Gustavo Tovar-Arroyo “Venezuela está viviendo un tiempo apocalítptico de ruina y hundimiento, es inimaginable”

Gustavo Tovar-Arroyo | foto cortesía

 

Libertad Digital, por medio de la periodista Nuria Richart, conversó con el abogado venezolano Gustavo Tovar Arroyo, activista de DDHH, poeta y articulista.  A continuación se la reproducimos a nuestros lectores

Hace un año charlamos con el director de cine venezolano Gustavo Tovar-Arroyo (Caracas, 1968) por el estreno de su documental Chavismo: La Peste del siglo XXI que puede verse en abierto a través de YouTube. Antes de acceder a la visualización la plataforma advierte que: “La comunidad de YouTube ha identificado este contenido como ofensivo o inadecuado para algunos públicos”. Sin duda, a quien no ofenda, indigne o revuelva lo que en él se cuenta está deshabitado de humanidad.





Por este trabajo Tovar-Arroyo, amigo de la infancia del disidente Leopoldo López, y sus compañeros de realización fueron perseguidos, encarcelados y algunos torturados. La mayoría tuvo que irse al exilio y sus bienes fueron confiscados. Libertad Digital ha vuelto a contactar con él. ¿Qué ha cambiado en Venezuela en estos dos últimos años? Gustavo nos dice que “ahora sodomizan” a los presos, que “llevan a cabo prácticas medievales de violación, perfidia y vicio inenarrables”. ¿Se puede ir a peor cuando la situación es desesperada? La respuesta es sí. En plena pandemia asegura que “hasta los narcotraficantes del régimen, Cabello y Aissami, están contagiados”, que “mucha gente cercana a Maduro lo está”.

-Pregunta: ¿Cuál es la extensión de la pandemia en Venezuela? ¿Qué datos les transmite el gobierno?

-Respuesta: Venezuela vive un tiempo apocalíptico, donde el crimen, la inseguridad, el hambre y la enfermedad se han desatado por la falta de luz, agua y gasolina. Estas condiciones son previas a la pandemia, así que imaginen el caos inhumano posterior a ella. Si España o Italia vivieron tiempos dramáticos con el virus chino, en Venezuela los tiempos son atroces.

Los alcances de la pandemia en Venezuela son a un tiempo desconocidos y brutales. Todo lo que dice la dictadura sobre ella es mentira y se ha comprobado que es así. Se contradicen permanentemente con sus propios datos. Si no fuera trágico sería cómico. Hasta los narcotraficantes del régimen, Cabello y Aissami, están contagiados, mucha gente cercana a Maduro lo está. Así que especular sobre “datos” es un ejercicio fútil, ni existen ni existirán. Las dictaduras lo son en tanto que viven de la mentira y la propaganda falaz.

-¿Y la situación en los hospitales? La sanidad pública ya estaba seriamente tocada antes de la pandemia, era muy deficiente.

-Los hospitales antes de la pandemia estaban colapsados, ahora simplemente son museos de ruina humana donde los venezolanos agonizan en pasillos, jardines y habitaciones destrozadas. Es algo nunca visto. Por otro lado, paradójicamente, están también colapsadas las clínicas privadas porque están repletas de agentes de la tiranía que se han contagiado del virus. Claro, estos cínicos chavistas, jamás acudirían a una institución pública, critican la empresa privada pero sujetan sus garras a ella para sobrevivir. Los chavistas son despreciables.

-Nos llegan noticias de que ha aumentado el desabastecimiento. ¿Es así?

-Insisto: Venezuela está viviendo un tiempo apocalítptico de ruina y hundimiento, es inimaginable. Hay desabastecimiento de todo, comenzando por el agua y la luz y de ahí en adelante es bíblico el horror. No hay manera de enumerar nuestro desabastecimiento en pocas palabras.

El pasado viernes Nicolás Maduro inauguró a bombo y platillo un hospital de campaña de 1.200 camas instalado en el famoso pabellón Poliedro, donde se hacían los desfiles de Miss Venezuela o los grandes mítines chavistas. Nada que ver con el Ifema de Madrid, son habitáculos mínimos, cuadrículas claustrofóbicas.

