Griselda Reyes: Rezago tecnológico y telemático en la educación universitaria

Griselda Reyes: Rezago tecnológico y telemático en la educación universitaria

Ningún país del mundo estaba preparado para enfrentar los embates del coronavirus Covid19, de cuyos efectos en el ser humano se sabe todavía muy poco. Más de cuatro mil millones de personas se vieron confinadas repentinamente en sus casas, para evitar la propagación de un virus que cuatro meses después de hacer su aparición, se resiste a revelar su enigma a la ciencia.

Los distintos gobiernos de los países donde la pandemia se ha hecho presente, han venido adoptando medidas para garantizar que sus poblaciones acaten la cuarentena, respeten el distanciamiento social y, particularmente los niños, adolescentes y adultos jóvenes en fase de formación y aprendizaje, den continuidad a ese proceso para que no pierdan el año.





Lamentablemente en Venezuela, la culminación del año académico para los estudiantes universitarios está en peligro, porque ante la imposibilidad de acudir a las aulas de clases, dependen en gran medida del acceso a la tecnología y a los medios eléctricos y telemáticos que el gobierno central, hoy por hoy, no es capaz de garantizar, por lo menos en las universidades públicas.

La educación superior tiene más limitaciones que las restricciones que enfrentan los estudiantes de primaria y secundaria. En este último caso, el Ministerio de Educación resolvió hacer uso de la televisión educativa para –como decimos en Venezuela–, “darle un mateo” a los contenidos y promover al año escolar superior inmediato, a niños y adolescentes.

Pero el Ministerio de Educación Superior no ha decidido aún qué hacer para que esos muchachos que cursan carreras universitarias y técnicas culminen sus semestres sin inconvenientes.

El rezago tecnológico y telemático en las universidades públicas de Venezuela es doloroso. No solamente muchas carecen de servicios elementales como el suministro eléctrico continuo y el acceso a Internet. Somos el país de América Latina con el peor servicio de telecomunicaciones. Continuar clases por Internet es simplemente inviable.

Y a esto se suma el hecho de que son decenas de miles los jóvenes que no tienen acceso a dispositivos móviles o computadoras que les permitan recibir y enviar materiales, revisar contenidos, cuadrar con profesores o compañeros de estudios foro–chats o transmisiones vía Skype o Zoom.

En Venezuela, la educación a distancia, literalmente se vuelve distante.

El profesor Roberto Rondón Morales, médico cirujano, Doctor en Medicina, ex Director y ex Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes (ULA), nos decía hace poco que la pandemia de Covid19 “sorprendió a la mayoría de las universidades venezolanas sin aportes de alternativas sustitutivas, inmediatas y masivas porque esto debió implicar una preparación previa de profesores, estudiantes, y plataformas para la interacción, así como de medios eléctricos y telemáticos públicos por el gobierno nacional”.

Corresponde a las universidades públicas, estudiantes y profesores hacer un esfuerzo tremendo para ver cómo llevar a feliz término el semestre: definir qué carreras pueden mantener sus estudios no presenciales; qué va a ocurrir con aquellas que exigen pasantías y entrenamientos profesionales en servicio; cómo resolver la falta de experiencia de los docentes en tecnologías educativas; qué hacer con los estudiantes que no cuentan con los medios para interactuar con sus profesores, etc.

La pandemia permanecerá unos meses más –tal vez lo que reste de 2020–, así que es hora de reinventarse para que el recurso humano que está en formación siga el proceso a distancia.

@Griseldareyesq