El presidente de Sudáfrica, sometido a la prueba de la pandemia del coronavirus

El presidente de Sudáfrica, sometido a la prueba de la pandemia del coronavirus

El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, habla después de su reunión con la primera ministra británica Theresa May en Downing Street, Londres, el 17 de abril de 2018. REUTERS / Hannah McKay

 

Para sus amigos, el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa es el hombre de la situación, un sólido capitán en un país sumido en la tormenta sanitaria. Pero para sus enemigos, un tirano que acaba con las libertades y hunde la economía, mientras juega con la vida de sus conciudadanos.

Ramaphosa fue muy aplaudido cuando decretó un confinamiento para frenar la pandemia del coronavirus hace dos meses. Pero su buena estrella ha palidecido desde entonces, y ahora es objeto de numerosas críticas.

“Inicialmente todo el mundo aprobó el confinamiento” resume el analista político Ralph Mathekga. “Pero la legitimidad del gobierno se erosionó cuando la población empezó a irritarse ante las medidas más estrictas”, explica.

Con más de 30.000 casos y 650 muertos, Sudáfrica es el país de África subsahariana más afectado por la covid-19.

Desde hace dos seanas, la epidemia ha progresado rápidamente. Sin embargo, bajo la amenaza de una histórica recesión y una grave crisis social y alimentaria, el jefe del Estado se ha visto obligado a acelerar el retorno a la normalidad.

Desde el lunes, el país va a descender al nivel de alerta sanitaria 3, con lo que se reanudarán progresivamente la mayoría de los sectores de actividad, así como escuelas e iglesias.

“El presidente (…) está sometido a presión desde todas partes, y se ve obligado a ceder” observa Ralph Mathekga, que alude a las oposiciones tanto de derecha como de izquierda.

– Impacto económico –

Dos años después de su llegada al poder en Sudáfrica, el moderado Cyril Ramaphosa, de 67 años, está entre dos fuegos políticos, escindido entre sus deberes de proteger la salud pública y de garantizar la supervivencia de la economía.

Sudáfrica, país que ya fue duramente golpeado por la crisis financiera de 2008, ha sido ahora afectado por el virus en plena recesión, con una moneda en caída libre, un desempleo endémico (29%) y un índice de pobreza que lo convierte en el más desigual del planeta, según el Banco Mundial.

Y aunque el jefe de Estado ha prometido una suma de 500.000 millones de rands (USD 27.000 millones, Eur 25.000 millones) para hacer frente al impacto de la pandemia, los expertos son unánimes: los daños van a ser considerables.

“Muchas empresas van a desaparecer” advierte el economista Sifiso Skenjana, de la firma IQ Business. El Tesoro mismo ha anticipado una pérdida de 2,5 millones de empleos y un retroceso del 30% del nivel de salarios.

Tras nueve años de calamitosa presidencia de Jacob Zuma (2009-2018), Ramaphosa, exsindicalista convertido en millonario, había recuperado el prestigio de la presidencia, devastado por la corrupción del partido en el poder, el Congreso nacional africano (ANC).

Bajo su dirección, este partido –el de Nelson Mandela– conservó su mayoría absoluta en las elecciones legislativas de 2019.

Pero apenas un año después, la pandemia de Covid-19 amenaza ya la autoridad del jefe de Estado sobre el país y sobre su partido

La semana pasada, el presidente tuvo que reconocer errores en la gestión de la crisis. “Algunas medidas que tuvimos que adoptar eran poco claras, algunas contradictorias, y otras mal explicadas”, admitió. AFP

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