Fredy Rincón Noriega: La trayectoria de Raúl Leoni (1905-1972)

Fredy Rincón Noriega: La trayectoria de Raúl Leoni (1905-1972)

A 115 años de su nacimiento

El 26 de abril de 1905 nació en Upata, Estado Bolívar, Raúl Leoni, hijo de un ciudadano francés de origen Corso, Clemente Leoni, y de una dama venezolana, doña Carmen Otero Fernández.

Los años de su niñez y los estudios de primaria tuvieron como escenario la región minera, hídrica y selvática de Guayana, en un ambiente familiar donde se le abrumó de afecto.





Su inquietud por el estudio y el deseo de conocimiento forzaron el traslado de la familia Leoni Otero a Caracas, donde su padre fundó la prestigiosa farmacia “Francesa” y el joven Raúl pasó a formar parte de aquella pléyade de inquietos estudiantes del Liceo “Caracas”. Allí conoció a sus ilustres maestros don Luis Ezpelosín y don Rómulo Gallegos. Venezuela sufría entonces los rigores del despotismo personalista de Juan Vicente Gómez. La ausencia de libertad y de elementales derechos políticos simbolizaba este régimen oprobioso. El país era sometido a un silencio humillante. Sin embargo, la entereza moral y ética de don Rómulo Gallegos, a la sazón rector del Liceo “Caracas”, hubo de ser para el joven estudiante un insustituible ejemplo para moldear su inquietud y afianzar su disciplina, base sobre la cual desplegó una militancia constante y permanente a lo largo de toda su vida, en procura de una Venezuela libre y democrática.

La experiencia carcelaria la conoce cuando apenas contaba 16 años, había salido a la calle a dictar “lección de moral” como aconsejaba el maestro Rómulo Gallegos. En efecto, cuando la huelga de tranviarios de 1921, un grupo de estudiantes, entre los cuales se encontraba Raúl Leoni, salieron en manifestación a expresar públicamente su solidaridad. La susceptibilidad del régimen no soportó la osadía y los encarceló durante un mes en La Rotunda. Ingresó pues a la política bajo el signo de la lucha y el combate por las reivindicaciones laborales, exteriorizando, al mismo tiempo, interés por las agrupaciones gremiales que prontamente verá materializarse en su medio estudiantil.

En 1924, cuando ingresó a la Universidad, su preocupación intelectual fueron las leyes y la política. Como estudiante de la Facultad de Derecho, promovió, organizó y dirigió el centro de estudiante de esa Facultad. Sus esfuerzos y constancia por la agremiación del movimiento estudiantil se vieron ampliamente recompensado al presidir la Federación de Estudiantes Venezuela en un momento crucial para la evolución política del país.

Raúl Leoni presidió la FEV en 1928, fue testigo y protagonista de un movimiento de inusitadas repercusiones políticas, en la cual las ideas cívicas y democráticas agruparon a una generación que tomó el nombre de ese año: La Generación del 28. La influencia de esta generación en el curso de los posteriores acontecimientos políticos no tiene discusión.

Con motivo de celebrar la Semana del Estudiante, cuyo propósito estaba orientado a obtener recursos para la fundación de la Casa Andrés Bello, y así prestar ayuda a los estudiantes que desde la provincia venían a la capital a continuar su estudios. A Raúl Leoni le correspondió, en calidad de presidente de la FEV, organizar estos actos, entre los cuales estaba elegir la reina de los festejos, quedando favorecida por un unánime votación, la bella señorita Beatriz Peña Arias. Para la coronación en el Teatro Municipal se incluyó como Caballero de Honor, junto a Miguel Otero, Isaac Pardo, Carlos Irazábal, Armando Zuluaga y Jóvito Villalba, entre otros.

