Inconsciencia por el Covid-19 sigue latente en Lara

Inconsciencia por el Covid-19 sigue latente en Lara

Siempre con su tapabocas puesto, Henry Alvarado trabaja todos los días como vigilante informal de vehículos en la carrera 21, una de las vías más transitadas en Barquisimeto durante la cuarentena, pero ve con preocupación cómo las personas no acatan las normas para evitar el contagio de coronavirus. “Aunque usen el tapabocas, la gente se sigue amontonando en la calle”, dice.

Por José Daniel Sequera | LA PRENSA de Lara





A pesar que han transcurrido 110 días desde que se descubrió el primer caso en Venezuela, guaros están acatando a medias las medidas de prevención, sobre todo en medio de una subida de los casos en todo el territorio nacional, y de forma específica en Lara, donde ya se contabilizan 142 contagios (hasta la actualización ayer).

Si bien todos los niveles del gobierno venezolano y organizaciones internacionales de salud como la OMS o la OPS han realizado constantes llamados para que las personas traten de acatar todas las medidas contra el virus, la falta de conciencia está a la orden del día en las avenidas, calles y comercios de Barquisimeto.

Personas haciendo mal uso del tapabocas o que simplemente no lo llevan puesto, pequeños cúmulos de gente en comercios o dentro de unidades de transporte y la falta del uso de alcohol para desinfectar objetos adquiridos en la calle, son algunas de las principales prácticas erróneas que se siguen cometiendo.

“El uso del tapabocas es obligatorio dentro de la unidad de transporte, sino el pasajero será bajado”, es el mensaje que dice una colectora de una buseta que cubre la ruta Tamaca-Barquisimeto; sin embargo, en el trayecto obligan a los pasajeros que se van montando que “vayan espalda con espalda como si estuviésemos en un Transbarca”.

Para la doctora María Teresa Pérez, miembro de la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional, una de las razones por las que el grueso de la población venezolana no sigue al pie de la letra las medidas es por la imposición de una cuarentena “prematura” que se politizó debido a la falta de combustible en el país.

La diputada indica que “desde un principio las personas vieron que la cuarentena se dio es porque no había combustible, pero ya pasados cuatro meses se convirtió en un problema de salud pública bastante grave, por lo que se tiene que insistir en el uso del tapabocas, el distanciamiento de un metro y medio entre personas y el lavado de las manos”.

“Los venezolanos debemos tomar conciencia, especialmente por la población infantil y adulto mayor que son vulnerables en este tipo de situaciones porque si no se toman las previsiones, entonces todos nos podemos convertir en agentes de riego del virus o resultar contagiados, más en el caso de quienes son pacientes asintomáticos”, señala Pérez.

Son muchos los guaros que reconocen que, en ocasiones, no toman todas las medidas de prevención, especialmente cuando están realizando diligencias en la calle, pero hay otro grupo de personas cuyas rutinas de limpieza y desinfección corporal ya forman parte de su día a día.

Por ejemplo, el comerciante Luigi Ventura tiene contacto diario con personas que le compran su mercancía en la avenida 20 y cuando llega a su casa evita todo contacto con su familia hasta después de bañarse. “Mis hijos me quieren abrazar, pero yo les digo que no porque primero tengo que desinfectarme, no sé con quién me topé en la calle”, refiere.

Otros más bien han visto una mejoría de salud con el uso de tapabocas, especialmente aquellos que sufren de sinusitis. “Yo nunca salía de una gripe, usualmente me la pasaba estornudando, pero desde que uso el tapabocas más nunca me enfermé”, responde contento Francisco López.