Julio Castellanos: Habla Carlos Arvelo

El municipio Carlos Arvelo es una entidad con indudable vocación agrícola, en el pasado reciente fue un importante centro de producción avícola y su hospitalaria gente logró explotar sus atractivos turísticos hasta que la desinversión y la inseguridad fueron opacando ese brillo. Decidí conversar con dos buenos amigos y dirigentes políticos de Guigue para escuchar lo que siente y padece ese pueblo noble en voz de sus protagonistas. Ellos son Esteban Estrada (Secretario de Asuntos Municipales de AD – Carlos Arvelo) y Marcos Torres (Miembro del Buró Seccional de Asuntos Municipales de AD – Carabobo).

Al preguntarle por su municipio y su realidad económica, Esteban Estrada me revela una circunstancia dura: “el combinado efecto de la crisis con la desidia sobre la gente”, a su juicio, “es obvio el impacto de la crisis económica que se siente en Carlos Arvelo por ser un municipio totalmente agrícola, y todo empeorado por el coronavirus, pero esas circunstancias internacionales y nacionales no explican la desidia de los servicios públicos. La más grave es el servicio hospitalario, donde no hay ningún tipo de insumo y a veces no hay ni medico que atienda a los  enfermos, el servicio eléctrico es otro que no sirve para nada y causa graves daños a los aparatos domestico, el aseo urbano brilla por su ausencia y ya tenemos cuatro vertederos de basura irregulares dentro de la parroquia Guigue: uno está al lado del Hospital Carlos Sanda, el otro al lado de la Casa de la Cultura, el otro a media cuadra del Cementerio y el otro entre la calle Páez y la calle Monagas. Es decir, rodeados de basura sin que podamos culpar de eso ni al imperio ni al coronavirus”.

Estrada también se encuentra preocupado  por “la mala calidad del agua”, en sus distintos recorridos por Guigue la gente le deja saber “que la mayoría de los habitante no toman el agua de las tuberías por miedo a enfermarse, la gente entonces recurre al camión cisterna, al pozo artesanal o aljibe, eso no está al alcance de cualquiera y dificulta que  el agua sea un derecho de todos y no solo de algunos”. 





Por su parte, Marcos Torres, tiene la imagen de un municipio con un futuro robado. Personalmente, Torres ha sido un hombre ligado a la actividad empresarial e industrial y ha podido constatar la caída libre desde 1999. Me informa que, “muchos trabajadores de Carlos Arvelo llegaron a trabajar en empresas que se instalaron en 1997 en Flor Amarillo y la zona industrial de Valencia, esas empresas hicieron fuertes inversiones en cadena de frío, algunos trabajadores de nivel gerencial ya empezaban a tener ingresos por el orden de los 1.200 dólares al cambio, pero la destrucción de la revolución, con sus controles primitivos cerró oportunidades y perdieron rentabilidad muchos proyectos. Los empleos perdidos hicieron que la gente migrara al comercio informal o a la administración pública donde los ingresos son precarios. Visto ese proceso al día de hoy no creo poder decir que hay algo positivo que rescatar salvo la experiencia, hoy sabemos, de la peor manera lo aprendimos, que los pueblos avanzan con inversión, con empleos de calidad y bien remunerados, con empresas privadas sólidas y gobiernos con servicios públicos eficientes y que los discursos antiimperialistas y revolucionarios no dan de comer”

Según Torres, “Carlos Arvelo regresó en el tiempo. Nos curamos una dolencia con matas y malojillo, no con médicos o medicinas, nos transportamos en camiones y no en busetas, en vez de vivir sobrevivimos. Comparto el criterio de Esteban Estrada, tanto el gobierno nacional como la gestión de la alcaldía en el municipio es categóricamente mala por la sencilla razón de que no hay que decir a favor quienes las dirigen. No hay un éxito, un hueso bueno. El país y nuestro municipio merecen un nuevo gobierno, un nuevo comienzo para poner orden y claridad, la prioridad no puede ser Cuba, Rusia o China, la prioridad debe ser Carlos Arvelo”.

Este acercamiento, con lupa, al municipio Carlos Arvelo nos debe llamar a la acción. En Guigue y Belén los cuadros de pobreza y dificultades no son una circunstancia del azar, fueron fruto de decisiones gubernamentales, fueron acciones u omisiones a conciencia de su impacto en la gente, tomadas en Miraflores, en el Capitolio y en la Alcaldía de Carlos Arvelo durante 20 largos años. No es un castigo divino, es un maltrato totalmente terrenal de los gobernantes contra los gobernados. En tal caso, la solución no es milagrosa, está en manos humanas, está en nuestra capacidad de lucha contra la opresión, la desidia y el olvido. Un gran saludo a todos los vecinos de Carlos Arvelo, ellos nos enseñan a nunca rendirnos, a nunca bajar la cabeza, son inspiradores.

Julio Castellanos / @rockypolitica / [email protected]