Esta inocente celebración estudiantil prontamente adquirió las dimensiones políticas que la posteridad le ha reconocido. En este celebre evento, pese a la rígida estructura monolítica del régimen gomecista, se difundieron ideas democráticas en el discurso de los principales oradores: Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt. El primero de apenas veinte años, inauguró la Semana con un discurso en el Panteón Nacional. Y el segundo, que cumplirá los veinte años, meses después en la cárcel, clausurará los festejos en el Teatro Rivoli la noche del 8 de febrero. También hablaron, el estudiante Angarita Arvelo en la Casa Natal de Bello, Gabaldón Márquez en la Plaza Ribas de La Pastora. En la coronación de Beatriz I en el Teatro Municipal, se oyó la voz del poeta Pío Tamayo decir: “… y el nombre de esa novia se me parece a vos: ¡se llama libertad!”, reafirmando la frase del sabio doctor Lorenzo Herrera pronunciada a llegar al evento: “vamos a asistir al nacimiento de una nueva Venezuela”. Allí estaba Raúl Leoni como uno de los principales forjadores.

Las tímidas manifestaciones estudiantiles que se suscitaron finalizando la Semana del Estudiante y el contenido de algunas expresiones oratorias, provocó el cambio del Rector de la Universidad y la citación policial a Raúl Leoni por parte del Gobernador Rafael María Velasco, quién lo responsabilizó por cualquier manifestación en contra del Gobierno.

El 21 de febrero son reducidos a la prisión de El Cuño, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Pío Tamayo. Ante las infructuosas gestiones de los dirigentes estudiantiles para lograr su libertad, en gesto de solidaridad más de doscientos estudiantes se entregan a la Policía ese mismo día, y en la madrugada serán conducidos en camiones al Castillo de Puerto Cabello. La indignación colectiva y la protesta popular por tal medida, obligó al Gobierno a ceder la libertad de los detenidos.

La rebeldía estudiantil y el nivel de conciencia adquirido en apenas pocos días, comprometió a la dirigencia estudiantil que encabezaba Raúl Leoni a una nueva insurgencia, y así la lucha continuó con renovado fragor el 7 de abril de 1928. Los estudiantes se apostaron frente al Cuartel San Carlos en un intento insurreccional que resultó fallido, terminando todos en la cárcel. Sin embargo, la gallardía y la audacia juvenil de aquel muchacho delgado, de calvicie prematura y voz ronca estuvo presente en aquel momento ejercitando el coraje y el temple que la historia le exigiría en futuras circunstancias. Vale la pena recordar el episodio que enalteció la figura del joven Raúl: cuando un emisario del dictador ofreciendo la libertad de todos los detenidos los conminó a retractarse y arrepentirse de su rebeldía, Raúl rechazó en forma airada esa propuesta vergonzante.

De aquí en adelante, la cárcel, los grillos, el exilio y la muerte serán el destino de muchos de estos valiosos iniciadores de una gesta noble por conquistar la libertad. El exilio es su futuro inmediato. Leoni irá primero a Colombia y luego a Santo Domingo. Allí funge junto a Rómulo Betancourt como organizador del grupo de exiliados que formarían parte del asalto a Cumaná en agosto de 1929, conspiración que dirigiera desde París el General Ramón Delgado Chalbaud, ferviente opositor a la dictadura gomecista. La aventura del vapor “Falke” fue infructuosa. Los venezolanos reunidos en la isla caribeña, incluyendo a Raúl, se embarcaron en el velero La Gisela con pertrechos militares de insignificante poder de fuego. El objetivo era encontrarse en el islote “La Blanquilla”, pero zozobran y se ven obligados a regresar a la República Dominicana.

Posteriormente emigra a Colombia. En la ciudad de Barranquilla se asocia a Rómulo Betancourt, Valmore Rodríguez y Ricardo Montilla, en modestos negocios que no tienen suerte comercial. Pronto comprende que es necesario obtener el respaldo de una organización popular que actuara en Venezuela. Es así como surge la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI) que lanza el famoso “Plan de Barranquilla”, un programa político donde se diagnosticó la realidad del país y se trazaron las líneas de acción necesaria para superar el estado de atraso en que se encontraba Venezuela. Con esta iniciativa se estaba sembrando la idea de un partido como lo serían más tarde ORVE, luego el PDN y finalmente AD.

