Ángel Lombardi: ¿una sociedad y un país pueden suicidarse?

Todo termina, de alguna manera, pero realmente se transforma. El problema es cuando estos “cambios-históricos” los proyectamos en temporalidad-existencial. Culturas y civilizaciones se mueven en términos de milenios, sociedad y economía y pueblos y naciones y Estados en siglos y la política como expresión visible y superficial de las “fuerzas e intereses” estructurales y coyunturales, en años, décadas y excepcionalmente siglos. De allí que F. Braudel, historiador francés, que estudió la HISTORIA desde las ciencias sociales, hablaba de larga duración (CULTURA en su sentido más amplio: usos, costumbres, creencias, mentalidades, etcétera). Duración media (estructuras sociales y económicas). Y corta duración (política, coyunturas, cotidianidad, modas, innovación-tecnológica, etcétera). De allí que el “mundo y la humanidad van a cambiar después del coronavirus” es una evidente exageración; lo que no significa que “algunas cosas pueden o van a ser diferentes”; incluso nosotros mismos en nuestros hábitos, costumbres y actividades, muchas menos de lo que hoy pensamos. Es como cuando vamos al médico o el 31 de diciembre, “nos prometemos cambiar”. Al mes, en general seguimos siendo los mismos y no puede ser de otra manera, una genética, una personalidad, un carácter, una cultura, unos hábitos, siguen allí, lo que no significa que no podemos cambiar algunas cosas. 

Volvamos al punto inicial. ¿Se acabó Venezuela? En absoluto, para que se me entienda. La Independencia fue una radical “ruptura política”, pero la sociedad criolla seguía siendo la misma, dividida en castas y clases cerradas, sin movilidad social y economía esclavista hasta 1854. Y “arriba” llegaron un “grupito” de nuevos ricos, la mayoría aprovechados de la guerra y la crisis (como siempre). Páez y otros se convierten en los “nuevos dueños”. En Venezuela la mal llamada “burguesía nacional” siempre ha tenido su origen en el gobierno de turno. Venezuela, como Nación-Sociedad y Estado tiene larga vida; lo que tenemos es un problema de corto plazo de necesidad y urgencia de cambio de gobierno y políticas. Una economía destruida y necesidad de recuperarla en el corto-mediano plazo con las reformas y correcciones necesarias, de eso se trata. Una sociedad desbordada por la corrupción e impunidad, el facilismo irresponsable del “rentismo” que nos mal acostumbró; es lo que se ha llamado “sociedad enferma” y “grave y prolongada crisis” que nos toca resolver a los venezolanos en un contexto geo-político complejo. Ninguna sociedad se suicida, siempre habrá “soluciones y salidas” políticas, el problema es que queremos que la “solución sea ya y como YO digo y me convenga”. Es como cuando el médico dice que hay que operar y el paciente pregunta, asustado, “doctor, y no lo podríamos resolver con pastillas?”