Griselda Reyes: ¿Qué hacer cuando acabe la pandemia?

Griselda Reyes: ¿Qué hacer cuando acabe la pandemia?

Venezuela lleva seis años seguidos, sumida en una recesión económica a la que se suman niveles de desempleo, hiperinflación y escasez nunca antes vistos. Lo peor, es que no hay visos de que quienes gobiernan tengan intención de resolver el problema. Y una minoría que asumió el liderazgo opositor parece no entenderlo y se niega a unir esfuerzos para superar los obstáculos.

El escenario se complica con el retorno, por miles, de venezolanos que han sido expulsados de otros países por la crisis del Covid19. Este virus golpea por igual y sin piedad a pobres y ricos, blancos y negros, ateos y creyentes, chavistas y opositores, hombres y mujeres. Gobierno y oposición conocen el tamaño de la crisis, pero no entienden que solos no pueden enfrentarla.

Ante la pandemia, los mandatarios del mundo han quedado desnudos. A excepción de la canciller alemana Angela Merkel, que habló con la verdad a los ciudadanos de su país, no hizo promesa alguna y dijo que haría todo lo que esté en sus manos para paliar la crisis, los demás han mentido en el manejo de un tema tan delicado.





Darle a la enfermedad un tinte ideológico es perverso. El manejo somero de casos venezolanos mientras se mete el dedo en la llaga de los casos extranjeros, deja una estela de desconfianza que no ayuda a combatir este enemigo silencioso que es el Covid19.

La confianza es definitiva para crear redes que permitan reconstruir ese tejido social tan fracturado desde los cimientos, como el venezolano. ¿Se puede creer acaso en un gobierno que no ha querido atender ni resolver los problemas creados por él mismo? Seis años llevamos escuchando hablar de guerras económicas, de oligarquías nacionales y foráneas y de sanciones internacionales como las causantes de nuestras desdichas, pero jamás hemos escuchado al gobierno asumir su propia responsabilidad.

¿Cómo, quién y bajo qué circunstancias puede conducir en Venezuela una transición de la anormalidad del Covid19 a la normalidad? Los polos políticos están enfrascados en una lucha populista para ver quién tiene más poder. Pero la pandemia es un asunto científico, no político.

El impacto económico y social que dejará en el país puede ser tan o más dañino que la crisis humanitaria compleja que vivimos desde hace algunos años. No hay presupuesto que soporte la emergencia social, económica y sanitaria, porque Venezuela no tiene recursos para enfrentarla.

Proteger a los grupos más vulnerables, desempleados, pequeñas y medias empresas y trabajadores informales; y dictar medidas fiscales, monetarias y financieras para apoyar al sector productivo implica mucha plata que no estamos produciendo.

Hay que saber manejar esta situación inesperada para el mundo entero, y catastrófica para un país tan vulnerable como Venezuela. Hagamos esfuerzos para salir de la pandemia, esa es la prioridad. Las peleas políticas deben cesar ya, por el bien del país, y comencemos a prepararnos para cuando termine la pandemia.

¿Qué va a hacer usted, mi estimado lector, una vez pase la calamidad y el gobierno vaya levantando lentamente las medidas de cuarentena y de distanciamiento social? Hay algunas lecciones que nos deja la realidad que tocó vivir:

Nos confirma lo débiles y vulnerables que somos todos los seres humanos ante algo tan diminuto como un virus. No somos dueños de la vida ni de la muerte. No estamos llamados a modificar lo que la naturaleza ha hecho de manera perfecta.

Nos recuerda que estamos de paso por este hermoso planeta llamado Tierra y que, en retribución, debemos dejar huellas positivas. El mundo está respirando después de más de un siglo de explotación de sus recursos y de guerras inútiles, inservibles, absurdas.

Nos ratifica que los gastos de los gobiernos deben estar destinados a la educación, a la investigación y a la salud, no a la compra de armamento de guerra. El desequilibrio de los recursos invertidos en ciencia y en la industria bélica, nos está pasando factura. Hoy la pandemia demanda personal sanitario, infraestructura hospitalaria, no soldados.

Nos corrobora que la solidaridad es uno de los valores más importantes, porque se refiere al sentimiento y la actitud de unidad basada en metas o intereses comunes. Hoy hemos trocado la solidaridad por el egoísmo, y las inequidades se han vuelto más profundas por la iniquidad de gobernantes y ciudadanos.

Nos subraya con tinta roja que todos somos finitos.

Asumamos nuestra cuota de responsabilidad ante esta lección que nos da la vida. No pretendamos que el mundo será igual cuando todo esto pase. Muchos habrán perdido la vida, otros a sus seres más queridos, millones se encontrarán sin empleo ni fuentes de ingreso, el mundo dará un vuelco desde el punto de vista económico, los polos de poder se invertirán.

Que la pandemia de Covid19 deje seres humanos realmente humanos, sensibles y sensatos; capaces de exigir a sus mandatarios el establecimiento de prioridades; dispuestos a reclamar respeto a los derechos fundamentales, pero también empoderados y conscientes de las responsabilidades que tienen con sus naciones; ciudadanos más agudos y reflexivos que entiendan que sólo a través del consenso y no de la imposición, se puede conseguir un fin común.

.@Griseldareyesq