La hija de Soleimani se casó con un sobrino de Hassan Nasrallah, jefe del grupo terrorista Hezbolá

La hija de Soleimani se casó con un sobrino de Hassan Nasrallah, jefe del grupo terrorista Hezbolá

Zeinab Soleimani, hija del difunto comandante iraní de la Fuerza Quds Qassem Soleimani durante el funeral en honor a su padre en Teherán (Reuters)

 

La hija de Qasem Soleimani, Zeinab, contrajo matrimonio con el hijo del primo de Hassan Nasrallah, jefe del grupo terrorista Hezbolá, brazo armado del régimen iraní en el Líbano. Riza Safi al-Din, hijo de Hashim Safi al-Din, se casó con la hija del general de las Fuerzas Quds, abatido por los Estados Unidos en los primeros días de enero este fin de semana, de acuerdo a información del diario israelí The Jerusalem Post.

Por infobae.com





Hashim Safi al-Din, primo de Nasrallah, es un personaje muy importante dentro de la estructura de Hezbollah. Es nada menos que el responsable del Consejo Ejecutivo del grupo armado y número dos de la organización. Incluso, varios reportes de inteligencia lo colocan en la línea de sucesión dentro de la estructura de la agrupación.

Soleimani mantenía sólidas relaciones con Hezbolá y era su principal interlocutor con el régimen teocrático hasta su muerte en enero, cuando fue alcanzado por un operativo norteamericano que terminó con su vida y con la de otros altos terroristas. El matrimonio entre Zeinab Soleimani y Riza podría expresar una relación aún más estrecha que se está formando entre la organización terrorista y Teherán.

Zeinab apareció por primera vez de manera pública cuando el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, visitó la casa familiar para dar sus condolencias después del abatimiento de Soleimani. En el funeral de su padre, la mujer de 28 años pidió a Nasrallah, al líder rebelde yemení Abdalmalek Houthi y al presidente sirio Bashar Assad, a vengarse del ataque a su padre. Ella fue la primera mujer en dirigirse a una congregación de oración dirigida por Khamenei.

La muerte de Soleimani

Soleimani, uno de los más cercanos laderos del ayatollah Khamenei y el militar más poderoso dentro de la estructura militar iraní, murió el 2 de enero por la madrugada (hora local) en un bombardeo dirigido por los Estados Unidos en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad. El general se encontraba en un convoy de dos autos que fue impactado por al menos tres misiles. “El glorioso comandante del islam, Haj Qassem Soleimani, después de una vida de servidumbre, murió como mártir en un operativo de Estados Unidos contra el aeropuerto de Bagdad”, señalaron las Fuerzas Quds en un comunicado al confirmar la muerte de su jefe.

Soleimani era el alfil que utilizaba el clérigo máximo de Irán para hostigar a sus enemigos en la región. Todo movimiento insurgente en Irak y Siria debía contar con el consentimiento del poderoso militar. Hezbolá era uno de sus brazos armados para atentar contra Israel y los Estados Unidos en la región y en el resto del mundo. Junto a él estaba Abu Mehdi al Muhandis, con doble nacionalidad iraquí-iraní, que era el número dos de las Fuerzas de Movilización Popular o Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares proiraníes integrados en el Estado iraquí.

La historia de Soleimani dentro de la estructura militar iraní tiene una larga historia. Una vez caída la dinastía de Mohamed Reza Pahlevi, se unió en 1979 a la Guardia Revolucionaria Islámica, donde comenzó a sobresalir pese a su nula formación militar. Llamó la atención de sus superiores cuando participó en el aplastamiento de una rebelión kurda en el norte de Irán. Fue ascendido a teniente y le ofrecieron liderar una unidad de la IRGC en Kerman, su provincia natal. Aceptó gustoso. Su ambición estaba clara.

Un año más tarde, en 1980, formó parte de la guerra contra Irak. La contienda bélica duró casi una década: una masacre humana que terminaría con la vida de cientos de miles. También se destacó, y en el campo de batalla condujo a una fuerza de élite: la 41 División Sarollah. Desde entonces, su ascenso sería incesante. Esos días ganó el primero de sus alias: “El ladrón de cabras”. Era porque luego de cada misión retornaba a sus filas luego de robarse un animal en alguna granja cercana. Gracias a sus artes, todos se daban un festín.

Su coronación más sonada sería hacia finales de 1997, cuando fue nombrado comandante de las Fuerzas Quds. Tendría como misión radicalizar el mundo con el mensaje de la Revolución Islámica. Ese peregrinaje no sería amistoso, sino a golpe de terrorismo. Como supremo de la IRGC, su poder se multiplicó, siempre leal a Khamenei, para quien su discípulo era un “mártir viviente” antes de encontrar la muerte definitiva.