La muerte de Juan Vicente Gómez en diciembre 1935, abrió las compuertas de la nueva Venezuela que venía gestándose. Para enero de 1936 comienzaron a regresar del exilio los distintos representantes y dirigente de la oposición a Gómez, entre los cuales se encuentra Raúl Leoni: llegó lleno de entusiasmo y presto a continuar la lucha inconclusa del año 1928.

Los vínculos en el exilio con Rómulo Betancourt, Ricardo Montilla y Valmore Rodríguez, le refuerzan la idea de crear un partido político cuyo programa de acción fuese auténticamente democrático, popular y nacionalista. En marzo de 1936 nació ORVE (Movimiento de Organización Venezolana) en esta tarea junto a Betancourt y Leoni lo acompañaron figuras como Mariano Picón Salas, J. J. González Gorrondona, Alberto Adriani, Joaquín Gabaldón Márquez y Manuel F. Rogeles, entre otros. Este movimiento policlasista se fue transformando en medio del inusitado debate político que a lo largo del año 1936 se operó en la Venezuela post-gomecista. Raúl participó activamente en la organización de este movimiento, fue orador de primera línea en mítines y concentraciones organizadas en la capital y en el interior del país. Denunció la reunión del Congreso gomecista por considerarlo espurio y firmó, en representación de ORVE, la constitución del llamado Bloque de Abril.

A finales de octubre de 1936 maduro la iniciativa de crear el partido único de la izquierda denominado Partido Democrático Nacional (PDN). Leoni nuevamente ocupó un papel destacado al formar parte de su Comité Central.

Como ex presidente de la Federación de Estudiantes Venezuela y dirigente político, supo aprovechar la circunstancias de estos meses para estimular, cooperar y asistir a las incipientes organizaciones laborales. Más tarde será ampliamente recompensado con la designación de Ministro del Trabajo durante el primer gobierno de Acción Democrática.

En las elecciones de 1937 fue electo diputado en representación de su estado natal. Sin embargo, esta diputación no pudo ser ejercida, dada la sentencia de nulidad acordada por la Corte Federal y de Casación en razón de una supuesta condición y militancia comunista. Fueron anuladas también, en esta ocasión, la elección del diputado Jóvito Villalba y Gonzalo Barrios. Está acusación y veto político, formaba parte del arremetida contra el movimiento popular que el Gobierno de López Contreras había iniciado al negar la legalización del Partido Democrático Nacional a finales de 1936 y, la posterior revocatoria que autorizaba el legal funcionamiento de los partidos ORVE, PRP, FEV(OP), Frente Obrero y Frente Nacional de Trabajadores, el 4 de Febrero de 1937.

El intenso, pero breve debate político iniciado a la muerte Gómez, se cierra con la expulsión del país de más de 40 dirigentes políticos acusados de profesar y practicar ideas comunistas. Los expulsados a México a bordo del “Flandre” el 26 de Marzo de 1937 a las 4:30 de la tarde fueron: Gonzalo Barrios, Raúl Leoni, Jóvito Villalba, Manuel Antonio Corao, Hernani Portocarrero, Gabriel Bracho Montiel, Acosta Silva, Fernando Márquez Cairos. José H. Briceño. Salvador de la Plaza, Germán Herrera Umérez, Rafael Martínez Madero, Alfredo Escuraina, Jorge Saldivia Gil, Luis Hernández Solís, Gustavo Machado, Fermín Eduardo Recagno, José Tomás Jiménez Arráiz, Carlos Augusto León, Carlos Rovatti, Jesús González Cabrera y Carlos Irazabal. Desde México Leoni se traslada a Panamá para luego instalarse definitivamente en Colombia. Allí aprovecha este segundo exilio para culminar su estudio derecho en Bogotá. Obtiene el título de Doctor en Derecho y Ciencias sociales el 8 de diciembre de 1938.

