Lo que viene, por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr 

¿Elecciones?

Sin líderes políticos (usurpados todos por mequetrefes), sin partidos, sin medios de comunicación, sin acceso a gasolina o luz, restringida toda circulación, sin dólares ni devaluados bolívares, perseguidos, acosados, encarcelados, asesinados o desterrados los opositores, en un país donde decir la verdad es una sentencia de culpabilidad, ni hablar de las condiciones electorales mínimas, con un árbitro ilegítimo y parcializado, con mecanismos de votación inauditables, con un inexistente registro electoral, donde Páez, Miranda y Bolívar están vivos y votarían, y ese largo etcétera de totalitarismo que nos acorrala, ir a unas elecciones no hubiese sido una irresponsabilidad, sino un crimen.

Otro más, contra el desahuciado pueblo de Venezuela.





¿Beso o entierro?

La oposición hizo lo correcto al no participar en la farsa electorera, no sólo desde el punto de vista ético sino político. La Asamblea Nacional está declarada en rebeldía y desconoce, como debe ser, las despóticas y usurpadoras instituciones de la tiranía chavista. Fue coherente al no participar, después de muchos errores, lo fue. No se paseó por Noruega ni se asoleó en Barbados con los esperpénticos representantes del narcoestado. Tampoco generó esa irreductible confusión de insultar un día al chavismo llamándolo “criminal de lesa humanidad”, que es el peor crimen que existe y que existirá jamás de la mano del hombre contra el hombre, y al siguiente abrazarlo, sonreírle y hasta besarlo, como si la ruina, la crueldad y esta pesadilla no existiesen. 

El chavismo es el responsable y no debe besarse sino enterrarse.

Lo que viene

Sin embargo, el juego se cierra y la oposición unida…, y cuando digo unida significa unida, es decir, María Corina Machado, Henry Ramos Allup, Henrique Capriles, Leopoldo López, entre otros, junto al presidente encargado Juan Guaidó, deberán enfrentar unidos a la tiranía hasta derrocarla. Lo que viene ya no admite duda ni miramiento, es enfrentamiento. Y se enfrenta al poder usurpado, hay que buscar ocupar el poder: Miraflores, La Casona, las gobernaciones, las alcaldías, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y todo ente público, hasta que el pueblo se adueñe de lo que le pertenece y recupere los espacios que ocupan hoy en día los cubanos y sus peleles chavistas. La pelea será peleando.

No hace falta declarar la guerra, ya la guerra está declarada y nos están derrotando.

¡Vamos carajo!

La rabia popular está ahí, en las calles, en los barrios, en las urbanizaciones, en los caseríos, en cada rincón del país; la rabia late en el corazón de cada venezolano que –hastiado– sólo desea recuperar el aire; la rabia es nuestra y se nos atraganta en la frustración, en la enfermedad, en el hambre; la rabia se funde al coraje y forman en nuestro pecho y en nuestra mirada una lanza mortal que sólo desea el grito de “¡Vamos carajo!” para alzar toda su furia contra los tiranos. La rabia popular está ahí y sólo pide un rugido definitivo de libertad para aplastar al chavismo. No es una rabia nueva, es histórica; no es venezolana, es universal; y es la memoria heroica de los pueblos que se han liberado de los totalitarismos luchando.  

Lo que sigue es pelear usando todos los medios que estén a nuestro alcance. Todos.

Respirar en libertad

Sin cuartel, cada espacio de nuestra tierra, cada venezolano, deberá rebelarse, porque los pueblos que han logrado derrocar tiranía dejan de obedecer y luchan. Washington, Bolívar, Churchill, fueron próceres en tanto que lucharon, nosotros, cada uno de nosotros tenemos la misión inaplazable e histórica de dar la pelea, desestabilizando, confrontando, protestando y doblegando en masa y unánimemente a todo aquel chavista que intente someter al pueblo. Las condiciones están más dadas que nunca, jamás la molestia y la desesperación habían sido tan totales. Si el liderazgo no asume el riesgo, ya no sería una irresponsabilidad, sería otro crimen.

Uno más contra el pueblo de Venezuela que añora respirar en libertad.