Luis Velásquez Alvaray: Macrocriminalidad

Luis Velásquez Alvaray: Macrocriminalidad

El caso de Venezuela se considera de macrocriminalidad. Caracterizado por la pertenencia a organizaciones terroristas multinacionales, que actúan bajo un sistema unitario de autor, que Rotsch, puntualiza al destacar, que, en la imputación de responsabilidades, cualquier contribución causal, debe integrarse al resultado, sin importar la forma específica y se considera como coparticipación; o Roxin que señala: “el dominio del hecho por medio de un aparato organizado de poder”.

En dicha categoría existe, según el profesor Kai Ambos, la autoría inmediata y la que se concibe de manera autónoma, como forma independiente de imputación, para ser aplicada en otros casos.

En la práctica, estas afirmaciones en Venezuela, se resumen, en una política delincuencial de envenenamiento masivo, a través de sustancias alcaloides, dirigida con especial intención a los habitantes de los Estados Unidos, contra los que se utiliza todo el poder y aparataje estructural del Estado, que usa los recursos tecnológicos y materiales de vanguardia. Se basa en ominosos y cuarteleros procedimientos, infligiendo dolor y sufrimiento a sociedades enteras, mediante el despliegue de luctuosos malhechores, malvados, con fortísima tensión inmoral, parafraseando al Doctor Cassesse.

De tal manera, que se imponen juicios de impronta jurídica internacional.

MALE CAPTUS, DENE DETENTUS

La Justicia tiene que imponerse. El principio “male captus, dene detentus” significa que el reo ha sido capturado en su país de residencia (General Noriega en Panamá, Eichmann en Argentina), y es juzgado en el extranjero, país que le aplica su jurisdicción. En el caso de EEUU es abundante la normativa y gruesa la jurisprudencia sobre el conjunto potenciado del narcotráfico, corrupción, crimen organizado, tortura y muerte. Todo en un caso. Obviamente cada uno es un género en sí mismo y el atinente a este comentario, va a superar lo acontecido hasta ahora, y será nuevo instrumento para combatir las prácticas criminales internacionales. 

El Derecho norteamericano ha sentado bases firmes al respecto, debido a su fortaleza en las normas internas y el derecho clásico. La tendencia actual en el mundo occidental es la integración jurídica supranacional, en torno a las competencias de otros Estados, como el caso in commento. Este se dirime de acuerdo a la Territorialidad. Por ejemplo: conductas llevadas a cabo fuera del territorio del Estado, que surten efectos dentro de su territorio. El principio de protección, que faculta al Estado a actuar en las prácticas contra su seguridad, realizados por extranjeros. El principio de universalidad, en torno a los delitos de relevancia global. La regla “male captus, dene detentus”, persigue el fin de hacer respetar las leyes internas más allá de sus fronteras. El Doctor Oscar Schachter ha señalado que “las decisiones en los tribunales nacionales han sido ampliamente utilizadas, como declaraciones altamente persuasivas del derecho internacional”. Incluso, existe el procedimiento posterior a la detención, de expresar un acuerdo interestatal entre países, tal como sucedió con Israel y Argentina en el caso Eichmann. Es decir, se resuelve entre los Estados implicados. Walter Benjamin – citado en el prólogo del libro, “El juicio de Eichmmann”, de Deborach E. Lipstadt, por Javier López de Goicochea – construyó la idea de una justicia anamnética, distinguiendo entre los hechos y datos que reconstruyen los acontecimientos cometidos contra las victimas y la verdad en la palabra de dichas víctimas: Su relato de lo acontecido, sufrido y sentido.

La primera parte está estructurada. Tenemos ONGs, profesionales destacados de la ciencia jurídica, perfeccionando cada hecho, con todas las ventajas que hoy nos ofrecen las tecnologías y las redes sociales que no estaban al alcance de la humanidad, como ahora, para demostrar efectivamente cada desmán cometido.

El fanatismo criminal del “Cartel de los soles” y la “Banda de los enanos”, hace imprescindible profundizar la universalización de sus actos y estructura bandidesca, verdaderos ejemplos de barbarie humana, y como tal el paso dado por la justicia de Estados Unidos, debe ser reforzado de seis maneras:

1.- Establecer a través de las ONGs Internacionales un mecanismo de “fundraising”, que recolecte dinero y así aumentar las recompensas para la captura de la banda criminal. Se requieren recuperar, cuantiosos capitales, en manos del “testaferrato”, y como lo planteó el comisario Henry López Sisco, ofrecer un porcentaje a los que logren tal cometido.

2.- Sostener que no hay negociación posible y que, por tratarse de una banda criminal encapsulada en el denominado PSUV, están auto-proscritos para cualquier proceso. La estructura de esta organización no tiene hueso sano, por lo tanto, es muy difícil que aparezca alguien inscribiéndose con la insignia manchada de sangre y desvergüenza. Es falso seguir siendo Chavista y no Madurista. Es el mismo carro en contramarcha de la historia.

3.- Reorganización Total de las FFAA. Sustitución y encarcelamiento del General Padrino López, pieza clave del “cartel de los soles”, y su alto mando militar. Disolución de todas las estructuras militares y detención de los 35 generales que han saqueado los recursos nacionales y cuyos nombres e historias, ya fueron publicados por la organización periodística Europea OCCRP. 

4.- Se requiere disolver todos los Tribunales del país en manos de “La Banda de los enanos”. Son pocas las excepciones. Así se asegura la verosimilitud de las garantías del debido proceso y el estado de derecho. 

5.- Concretar un relato de justicia. Los renglones de una historia trágica. Reivindicar la memoria de miles de víctimas. Honor a los mártires asesinados: Oscar Pérez, el concejal Alban, el Señor Brito, más los numerosos jóvenes abatidos por la tiranía.  Honor a los injustamente detenidos, sobrevivientes de la tortura y a los millones de refugiados.

6.- Realización de un referendo consultivo para que todos los nacionales se conviertan en testigos ante el sistema judicial de los Estados Unidos, la CPI, CIDH y demás organismos de la justicia mundial. Ideas para fortalecer propuestas.

 

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