Salones de uñas de la Gran Manzana regresaron a sus actividades

Salones de uñas de la Gran Manzana regresaron a sus actividades

eldiariony

La empresaria asiática Tamhara Then es propietaria de un salón de belleza que comparte con un spa para uñas en Astoria, en Queens. Allí, en un espacio relativamente pequeño, tiene ocho estaciones para manicure y pedicure en donde trabajan el mismo número de personas todas hispanas. Antes de la pandemia era un negocio próspero. Ahora, las expectativas de recuperación no son nada optimistas con las normas de distanciamiento social.

Por: eldiariony

Luego de más de tres meses cerrados, en medio de las medidas para contener la expansión de coronavirus, no todo luce igual para esta actividad económica, tan popular en la Gran Manzana. Este lunes, estos negocios volverán a recibir clientes como parte del inicio de la Fase 3 de reapertura.

“No creo que con las nuevas normas el negocio sea rentable. Tengo que poner a trabajar solo tres estaciones de para poder respetar la distancia de seis pies. Eso implica que voy a tener que rotar a las empleadas y no todas podrán empezar el lunes. Deberán trabajar mucho menos horas. Sacando cuentas, no será de esta manera un negocio rentable ni para ellas, ni para mi”, calcula Then.





La ecuatoriana Lourdes Salazar reseña que tuvo que hacer una gran inversión para adaptarse a la fase 3. (Foto: Archivo)

“Muchos terminarán cerrando”

Lo mismo piensa la ecuatoriana Lourdes Salazar, quien es dueña del salón Tu S´tilo en Jackson Heights. La empresaria considera que aunque está apostando el “todo por el todo” a su emprendimiento comercial, teme que muchos negocios de ese ramo terminen cerrando.

“Tuve que pedir un préstamo para poder adecuar el salón a las nuevas reglas, comprar los acrílicos y los nuevos químicos de limpieza. Además, debemos contratar a una persona adicional solo para la limpieza. Yo quiero empezar con buen pie, pero por otro lado esto no es un servicio que es esencial, en este momento, para mucha gente“, expresa Salazar.

La empresaria ecuatoriana dice que además de todos los gastos adicionales que deben afrontar para arrancar en la nueva fase, las normas imponen una reducción a la mitad de los clientes y los empleados dentro del establecimiento. Otro punto que pondera negativo para el “despegue” del negocio.

“Estamos endeudados con meses de renta y dudo que empiecen a venir grandes cantidades de clientes. No sé cómo me va a ir, pero estamos apostando todo esta semana. Hasta ahora nadie ha ofrecido ayuda a estos comercios que son pilares de nuestras comunidades“, refirió Salazar.

Los salones de uñas se abrirán oficialmente este lunes junto con otros servicios de cuidado y estética personal como salones de piercing, tatuajes, masajes, depilación y máquinas bronceadoras.

Durante la Fase 2, se permitió que abrieran las puertas peluquerías y barberías, que en muchos casos exhibieron nuevas tarifas. En general, los propietarios de estos establecimientos se vieron en la necesidad de recargar un promedio de $5 en sus servicios.

“Venimos de meses en donde se nos acumularon muchos ‘biles’. Lamentablemente tuvimos que hacer pequeños ajustes, para garantizar el negocio”, explicó otra propietaria de un salón en Queens, que prefirió mantener en anonimato su identidad.

Mascarillas y distancia social será mandatorio en los salones de uñas a partir del 6 de julio. (Foto: Fernando Martínez)

Una trabajadora de pedicure y manicure ecuatoriana, de 46 años, que prefirió reservar también su nombre, tiene 20 años en este dinámico sector en la ciudad de Nueva York, pero ante los efectos de la pandemia está revaluando su regreso.

“La dueña del salón me insinuó, no me lo dijo oficialmente, que iba a tener que bajar el número de horas y que aunque está aumentando la tarifas de los servicios, al final del día el ingreso de mis comisiones se mantendrá igual. Con menos clientes y las nuevas normas, dudo que me dé el dinero mínimo para sostenerme”, razonó.

La inmigrante quien reside en Forrest Hills, asegura que mantenía la esperanza de volver al negocio para poder enfrentar una serie de deudas que acumuló durante los meses del cierre, ahora presiente que bajo el nuevo esquema de horas y comisiones, tendrá que trabajar tres meses para poder reunir el dinero que antes hacía en dos semanas.

Se reinventaron durante la pandemia

Otras “expertas” en pies y manos, consultadas por El Diario, se reinventaron durante la pandemia.

La dominicana Luisa Cáceres no esperó que abrieran los salones y como centenares de trabajadores de la industria de la belleza y el cuidado personal, emprendió desde mediados de abril sus servicios a “domicilio”, justamente cuando la pandemia estaba en un nivel más dramático en la Gran Manzana.

“Hay clientas regulares que no soportan tener las uñas feas, más aún en el verano que pueden usar sandalias. Poco a poco las fui contactando y obviamente es un servicio más caro, porque te estás moviendo con tu equipo. Las limas ahora son desechables, la máquina de lavado se le coloca un plástico especial, todo es un nuevo protocolo, todo se esteriliza muy bien, con un spray especial. Pero así, he sobrevivido”, reseña Luisa, quien duda volver a trabajar a corto plazo en un salón en Manhattan.

A juicio de Luisa, muchas clientas por “un buen tiempo” van a preferir que las atiendan en sus casas, con medidas de seguridad extremas, antes de moverse a un salón en donde sienten que hay más riesgos.

Ante las normas de distancia social, no todos los trabajadores de los salones podrán volver. (Foto: Fernando Martínez)

“Seguimos adelante”

Lilly Feliz, propietaria del  salón Beauty Secrets Nails en el Alto Manhattan, desde el pasado martes ya estaba adecuando su establecimiento para la nueva Fase 3.

La empresaria isleña comenta que “poco a poco” el negocio con los cortes y secados ha ido “levantándose”, pero sin embargo tiene expectativas de que todo seguirá siendo muy lento.

“Tengo cuatro sillas para pedicure, pero solo podré utilizar dos de manera simultánea para mantener la distancia entre los clientes. Solo vamos a atender por citas previas y vivimos una etapa dura, pero nosotros seguimos adelante”, puntualizó Feliz.

La empresaria con cinco años en la ciudad de Nueva York ha adecuado su local a la “nueva normalidad” incluso chequeará la temperatura corporal de su clientela y trabajadores.