly Song.

 

Para la barbera Xiong Juan, el alivio de las restricciones en la ciudad de Wuhan, epicentro del brote de coronavirus de China, significa que ahora está más ocupada que nunca.

Xiong, de 39 años, pasa sus días arriba de su bicicleta eléctrica, ofreciendo sus servicios a residentes locales que, como ella, se quedaron atrapados en su casa después de que a comienzos de enero las autoridades ordenaron un confinamiento en la ciudad, de 11 millones de personas.





“Fue muy difícil de soportar”, comentó un cliente que sólo se identificó por su apellido, Ren. Dijo que su cabello había crecido demasiado desde diciembre, la última vez que se lo cortó.

“Esto es una bendición”, afirmó mientras Xiong le recortaba el cabello con unas tijeras.

Xiong trabajaba en una peluquería pero, como cientos de miles de empresas en China, tuvo que cerrar debido a las medidas gubernamentales para detener la propagación del coronavirus, que al domingo había infectado a 81.470 personas y mató a 3.304 en China continental, principalmente en Wuhan.

Xiong se quedó dentro de su casa para cuidar a sus dos hijos, pero comenzó a aventurarse a salir hace tres semanas. Los ingresos adicionales son bienvenidos tras no trabajar por tanto tiempo.

“En un día, si es un período punta, puedo trabajar de las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde cortando el pelo de 70 personas”, dijo la barbera desde una plaza en un complejo residencial. Ella les permite ver su aspecto final a través de la cámara de su iPhone.

“TODAVÍA UN POCO ASUSTADA”

Xiong le cobra a cada cliente 30 yuanes (4,23 dólares), valor mucho menor que el que aplica por su servicios habituales en el salón, que cuestan hasta 156 yuanes. Sólo corta el cabello de los hombres, ya que generalmente demoran menos de 15 minutos.

Xiong usa un traje y guantes y desinfecta las tijeras entre cada cliente. Por lo general, los clientes la recomiendan a otros o los consigue dando vueltas. A veces corta el pelo al lado del camino debido a las restricciones que algunos complejos aún tienen sobre los visitantes.

El salón donde trabaja debería abrir a su debido tiempo cuando las restricciones se alivien aún más.

Consultada sobre el riesgo de infección, dijo: “Por supuesto que todavía estoy un poco asustada. Pero la sociedad nos necesita, así que debería ayudar de la manera pequeña que puedo”. Reuters