En un país donde predominaba el nepotismo, el gabinete ejecutivo de la época, al fallecer Gómez lo designó presidente encargado, para luego recibir el respaldo del congreso.
Había sido electo para 7 años, pero el parlamento en la reforma constitucional recortó el período a 5 sin reelección inmediata. Durante su mandato se hizo popular el lema “calma y cordura”. Una de sus primeras medidas fue liberar a los presos políticos, permitir el regreso de los exiliados y relevar a la vieja guardia gomecista de los más altos cargos. También lanzó el “plan de febrero” de 1936 para tranquilizar a un pueblo que exigía cambios después de la larga dictadura gomecista. Más tarde en 1937, decreta la expulsión de 47 líderes políticos acusados de comunistas. Designó como su sucesor al general Isaías Medina Angarita. Luego, trató de retornar al poder sin éxito. Fue muy diferente a Gómez. No impuso la fuerza, ni trató de perpetuarse. Fue el tercero de los andinos en ejercer el poder y su cercanía con Castro y Gómez lo había familiarizado para la tarea que asumió.
Para los que creen en fechas que se parecen o se repiten, el día anterior al nacimiento de López Contreras, un 4 de mayo, pero de 1925 nace Luis Herrera Campins en Portuguesa. Fundador del partido Copei en su estado, es el segundo presidente socialcristiano, después de Rafael Caldera. Perseguido político durante la dictadura de Pérez Jiménez, tiene que culminar sus estudios de abogado en España al salir de prisión. Desde muy temprano demuestra sus dotes periodísticas, buen escritor y orador. Tenía la habilidad de encajar refranes y frases acordes con el acontecer nacional. Continuó la labor de Caldera, lanzó la tesis del estado promotor, el metro, el teatro Teresa Carreño, entre muchas otras. Sabía mucha historia patria, y era un hombre culto y universal. Tuvo un carácter afable, sencillo y cordial. Murió sin bienes de fortuna.
Venezuela recuerda a estos dos presidentes que nacieron un día tras otro, con admiración y respeto.