Edgar Álvarez retrata con plastilina la realidad de los caminantes y refugiados venezolanos (Fotos)

Edgar Álvarez retrata con plastilina la realidad de los caminantes y refugiados venezolanos (Fotos)

Foto: @altereddie / Twitter

 

Edgar Álvarez tiene el reconocimiento de muchos peruanos desde que realizó la icónica imagen en plastilina de Evagelina Chamorro, la mujer que sobrevivió a un huaico por el fenómeno de El Niño en 2017. El artista plástico sigue impulsando sus obras en las redes sociales mediante el proyecto ’¿Se lo explico con plastilina?’, con el que intenta visibilizar problemas profundos de la sociedad, generar empatía y quitar los prejuicios.

Por María José Vargas | larepublica.pe





La situación que viven muchos ciudadanos venezolanos que salen o retornan a su país caminando llamó la atención de Álvarez. En entrevista para La República, confesó que debido a la pandemia de la COVID-19 tuvo que paralizar su plan de viajar desde Chile hasta Colombia para retratar uno de los mayores éxodos de personas en el mundo. “No se trata del viaje sino saber qué pasa cuando la gente llega, qué están haciendo, el drama y escuchar historias”, expresó.

– ¿Cómo surgió la idea de explicar con plastilina la situación de los caminantes venezolanos que ahora retornan a su país por la crisis debido a la pandemia?

Todo tiene que ver desde que viví en Estados Unidos y arranqué haciendo un trabajo sobre habitantes de la calle. Entiendo lo que es vivir en otro país y todas las cosas que a uno le falta cuando vive en otro lado con los rechazos y hartos comentarios. Yo, como colombiano, lo he sentido porque antes los estigmatizados fuimos nosotros con todo el tema de la droga.

Cuando empecé a hacer ese trabajo de habitantes de calle, vi que muchos de ellos eran personas que llegaban de diferentes países de Centro América. Después, llegué a Colombia y me interesé por conocer todo lo que se está viviendo en Venezuela.

He viajado a Venezuela en varias oportunidades, incluyendo en la época de Chávez. La última vez que estuve fue hace año y medio, veía todo este fenómeno de los caminantes y quedé aterrado.

Siempre recuerdo un caso especial de una señora que llevaba una silla de ruedas con su hija. Vi toda la carga de polvo, sus caras, el calor, un panorama todo gris. Desde ese momento, me dispuse a averiguar e investigar a fondo sobre las cosas que pasaban.

-¿Cómo ha sido ese proceso de entrevistar o conocer la historia de los migrantes o refugiados para sus trabajos?

Yo creo que tengo una ventaja y es que no tengo prejuicios. Es como tomarse un café con el que piensa distinto y es una de las invitaciones que yo generalmente hago a la gente. Pasa mucho que estamos llenos de prejuicios y es allí cuando todo lo ven extraño.

Yo empecé a hablar mucho con familias en los viajes que hacía. Tengo alumnos que son venezolanos y que veían mis libros de plastilina cuando estaban en su país, era muy bonito porque se establecía una relación con ellos.

-¿Qué casos recuerda?

Te encuentras con múltiples casos. Hay personas que van solas caminando y eso me parece complejo y duro. Es como esa realidad cuando viví solo en EE. UU. Por otro lado, está el drama de las familias.

Hubo una familia que retraté y que me impactó mucho el año pasado. Ellos iban por la vía de Santander (Colombia) y era todo muy difícil, estaban tres niños, los padres y un coche repleto de maletas. Los vi, me devolví, les pedí que se subieran al auto, los invité a comer y le pedí a los niños que pidieran lo que quisieran.

La gente tiene una percepción distinta de la caridad. Yo no soy caritativo, a mí simplemente me gusta hablar con la gente porque uno aprende. Los integrantes de esa familia me contaron sus vivencias, ellos venían caminando desde Perú. Eso me impactó, eso es como hacerse la ruta del Libertador y es una cosa aterradora.

Algo que me parecía bonito era toda la alegría con la que me hablaban los niños sobre sus vivencias y aventuras, mostrándome sus cobijitas y almohadas. Era mucha ternura. Después que hablé con ellos me pegué una llorada porque soy muy emotivo. Son como esos extremos de lo dura que es la vida, pero a la vez tiene su lado romántico y bonito. Creo que esa es la clave para que la gente lo entienda.

Lea más en larepublica.pe