Robert Carmona-Borjas: ¿Viven los Venezolanos hoy un estado de confusión o es que hay interés político en confundirlos?

Robert Carmona-Borjas: ¿Viven los Venezolanos hoy un estado de confusión o es que hay interés político en confundirlos?

Para un analista político extranjero, la situación de Venezuela es simplemente incomprensible. Un régimen que persigue, encarcela y acorrala a la oposición; y una oposición dividida y para colmo en contumacia por casi dos décadas para elaborar un Plan Estratégico que contenga objetivos claros y definidos que persiga el restablecimiento de la democracia en el país. Un régimen que controla el poder y con éste subyuga a su antojo a todo un pueblo, mientras existe una oposición, en muchos casos conveniente que solo explota coyunturas y que juega en un espacio virtual, con muchas inconsistencias. Un régimen que se fortalece ante las torpezas de la oposición, una oposición que se debilita por las ambiciones y programas personales que permiten concluir que más que dirigentes o líderes políticos, como lo fueron Rómulo Betancourt, Rafael Caldera o Jóvito Villalba en su época, estamos ante un grupo de desesperados aspirantes a la presidencia, y al poder.

En las últimas semanas se ha hablado de elecciones, pero todos sabemos de qué elecciones se trata. Unas elecciones donde existe un Consejo Electoral absolutamente parcializado, con reglas establecidas que favorecen única y exclusivamente al régimen, con un patrón electoral viciado, y con la imposibilidad del voto de más de cinco millones de venezolanos que deambulan en el exterior, aunado a una discriminación sistemática y muchas otras limitaciones o simplemente, burdas trampas. Por otra parte, tenemos partidos políticos y por lo tanto tarjetas controladas por el mismo régimen. En ese sentido, nos preguntamos: ¿de qué candidatos y partidos políticos estamos hablando para atrevernos a ir a unas elecciones en Venezuela?

A ello debemos agregar que la nueva modificación del sistema parlamentario favorece la “designación” de más de la mitad de los diputados por un sistema distinto al voto, forma única democrática de elegir a los representantes.





Mientras todo esto se ve como un panorama extraño para los extranjeros, este no lo es para los venezolanos, sin embargo, sorprende aún las diversas posiciones que tienen los dirigentes políticos. Capriles Radonski resurge y “lanza un llamado a elecciones”, aún a sabiendas de tener conocimiento pleno de qué tipo de elecciones estaríamos hablando. Por su parte, el gobierno interino y el Presidente Juan Guaidó con Leopoldo López por detrás y con el G4 dominando, responde con un rotundo NO al fraude electoral, y eso pudiera tener sentido, sin embargo, éstos no plantean ninguna otra alternativa, lo que refleja nuevamente que no hay estrategia alguna para hacer frente y derrotar a la dictadura. Unos piden votar, sin condiciones; otros lo exigen con condiciones que de sobra saben que no se acordarán y otros se niegan rotundamente a ir una vez más al matadero electoral.

Entre los que llaman al voto y los que llaman a la abstención surgen otros dirigentes políticos, entre ellos, María Corina Machado que hacen un llamado distinto, un llamado a la comunidad internacional para resolver la crisis, es decir, hacen un abierto llamado a una intervención militar. En lo personal, ante el desmoronamiento y el descrédito de la gran mayoría de los partidos políticos y más aún de dirigentes opositores tanto de los que se encuentran dentro de Venezuela como de los que cohabitan en el exilio, María Corina es una de las muy pocas figuras del liderazgo político venezolano que me genera un profundo respeto y admiración, sin embargo, el planteamiento que hace, no está errado en la percepción del fondo en sí de que la única salida viable para extirpar el tumor cancerígeno del grupo criminal que desde Miraflores ha puesto de rodillas a todo un pueblo para colocar a nuestro país al servicio de sus aliados narcotraficantes y terroristas, es indiscutiblemente con apoyo internacional, pero no como lo plantea mediante la creación de una coalición internacional, al que según dicen estaría los Estados Unidos al frente, ya que ese planteamiento, dado el actual panorama mundial, es totalmente fuera de lugar.

