William Anseume: Este pauperismo impuesto

William Anseume: Este pauperismo impuesto

El giro politico-económico venezolano con el arribo de Hugo Chávez al poder continúa signado indubitablemente por el pauperismo importado de Cuba. Esto consiste en la victimización de la nación para hacerla cada vez más dependiente de las dádivas de otras. Un nuevo modo de (auto) colonizarnos, de entregarnos, como los cubanos a Rusia y/o a China, en nuestro caso, con el trampolín expropiatorio, chupador, propio de zánganos, característico de la orientación macabra de los gobernantes de la isla y de los nuestros.

Al contrario del régimen dictatorial de Pérez Jiménez, quién buscó y consiguió posicionar un país económicamente sólido en el mundo, esplendente, con una moneda estable e inquebrantable, debido a la implantación de su proyecto nacionalista; y, muy por el contrario de quienes depusieron a aquel tirano con su proyecto de apertura democrática desde 1958, desarrollando industrias y elaborando mental y prácticamente una nación productiva y competitiva en el mundo, el régimen chavista de estos más de veinte años se dedicó a desnacionalizarnos, a entregarnos sin miramientos a la expropiación cubana, rusa y china. Con agravantes de singular importancia para la exportación regional de esa ideología de la depauperación como política socio- económica: el narcotráfico como sustento, como medio eficaz para la penetracion de estos planes en otros países y el terrorismo como arma dosificadora, protectora y amenazante. En ese sentido, tiene toda la razón EEUU al buscar mitigar la creciente fortaleza geopolítica venezolana, la amenaza que para sus intereses mayores representa el régimen venezolano aliado con los otrora grandes productores de azúcar.





La depauperación como política ha significado empobrecer al país para generar una inquebrantable dependencia, ahora podemos apreciarlo con claridad. Pero esa dependencia se lleva hasta el más bajo nivel colectivo: acabar con el trabajo y la educación como fundamentos del Estado. No es indispensable estudiar o trabajar, ¿para qué? Contamos con las dádivas sujetadoras. No es necesaria ninguna industria sólida, eso significaría un margen indeseable de independencia. Es el rasero de la entrega. Es comer basura entre los desperdicios. Es la mendicidad indispensable para la sobrevivencia colectiva en general y ciudadana, la individual. Llevaron el plan hasta sus últimas y más sufridas consecuencias. Ahora estalladas con singulares proporciones con la aparición del Covid-19.

Así, todos mendicantes, requerimos de un sustentador, apelando a la “conciencia” de los demás países, a la necesidad de no dejar que termine de desbaratarse una nación. A la limosna establecida como derecho humano, cuando un gobierno no tiene cómo proteger y brindarle de ninguna forma la atención básica a sus ciudadanos.

No somos un país que ha sufrido un desastre natural arrasador. No somos un país con incapacidades de producción. No somos un país desértico, sin bienes naturales. No somos un país envejecido, carente de fortalezas humanas para encaminarse al desarrollo. Somos un país vulnerado por bandoleros, criminales, entreguistas. Los verdaderos traidores de la “patria”. Civiles y militares adueñados del poder para la implantación del pauperismo mendicante como política general del Estado, para cumplir su fin de concretar la entrega, para servir de exportadores ideológicos del comunismo miserable que miserabiliza. China y Rusia tienen especial tradición en juegos macabros con el hambre de los ciudadanos.

¿Con quienes nos arrastraron obligados a esto se pretende cohabitar en el gobierno de transicion? ¿Darle una medianía a esa concepción de país que debemos aniquilar de nuestra conciencia para siempre? ¿O sea, hay pretenciones de otorgarle largas a este proyecto acabador como para que se recomponga? ¿Estamos conformes con la continuidad de esta historia indigna?