En Asia del Sur, el sistema sanitario flaquea ante aumento de contagios

Asian man wearing surgical face mask using smartphone in subway tunnel with crowded people walking pass. Wuhan coronavirus outbreak prevention in public area. Health care and medical concept

 

En Asia del Sur los sistemas sanitarios flaquean con la explosión de infectados por el nuevo coronavirus tras meses de propagación baja, aunque la mortalidad sigue siendo inferior a otras zonas golpeadas como Europa, Estados Unidos o Brasil.

lapatilla.com





En Peshawar, capital del noroeste paquistaní, el hospital donde trabaja la cirujana Samra Fakhar reenvía a los pacientes a sus casas “casi a diario” porque no hay camas ni oxígeno. “Hay rabia” entre la población, que a veces se transforma en “violencia” contra el personal sanitario, lamenta.

Pakistán, que tiene una población muy joven, ha registrado durante mucho tiempo datos de covid-19 relativamente bajos, pero como en otros países de la región, los contagios se han disparado en las últimas semanas gracias al aumento de las pruebas de diagnóstico, todavía muy insuficientes, lo que no permite saber con exactitud la progresión del virus.

Tras un “retraso” debido al “factor suerte”, que puede hacer “que un foco se convierta o no en epidemia”, “tenemos la impresión de que no hay ninguna señal en verde en este momento” en el sureste asiático, advierte el virólogo Antoine Flahault.

Pakistán, que tiene un sistema sanitario decrépito, cuenta oficialmente con 160.000 enfermos. El gobierno teme que para finales de julio haya más de 1,2 millones. Un estudio público estimaba recientemente que solo en la ciudad de Lahore (este), de 11 millones de habitantes, había 670.000 personas infectadas.

– Economía exangüe –

“Actualmente, Pakistán no cumple ninguna de las condiciones para la apertura del país” con su sistema “frágil” de vigilancia de pacientes (aislamiento, cuarentena), sus equipos “limitados” y una población que “no está dispuesta a cambiar de comportamiento”, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Dos semanas después de anunciar el fin del desconfinamiento, las autoridades empezaron a confinar los territorios más afectados. Desde el inicio de la pandemia, el primer ministro Imran Khan se opone al cierre del país que permite, según él, “salvar a la gente del coronavirus, pero les hace morir de hambre”.

En India, las autoridades impusieron a finales de marzo un confinamiento draconiano a su población. La medida ha sido catastrófica para millones de pobres, privados de trabajo y obligados a viajar centenares de kilómetros, a menudo a pie, para regresar a sus pueblos de origen, favoreciendo la propagación de la covid-19.

“En un país como India, con una pobreza a gran escala y su comunidad de (trabajadores) migrantes, no se puede esperar que todo el mundo se ponga a salvo esperando el fin de la tormenta”, dice el analista estadounidense Michael Kugelman. “India no es Nueva Zelanda.”

Enfrentado a una economía exangüe, Nueva Delhi inició el desconfinamiento a principios de junio, pese a que se mantiene la propagación del virus. Con 366.000 enfermos, India, donde algunos hospitales tienen listas de espera para pacientes de covid-19, y otros centros venden a precio de oro sus últimas camas disponibles, es ahora el cuarto país más afectado en términos de contagio por el coronavirus.

La letalidad es baja, con 12.000 fallecidos por 1.300 millones de habitantes, pese a que las autoridades declararon el miércoles 2.000 nuevos muertos en un solo día, un balance parcial imputable a revisiones de datos en Nueva Delhi y Bombay, las dos ciudades más golpeadas.

– ‘Desastre’ –

Bangladés cuenta con 1.300 muertos por 161 millones de habitantes. Una letalidad muy baja en comparación con otras regiones del mundo, pero que parece ir en aumento.

“La situación es catastrófica”, dice Abdur Rob, médico en Chittagong, la segunda ciudad del país. “Los pacientes mueren en las ambulancias buscando un hospital.”

Con 350 camas dedicadas a la covid-19, 25 de ellas en cuidados intensivos, para millones de habitantes, “estamos desbordados”, dice. En Daca, la capital, la prensa, que se basa en el número de entierros, estima que la mortalidad oficial está muy infravalorada.

El número de muertes está menos cuestionado en Pakistán, que cuenta con 3.000 decesos por coronavirus entre 220 millones de habitantes, quince veces menos que Brasil, con una población equivalente.

“Asia del Sur está a un nivel anterior en la curva” de la pandemia con relación a América Latina, dice Archie Clements, virólogo de la universidad australiana Curtin.

En Afganistán, tras cuatro décadas de guerra y un sistema sanitario destrozado, los 27.000 enfermos y 500 muertos no reflejan la realidad.

El gobierno de Kabul, que estima en un millón el número de personas infectadas solo en la capital afgana, anticipa un “desastre”. “Tenemos informes que muestran un aumento de muertos sospechosos y de personas que entierran los cadáveres la noche”.

AFP