En el Amazonas, enfermera voluntaria de una comunidad indígena da la cara al coronavirus (Fotos)

En el Amazonas, enfermera voluntaria de una comunidad indígena da la cara al coronavirus (Fotos)

Vanderlecia Ortega dos Santos usa una máscara que dice “Las vidas indígenas importan”, Parque das Trios, distrito de Taruma, Manaos, Brasil, 3 mayo 2020. REUTERS/Bruno Kelly

 

Vicente Piratapuia, de 69 años, miembro de la tribu de los piratapuia de Brasil, tenía fiebre alta y apenas podía respirar, pero se negaba a abandonar su hogar en las afueras de la ciudad más grande de la selva amazónica.

Finalmente fue convencido por una enfermera capacitada en su comunidad de que moriría si se negaba a que le llevaran a una sala de emergencias.





Vanderlecia Ortega dos Santos, o Vanda para sus vecinos, se ofreció como voluntaria para brindar la única atención de primera línea que protege a su comunidad indígena de 700 familias de la epidemia de COVID-19 que está asediando a Manaos.

Es una batalla cuesta arriba. El empobrecido asentamiento de descendientes de 35 tribus, llamado Parque das Tribos, carece de suministro de agua potable y de electricidad en la mayoría de los hogares.

Las ambulancias regularmente se niegan a recoger a los enfermos graves porque no hay un centro de salud pública cerca.

A medida que la pandemia de coronavirus se extiende por Brasil, los indígenas que viven en las ciudades y sus alrededores han quedado atrapados en un peligroso limbo. El servicio de salud indígena del país, Sesai, enfoca sus recursos en aquellos que viven en reservas de tribus.

Sesai ha reportado 10 muertes de indígenas por la pandemia en tierras nativas, pero la organización activista APIB estimó esta semana al menos 18 fallecidos de estas comunidades si se toman en cuenta las cifras de áreas urbanas. El número real de casos en aldeas a menudo remotas en el vasto interior de Brasil es difícil de determinar.

“Nuestra gente está muriendo por esta enfermedad aquí y no están siendo reconocidos como indígenas por el Estado ni por Sesai”, dijo Vanda, una miembro de la tribu Witoto de los confines del río Amazonas en la frontera con Colombia.

Sesai ha dicho que los indígenas que viven en las ciudades deberían usar el servicio de salud pública de Brasil.

Una portavoz del alcalde de Manaos dijo que la salud de la comunidad indígena era un problema federal y no responsabilidad de la municipalidad.

Vanderlecia Ortega dos Santos ajusta una luz en una sala de examen, en la Fundación Alfredo da Mata de Dermatología Tropical y Venereología, donde trabaja, Cachoeirinha, Manaus, Brasil, 30 abril 2020.
REUTERS/Bruno Kelly

 

Manaos, la capital del estado de Amazonas, que sufre el brote de COVID-19 más mortal de Brasil per cápita, ha visto cómo la enfermedad abruma a los hospitales, los cementerios y la capacidad de los funcionarios para contar a los muertos.

Vanda, de 32 años, nació en el pueblo ribereño de Amatura y se mudó río abajo hace 10 años a Manaos, donde se formó como enfermera técnica. Trabaja tratando pacientes con cáncer de piel en una clínica de la ciudad.

Pero desde que comenzó la epidemia, está utilizando su tiempo libre para hacer visitas a domicilio en su comunidad, rastreando los posibles síntomas de COVID-19 a través de un grupo de WhatsApp que creó.

Esta semana ha estado monitoreando unos 40 casos sospechosos de coronavirus. Remitió a cinco personas en estado grave a los servicios de emergencia, incluida una anciana que tuvo que ser llevada en automóvil por la falta de una ambulancia.

Vanda le da a sus pacientes analgésicos y otras medicinas básicas, a la vez que ofrece orientación para limitar el contagio. Hace visitas a domicilio con un delantal protector, guantes y una máscara, a veces bajo un tocado tradicional de plumas de guacamayo de los witoto.

El hambre llegó a la comunidad antes que el virus, dijo. Las medidas de distanciamiento social impuestas para frenar el brote han afectado la economía local y han eliminado los ingresos tanto para las mujeres que hacen artesanías o trabajan como empleadas domésticas en los hogares de Manaos, como para los hombres que trabajan en obras de construcción.

“Debido a que estábamos tan desprovistos de asistencia pública, tomé la iniciativa de comenzar una campaña en las redes sociales para recibir donaciones de alimentos y kits de higiene”, sostuvo Vanda.

También comenzó un taller en la casa de su madre donde las mujeres cosen máscaras de tela para la comunidad.

Cuando el ministro de salud de Brasil visitó Manaos esta semana, Vanda y dos de sus amigos lo recibieron con una protesta frente al hospital principal de la ciudad, exigiendo atención médica para los indígenas.

Ella y otras dos mujeres llevaban máscaras hechas por su madre, estampadas con la frase “las vidas de los indígenas importan”.

La manifestación provocó una reunión con el jefe de Sesai, Robson Santos da Silva, quien dijo que un hospital de campaña en Manaos prometido por el Gobierno federal tendría un ala para pacientes indígenas con el coronavirus.

Sin embargo, un portavoz del ministerio dijo que la construcción del hospital de campaña tendría que esperar mientras el Gobierno se enfoca primero en expandir las instalaciones existentes en Manaos. Reuters

Vanderlecia Ortega dos Santos usa una máscara que dice “Las vidas indígenas importan” mientras se pone el equipo de protección personal (PPE), antes de salir de su casa , distrito de Taruma, Manaos, Brasil, 26 abril 2020. REUTERS/Bruno Kelly