El chavismo lo ha vendido como un gran logro de su sistema sanitario “el único que atiende a todos los infectados” dice Maduro, cuando es el país que menos test PCR está realizando en todo el mundo. La sanidad chavista, quebrada y desabastecida, sufre cortes de luz y de agua desde hace años. El médico y diputado Jose Manuel Olivares ha denunciado en un tweet que Maduro miente y que con 7000 casos activos ya no hay camas. La oposición insiste en que el Poliedro puede convertirse en un foco descontrolado de infección para la ciudadanía y el personal sanitario. Olivares también ha informado de que sólo hay 300 respiradores para toda Venezuela. Por supuesto ni hablar de guantes, mascarillas o gel hidroalcohólico.

En un programa especial de televisión Maduro conectó en directo con una reportera especial (como hiciera Iñaki Gabilondo con la ministra Magdalena Álvarez en el primer informativo que presentó en la cadena Cuatro): su vicepresidenta Delcy Rodríguez.

-¿Cómo nos presentaría Delcy Rodríguez? ¿Qué se comenta allí de por qué se reunió en secreto con el Ministro español José Luis Ábalos?

-Delcy Rodríguez es una arpía, una cínica tiranuela de museo de terror. La conozco personalmente, lo único que le interesa es el lujo, el dinero, el poder. Su tétrico aspecto personal es un reflejo de su corroído espíritu. Es, además de perversa, patética. En Venezuela, el régimen se aliado al narcotráfico y desde el poder operan. Delcy entiende muy bien de esa vinculación entre las drogas y la dictadura.

En cuanto a su reunión con Ábalos, no por bochornosa y oscura, deja de ser alarmante e ilegal. Delcy está acostumbrada y es conocida por ello, a “dialogar” con maletines negros, maletines que no contienen precisamente documentos o leyes, sino dinero. Espero, por el bien de España, que esa reunión “secreta” no haya sido acompañada por uno o varios de esos maletines. Para la opinión pública venezolana, lamentablemente el señor Ábalos cayó en las redes de Delcy, la arpía chavista. Ojalá no haya sido así, insisto, por el bien de la maravillosa y tan querida España.

-¿La disidencia, la oposición y los medios de comunicación siguen estando perseguidos?

-Cada segundo la paranoia chavista está más implacable y cruel que nunca. No sólo persiguen, encarcelan y torturan, ahora sodomizan, llevan a cabo prácticas medievales de violación, perfidia y vicio inenarrables. Están sometiendo al preso a una cruelísima muerte lenta.

¿Cómo es su situación personal ahora mismo? Recuerdo que en el documental de La Peste del siglo XXI decía: “los realizadores fueron perseguidos, encarcelados y algunos torturados”. La mayoría salió al exilio”.

-Después de la exhibición mundial del documental, la situación como era de suponer empeoró. La dictadura no sólo lo ha prohibido, ha amenazado con encarcelar y ha encarcelado a todo aquel que intente presentarlo en Venezuela. Varias universidades han sido amenazadas con ser cerradas por intentar exhibir Chavismo: la peste del siglo XXI. También han arreciado contra mí, han confiscado ilegalmente todas mis propiedades, invadido terrenos míos, confiscado dinero de cuentas, pero eso no es nada en comparación con lo que está sufriendo el venezolano con la tiranía chavista. Es intrascendente, por eso ni lo menciono. Sufren los asesinados y torturados por el chavismo, lo mío es material.

-Respecto al documental, ¿se mantiene de plena actualidad? ¿Qué tendría que añadir si ahora volviera a rodar? ¿En qué ha cambiado la situación económica y social?

-El documental está y estará vigente por eras, narra en noventa minutos el drama que ha vivido una nación bajo el yugo de la peste chavista. Obviamente, de haber saga, mostraría que la situación ha empeorado, sería un documental totalmente nuevo, se llamaría Apocalipsis Chavista, y reflejaría, a modo de ciencia ficción, la devastación humana de Venezuela: el que antes de Chávez y Maduro fuera el país más rico de América Latina ahora es una reliquia.

-¿Está trabajando en alguna otra película de este tipo?

-Estoy por estrenar una serie exclusiva para redes sociales que se llamará La Peste chavista. Es una profundización detallada de lo que se vio en Chavismo. Será pública en pocos meses. Espero que inspire más trabajos semejantes porque el trabajo documental sobre lo que se vive en Venezuela es una suerte de museo de la infamia, en vivo y en directo. El mundo tiene que estar consciente de nuestra penosa ruina.