Gehard Cartay Ramírez: Llamamiento a la unidad nacional

Gehard Cartay Ramírez: Llamamiento a la unidad nacional

La pasada semana se hizo público un contundente y acertado manifiesto de la Unidad Demócrata Cristiana a los venezolanos.

El documento en referencia comienza haciendo un llamamiento “a todos los venezolanos de buena voluntad en este momento trágico de la vida de Venezuela, solicitando vehementemente la unidad en el esfuerzo por reconstruir la patria”. El manifiesto, suscrito por un numeroso grupo de dirigentes políticos demócratas cristianos de diversas generaciones y partidos –entre los que me incluyo–, está dirigido a otros “adherentes al pensamiento humanista cristiano en diversas parcialidades políticas y en diversas expresiones organizadas de la sociedad civil”.

Pero el llamamiento va más allá, pues también está dirigido “a todos aquellos que, teniendo un pensamiento distinto al nuestro, tienen el común denominador del amor a Venezuela”. Y el objetivo resulta claro: “Es el momento de unificar esfuerzos. Para rechazar, en todos sus aspectos, la felonía imperante. Para apartar la accidentalidad de las diferencias en la tarea, sustancial e impostergable, de revitalizar institucionalmente la sociedad venezolana. Para lograr el cambio inmediato”.





Un primer aspecto que debe ser resaltado es la exhortación que hacen a la unidad de los demócratas cristianos venezolanos, sin importar la ubicación partidista que tengan ahora. Bien se sabe que hoy en Venezuela, al igual que en otras partes del mundo, existen adherentes al humanismo cristiano en diversas parcialidades políticas. Lo que tiene de trascendente este llamado es que pudiera representar el inicio de la formación de un gran frente político y partidista que aglutine otra vez a los democristianos venezolanos, luego del secuestro judicial de Copei y de sus anteriores y posteriores desgarramientos internos. Ojalá que tal exhortación pueda concretarse en ese afanoso objetivo.

El documento clama por un urgente cambio político, pero rechaza, con indignación, “la farsa electoral auspiciada por la dictadura. Iniciativa esta, acompañada además por el secuestro de los partidos políticos. COPEI, AD, PJ, VP entre muchos que han sufrido el zarpazo inconstitucional que busca, con una falsificación de las entidades partidistas, confundir al ciudadano común para llevarlo bajo engaño a una participación en un proceso fraudulento”. Insisten en que las elecciones parlamentarias programadas para diciembre constituyen “una mascarada colaboracionista” y que sólo unas elecciones presidenciales libres y pulcras, garantizadas por condiciones objetivas e imparciales y avaladas por la comunidad internacional, pueden convertirse en la salida de la actual desgracia nacional.

Urgen un inmediato cambio social y económico. La gravísima crisis nacional que acogota a los venezolanos, caracterizada por la ruina y desintegración de Venezuela, la escasez y la carestía, la destrucción del aparato productivo nacional y la migración de millones de venezolanos “sólo comenzará con la sustitución del perverso sistema impuesto y de quienes en los últimos 20 años han destruido el país”.

Urgen un inmediato cambio moral. Sostienen que para que sean efectivos el cambio político y económico, antes tiene que haber un cambio moral: “El cáncer de la corrupción, a niveles nunca vistos desde la fundación de la República, debe ser extirpado. Con la recuperación de lo que se han robado puede renacer la economía venezolana”, agrega el documento. Condenan igualmente el saqueo de nuestras riquezas y exigen que no haya impunidad ni complicidad, una vez que sea sustituido el actual régimen, no sólo por la corrupción generalizada como nunca antes en Venezuela, sino también frente a los crímenes de lesa humanidad, la violación de los derechos humanos, los asesinatos, las torturas y los secuestrados políticos.

Frente a todo este dantesco retrato de la catástrofe chavomadurista en estos últimos 20 años, invocan la unidad nacional para enfrentarla y propiciar una solución efectiva a esta gravísima crisis. Pero insisten, en especial, en la unidad “de nuestra variada y dispersa familia demócrata cristiana. No se puede mirar hacia el futuro atisbando con miopía las heridas del pasado”. Y en este punto justo es reconocer que entre los que suscriben el documento no aparecen importantes figuras del campo demócrata cristiano. A mi juicio, debería hacerse un esfuerzo adicional en tal sentido.

Finalmente el manifiesto llama a constituir un Comité de Reconstrucción Nacional, “basado no solo en las estructuras político-partidistas existentes, sino, además, con la participación de los organismos operativos de la sociedad civil”. Señala, con razón, que “este es el momento de mayor debilidad real del régimen en 20 años del régimen que ha destruido a Venezuela”, aunque a algunos no les parezca, atrapados como están por la desesperación, la frustración y la impotencia frente a la dictadura.

Pocos manifiestos tienen la fuerza y la vigencia que caracteriza al documento de este valioso grupo de dirigentes demócratas cristianos venezolanos llamando no sólo a la unidad entre ellos, sino –lo que es más importante– clamando por una verdadera unidad nacional entre quienes combaten al chavomadurismo.

Quiera Dios que tan trascendente propósito pueda convertirse, cuanto antes, en una poderosa realidad.