Rómulo Betancourt, quien había logrado burlar a la policía desarrollaba una intensa actividad clandestina dirigida a estructurar y organizar nacionalmente el PDN. Cuando 1939 regresa Leoni de Colombia, se incorpora de lleno a la actividad del partido hasta ocupar el cargo de Secretario General en sustitución de Betancourt, quién se vio obligado a abandonar el país.

Entre 1939 y 1941 abrió un bufete de abogados en sociedad con Gonzalo Barrios. Desde allí emprendió una tesonera labor de asesoramiento al movimiento sindical, experiencia que enriqueció sus conocimientos en materia laboral, además de fortalecer sus vínculos con los dirigentes de las distintas organizaciones gremiales y sindicales.

El ambiente político suscitado alrededor de la sucesión presidencial, colocó a la dirección del PDN en la clandestinidad, en una situación favorable para estructurar a nivel nacional un movimiento amplio de apoyo a la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos. La participación popular, la organización del Comité de Independientes procandidatura del gran novelista, era la tarea prioritaria. De esta actividad, el PDN salió fortalecido para comenzar un nuevo camino. El 13 de septiembre 1941, se legalizó bajo el nombre de Acción Democrática. Al frente de esta organización, en sus inicios, se destacaron figuras como la de Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco y Rómulo Betancourt. Al lado de ellos siempre estuvo Raúl Leoni, dispuesto a cooperar en los planes de creación de un poderoso movimiento sindical acióndemocratista.

También ejerció la profesión de abogado, esta vez juntos a Gonzalo Barrios, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Héctor Humpiérrez.
Durante el período de Medina Angarita, fue el consultor jurídico de la mayoría de los sindicatos, además de miembro de la Comisión Revisora de Ordenanzas Municipales y primer Secretario del Comité Ejecutivo Seccional de Acción Democrática en Caracas. En su condición de líder fundamental de AD, acompañó a Rómulo Betancourt en el viaje que realizaron oficialmente a Nueva York en nombre del partido, a fin de entrevistarse con el Embajador de Venezuela en Estados Unidos, el distinguido diplomático y reputado intelectual, Diógenes Escalante
Leoni era un convencido demócrata que proponía agotar todos los esfuerzos para encontrar un candidato de unidad que a su vez aliviará las tensiones creadas en distintos sectores del país con motivo de la sucesión presidencial. Escalante, para los principales líderes de AD, era quién reunía tales condiciones. Por tal motivo resultaba imprescindible llevarle personalmente esa oferta candidatural. La inesperada enfermedad del doctor Escalante aquí en Caracas y su incapacidad para asumir tales responsabilidades, precipitó los acontecimientos. Un grupo de militares jóvenes entró en contacto con la principal fuerza política de oposición -AD- y el 18 de octubre de 1945 se inició el movimiento Cívico Militar que sustituye al General Isaías Medina Angarita por una Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt

El Ministerio del Trabajo estuvo bajo la dirección de Raúl Leoni, quién fue además miembro de la Junta. Comenzó así su primera experiencia de gobierno. Al frente de la Cartera de Trabajo, que ejerció hasta el 24 de noviembre de 1948, promovió la creación de sindicatos, los cuales experimentaron un sensible crecimiento. Bajo su acertada orientación ayudó a fundar a Fedepetrol y numerosos contratos colectivos fueron firmados obteniéndose importantes ventajas para la clase obrera. Su capacidad conciliatoria estuvo al servicio de un digno equilibrio entre los intereses empresariales y el de los obreros, con el fin de lograr paz laboral.

