Santo chimbo, por @ArmandoMartini

Santo chimbo, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Se le queda el santo sin vestir al régimen, por mucho que se les rece, imploren e invoquen, no todos hacen milagros. Sin el ataviar adecuado, en vez de estar en el cielo se ubican desnudos en el infierno revolucionario castrista. Santos sin milagros, no lo son, porque para hacer prodigios, los contrarios a la profanación y sacrilegio, deben tener a Dios de su lado. El responsable de la creación del universo y misterio de la existencia, para consagrados inventados, apócrifos, suerte para el perverso Luzbel, no roba lo ajeno, ni engaña al prójimo, no levanta falsos testimonios, mucho menos se burla, no les cae a palos ni a tiros, no inventa, manipula o adultera ni, en plena era de la globalización informática, utiliza lo caduco, devastado y arruinado como Cuba que lleva ya 70 años de palabras y adjetivos, sin realizaciones ni hechos.

Con vocación, coraje y empeño, venezolanos como los de hoy, hace 70 años higienizaron el país, lo desinfectaron, vacunaron, acabaron con el sarampión, epidemias, paludismo, tuberculosis, plagas y otros regalos de tiranos que sólo se ocupaban de mantenerse en el poder, disfrutarlo mientras la población no crecía porque moría joven entre enfermedades, guerrillas, montoneras, torturas y cárceles; calamidad que en la Venezuela de hoy, es consistente, la peste de los carceleros, el hedor doliente de muertos y encarcelados. 

No es Covid-19 o como quieran llamarlo, que está matando en todas partes, pandemias hemos tenido muchas, la humanidad se impone y sobrevive. El problema es la revolución de los pecados, exaltación del latrocinio, industrialización del narcotráfico, desenfreno del fraude, impunidad para delitos, y protección de la estafa y corrupción, como estrategia de mando, control social y poder.





No hay santificados en la revolución, abundan pecadores y demonios, ángeles y arcángeles de la infracción, miserables corruptores y complacidos corrompidos, además de una notable proliferación de incompetencia y estupidez, bueno para el cargo porque siempre, obedezca o no, dice que sí. 

Insurrección que ha hecho de la destrucción una especialidad, del petróleo una devastación, de la economía un empecinamiento en el desatino, revolución de santos desprovistos que rezan rosarios de dioses sin virtud, maldades y perversiones como méritos principales.

No es la pandemia, la que hace toser y esmirriarse, ni siquiera la cuarentena, bloqueo económico que tanto denuncian míseros; ni la gasolina clandestina que se vende encubierta entre bolsillos y transferencias vergonzosas, o uniformados que soportan en la punta de bayonetas, en realidad, peinillas, otrora pasadas de moda; a un régimen que hace equilibrios entre amenazas, promesas incumplidas, bodegones no repletos de costosas opciones -¡como todo, que empieza a desinflarse!, ni son las frases o declaraciones ya aburridas del usurpador, porque hasta los cuentos de hadas hartan.

Causa indignación que serafines perjuros, supuestos huidos de la persecución castrista venezolana, declaren orondos, atiborrados de felicidad, en actitud y comportamiento que se caracteriza por dar grandes muestras de devoción, generalmente exagerada e hipócrita; en apoyo a quien en sus ocho años de residencia en el número uno de la Rotonda del Observatorio Naval de los Estados Unidos en Washington D.C., nada hizo por Venezuela y, por si fuera poco, se haya pronunciado por reestablecer relaciones con la ignominia y culto lucumí o Regla de Ifá u Ocha? castro-cubano. Infeliz y profana declaración del aspirante demócrata a la Casa Blanca. 

A los ingratos, aché. Y de acuerdo a la opinión de algunos: tiene sin cuidado el tema de los custodios de santuarios comunistas, que veneran beatones, desmedidos y supersticiosos a patriarcas socialistas, contra Donald Trump, están en su derecho. Son los mismos que en lobby asalariado, abogaron, aún persisten en su afán, sobre el levantamiento de sanciones. Para luego, invocar protagonismo de semidioses, reclamar posiciones inmerecidas y honorarios de las finanzas públicas. Sin embargo, la contrariedad no es manifestarse en favor o en contra del 45 Presidente de los Estados Unidos y su reelección. La situación es que, en el desastre social, económico, ético, moral, político que sufrimos y la posibilidad que se extienda en América Latina, es insensato colocarse, contrario al más importante aliado del mundo libre y democrático. Irracional, demente, de mala educación y mucha falta de gratitud. 

La Iglesia católica no reconoce a la santería como culto cristiano sino pagano. El problema de los que poseen relación con Dios, que no hacen milagros y con iglesias vacías; es la tragedia del hambre, la salud abandonada, el desmoronamiento diario de las esperanzas, pérdida de principios moralistas, extravió de la honorabilidad y quebranto de buenos hábitos ciudadanos, esa es la revolución misma, la persistencia en la nueva recién vestida aristocracia de la corrupción y el pillaje al Estado, es la decepción porque las pompas de jabón se deshacen en un aire que ni siquiera puede respirarse con tranquilidad.

La santería es la religión que aparta a los hombres de Dios. Porque hasta la ropa de los santos se han robado.

@ArmandoMartini