Bullicio en el barrio, por @ArmandoMartini

Bullicio en el barrio, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Considerado usurpador e ilegítimo por la mayoría ciudadana, numerosos países del mundo libres y democráticos. Por mucho, el peor gobernante que jamás hemos tenido en esta Venezuela plagada de dictadores. Encabezaron regímenes censurables por abusos, punibles crueldades, violaciones a los Derechos Humanos básicos. Tienen en sus historiales demasiados muertos, presos, torturados y vulnerados.

Se aferraron al poder, ultrajaron y mancillaron leyes, se burlaron de las buenas costumbres, infringieron inmisericordes la norma ética, ridiculizaron valores morales; terminando con enorme cantidad de confinados e inanimados, exiliados y asesinados por desavenencias políticas, repletos de perseguidos y atormentados en prisiones. ¿Qué tiene el autócrata impostor excepto cómplices leales, coautores obedientes, cohabitantes convenientes y corruptos, atiborrados sus bolsillos por el asalto a las riquezas de la nación y otros delitos igualmente graves? 

Ruido en los barrios y no sólo en los más pobres, pendientes de la llegada del CLAP, bonos; dádivas que, cuando se suman si los recibe, no alcanzan para vivir, comer y esperar. Se vive y come mientras se espera, o se aguarda, pero ni se consume ni sobrevive. En las zonas populares, parroquias y urbanizaciones, hay murmullo, cada día y noche se amplifica.





Vecinos reclaman, y no sólo es acuartelamiento forzoso “voluntario” por una pandemia que el régimen afirma no la inventaron los chinos sino los estadounidenses, como si un estornudo y asfixia sonaran disparejos en chino o inglés. Los vecindarios se alteran, angustian y exigen porque sienten, que el país prometido lleva décadas esperando, mientras la podredumbre e indiferencia se acomodan y afincan. Y aún peor, no saben qué va a pasar cuando este pretexto termine, puedan dejar de lado la parafernalia del tapabocas, guantes de hule, salgan a las calles y trabajos.

¿Qué van a encontrar? ¿Qué les quedará, si algo? Crece la duda de recorrer un territorio que fueron destruyendo en sus narices, desmontándolo mentira a mentira, las de Chávez primero, Maduro ahora y del castrismo siempre.

Por eso hay bullicios en el barrio, en el suyo, mío, el de todos, en Caracas, el interior, Estados ricos, productores, ahora hambrientos, abandonados y sin esperanza. Hay agitaciones, no sólo el de las motos de colectivos, ni las órdenes secas y altaneras de los uniformados. Hay susurro, son reclamos de la gente, del ciudadano de a pie, mujeres y hombres humildes que de corazón creyeron en una revolución bolivariana y también, de los que no, cada día más unidos en la mutua convicción: nos han engañado, esquilmado y dejado sin nada.

Algazara y no añagaza, hay bisbiseo de rabia y decepción, hay ruido no de sables -que a nadie aturde, son chafarotes mellados- sino de estómagos vacíos, neveras sin víveres que enfriar, cocinas sin cacerolas que calentar y despensas vacías sin ilusión ni esperanza de provisionarlas.

Cuchicheo en la barriada, camaradas, compañeros, connacionales, panas, amigos, parientes, compatriotas, hay ronroneo, cada mañana y noche se escucha menos en las lejanías y más en las cercanías, se acuesta con ese ruido en la conciencia, en el vientre y la expectativa.

Balbuceo en la parroquia, familia, silbido de furia, de saber que no somos espectadores sino víctimas, el conocimiento ensordecedor de haber perdido décadas de nuestras vidas para ahora tener que comenzar de nuevo a reconstruirlo todo, hasta la esperanza, lo más difícil.

Tumulto en el barrio, hermanos, la revuelta es enorme y fuerte, que empieza a aturdirnos con alaridos ciudadanos que van perdiendo la paciencia. Lamento, que cada día más hacemos todos; inquieta, asusta y estremece.

La mayor crueldad de esta tiranía ha sido la incompetencia. Han robado, empobrecido y arruinado la patria, no dejan nada excepto devastación. Es su gran derrota, las sanciones son sólo presiones adicionales. El mando puede ser una gran soledad. Mandar sin saber, más que ineptitud e ignorancia: es la peor derrota personal.

@ArmandoMartini