Cuando se produce el derrocamiento del Presidente Gallegos, Leoni fue recluido en la Cárcel Modelo por ocho meses, hasta ser expulsados hacia los Estados Unidos el 17 de julio de 1949. Este fue su tercer exilio, que se prolongó por nueve largos años y que lo llevó a varias ciudades. En Washington contrajo matrimonio con su prima Carmen América Fernández Alcalá, perteneciente a una distinguida familia guayanesa y como él, nacida en Upata. En Washington nació su primera hija: Carmen Sofía. Posteriormente viajó a Costa Rica para integrarse al comando exterior de AD. Allí nacieron Luisana, Raúl Andrés y Lorena. Su último hijo, Álvaro, nació en Caracas, el regreso de este tercer exilio.

En 1954 desempeñó el cargo de delegado de la Oficina Internacional del Trabajo en Bolivia, dos años más tarde pasa al Perú. Luego fue obligado a abandonar ese país. Regresó a San José de Costa Rica, donde permaneció hasta el derrocamiento de la dictadura perezjimenista.
Es uno de los primeros exiliados en llegar, el 25 de enero de 1958. Al pisar tierra venezolana comenzó una nueva labor. Puso todo su empeño, su paciencia, su larga experiencia, en la tarea de hacer una Venezuela libre y soberana, y en la reconstrucción de Acción Democrática, duramente golpeada en los diez años de lucha clandestina contra la dictadura perejimenista.

1958 fue un año de intensa actividad política. El doctor Leoni recurrió a su capacidad conciliatoria y su ascendencia frente al movimiento obrero organizado para imprimirle fuerza, vigor y responsabilidad ante los nuevo retos que tenía planeado el país. Trazó líneas generales en lo concerniente a política sindical, con miras a lograr una duradera paz sindical al servicio de la estabilización de las instituciones democráticas. Durante este año se realizó la IX convención nacional de Acción Democrática y Leoni resultó elegido primer Vicepresidente del Partido mientras que Rómulo Betancourt asumió la Presidencia.

En las elecciones del 7 de diciembre de 1959, Raúl Leoni fue electo senador en representación del Estado Bolívar, y Rómulo Betancourt conquistó la silla presidencial tras una resonante victoria.

Durante el gobierno de Rómulo Betancourt, la presidencia del Congreso Nacional y la del partido fueron ocupadas por Raúl Leoni, cargos que abandonó para incorporarse a la campaña electoral de 1963, en calidad de candidato presidencial por disposición de la XIII Convención del Partido.

El 11 de marzo de 1964, Venezuela presenciará un acto que marcará hito en su historia: se realizó, por primera vez la transmisión de la Banda presidencial de un Presidente electo en comicios libres y democráticos a otro Presidente surgido en iguales condiciones. En los predios del Congreso se desarrolló una escena que recordó los sueños de aquellos jóvenes protagonistas de la semana del estudiante en 1928.

La perseverancia, la honradez y su virtuoso sentido de la responsabilidad en el logro de una Venezuela democrática, lo llevaron al solio presidencial para continuar con la labor iniciada por Rómulo Betancourt cinco años atrás. Fue comedido, pero firme, frente a las compañías petroleras. Inició la apertura y el diálogo con los movimientos de extrema izquierda, pero sin doblegarse ante la histórica responsabilidad de afianzar el sistema democrático. Se comprometió a entregar la presidencia de la República a quién la voluntad popular, mediante elecciones libres, así lo determinara. Lo cumplió con un adversario político: Rafael Caldera. Sentó de esta manera un precedente que fortaleció las instituciones democráticas.

Tres años más tarde, en la ciudad de Nueva York, dejó de existir el ex presidente Raúl Leoni. Fue una madrugada del 5 de julio de. 1972. Ese día Venezuela despertó con esta infausta noticia. Se conmemoraba el 161 aniversario de la Firma del Acta de Independencia. El país conmovido lamentó la partida de un venezolano recto y de profunda sensibilidad humana, que le había dedicado toda su vida a crear una sociedad libre y profundamente democrática.

@ferinconccs