Carlos Ochoa: Juego de tronos

Carlos Ochoa: Juego de tronos

Hay razones para que la oposición no tenga en este momento una hoja de ruta compartida, se han expresado públicamente las desavenencias y ello me parece a pesar del dicho popular que dice que la ropa sucia se lava en casa algo inevitable, porque existen diversas opiniones en el cómo salir de esta pesadilla que ya dura demasiado, pero si hay voluntad se puede llegar a un acuerdo puntual para enfrentar el régimen, que se hace fuerte a lo interno y débil al exterior. Esta realidad bipolar incrementa el nivel de incertidumbre en la percepción de lo político venezolano, pues parece como si un médico al preguntarle por la condición de un paciente respondiera, que lo ve muy desmejorado en su apariencia, pero que su organismo está fuerte como un roble.

La verdad es que las sanciones tienen a Maduro contra la pared, es lo único contundente que hace peligrar al régimen, porque sin crédito y con una producción de petróleo que apenas alcanza los 400.000 barriles diarios, no tiene como solucionar la mega crisis económica y social que atravesamos, sin gasolina, gas, un sistema de salud que pueda enfrentar la pandemia y unos servicios públicos en el suelo y sin esperanza de mejorar sino todo lo contrario. Así que el diagnóstico del médico puede estar acertado y equivocado a la vez, la mal apariencia puede ser producto de un quebranto pasajero y el diagnóstico interior una interpretación equivocada de los análisis de la química sanguínea o producto de los apagones que des configuran los aparatos que escudriñan el cuerpo buscando respuestas.

Por eso entiendo que lo que busca Maduro con la fragmentación de la oposición, es que un sector de esta salga a pedir el ablandamiento y el cese de las sanciones como medida humanitaria para paliar la crisis que ellos mismos han creado y así quebrar el bloque internacional que reconoce a Guaidó y a la Asamblea Nacional como única institución legitima. Para este fin construye una especie de estrategia estilo juego de tronos para desmoralizar a la oposición, moviendo las piezas para que se enfrenten entre sí mientras su táctica electoral se convierte en la agenda ofensiva que tiene al país opositor tirándose de los pelos.





Capriles hasta hace muy poco defendió la importancia institucional que tiene la Asamblea Nacional en el mundo, la legitimidad que tiene y lo que significa para la resistencia al autoritarismo, pero ahora cuestiona a Guaidó por no haber vencido al dragón y se juega todo su capital político participando en el juego de Maduro llamando a votar, no voy a participar en ninguna campaña en su contra, pero no lo acompaño ni comparto su decisión.

Así que para no caer en el juego de tronos del régimen, hay que entender que la defensa de la Asamblea actual y su legitimidad es el único relato que emociona y mantiene la esperanza del cambio, que poco o nada podrán hacer los que acompañarán a Maduro  en una elección que no va a ser reconocida por el mundo democrático y que además no convence, porque a pesar de todos los errores que se puedan haber cometido, la actual Asamblea Nacional presidida por el diputado Juan Guaidó es el baluarte más importante que tenemos que defender de los ataques del régimen.