Considero que es momento para que los analistas políticos hablemos de manera abierta y directa, pues que de lo contrario incurriríamos en actos de deslealtad ante la audiencia a quien nos debemos, el pueblo venezolano. En la práctica el sufrimiento de los venezolanos le interesa solo a los venezolanos y la solución de su tragedia está es en sus manos, no la de otros. Eso al menos es en principio. A pesar de que las cosas han cambiado y que el concepto de la “Protección de las Personas” ha ganado muchísimo auge a nivel internacional, y de ahí que el tema genere una “enorme preocupación,” lo cierto es que a decir verdad nadie, ningún país extranjero se lanzaría a defender un pueblo indefenso como el nuestro, si no existieren intereses individuales que vayan más allá de ese sufrimiento. Es el caso de los Estados Unidos y es hora de que se convenzan quienes aún no lo ven así: Los Estados Unidos no participarían jamás en una intervención militar “a menos que sus intereses de supervivencia estén en peligro” y no porque un dirigente político venezolano o la Asamblea Nacional en Pleno de un país se lo pida, o porque haya cientos de miles y tantos muertos, detenidos o desaparecidos por un régimen. La decisión no se basa en una visión externa de las cosas, si no en una percepción de la realidad interna. Sus intereses vitales.

¿Cómo pueden ser tan naïve la dirigencia opositora venezolana para esperar siquiera (y peor para crear esa expectativa en la esperanza de los venezolanos) que pueda haber o construirse una coalición internacional en torno a la búsqueda de una solución al caso venezolano, si ni siquiera la “Fiscal de la Corte Penal Internacional ha sido capaz de procesar las acusaciones por crímenes de Lesa Humanidad que de forma seria y bien documentada, organismos internacionales y más de seis países miembros han presentado al efecto”? ¿Es que no pueden aprender de la historia contemporánea que sobre Rwanda existía más evidencia de crímenes de Lesa humanidad y a pesar de ello, la “Comunidad Internacional” tampoco hizo nada al respecto…?

Los venezolanos no podemos esperar jamás que la comunidad internacional, en coordinación con “la dirigencia opositora,” se sensibilice con la tragedia que viven los venezolanos y en base a ello intervenga militarmente en el país, eso es absurdo siquiera pensarlo. La comunidad internacional no puede comprometerse a otra cosa más allá que no sea a la mediación para una solución pacífica del conflicto y a la condena más enfática posible por cualquier violación a los DDHH que realice el régimen en contra de los venezolanos. De ahí que creer en los discursos que haga en tono amenazante más de un líder político internacional que para hacerse de electores vaya y diga cosas como que “todas las opciones están sobre la mesa” es verdaderamente infantil.

La crisis venezolana no ha sido calificada siquiera de Conflicto Interno. Su tratamiento, a pesar de haberse llevado al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), no ha sido nunca considerado como tal. El problema de los refugiados venezolanos es grave, pero no es en base a la solución de ese gravísimo problema que la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad en particular, actuaría “militarmente” en Venezuela para “salvaguardar la vida de una población indefensa”.

Ahora bien, distinto es que el planteamiento se haga no en base a la alharaca de hechiceros mediáticos de convocar el precepto constitucional venezolano del artículo 187.11 y tres cuartos, sino en plantear el problema desde el punto de vista de seguridad de estado de los países aliados, y la realidad es que el único país con la capacidad bélica para realizar una intervención militar de ese tipo es indudablemente los Estados Unidos. Es así que lo que se le debería plantear a los líderes políticos de los EE.UU. son las normativas internas de la propia Constitución Estadounidense que sí le otorgan facultades para intervenir en Venezuela si la situación interna de ese país atenta EN CONTRA DE SUS INTERESES…, y en ese sentido sí hay basamento de sobra, pues el régimen chavista efectivamente sí representa una amenaza geopolítica para la seguridad y defensa de los EE.UU., no por su poderío, porque Venezuela no tiene ninguno, ni siquiera con el armamento militar que Irán y Rusia están introduciendo en nuestro país, sino por la injerencia directa que ejerce el narcotráfico y el terrorismo en las políticas del Estado Venezolano, colocando la estructura, territorio y leyes del país al servicio de estos carteles criminales y terroristas a nivel mundial.

Por supuesto que ningún político venezolano debería en voz alta hacer esa clase de llamados en público, pero en realidad ese sí sería el único camino que nos queda, puesto que la solución del secuestro de nuestro país no tiene salida, ni por la vía de la negociación, ni por la vía electoral, ni por ninguna vía que no contemple el tema Militar como la variable más importante dentro de todo el esquema que logre efectivamente el cambio de juego que espera toda Venezuela desde hace muchísimos años.

Plantear otro tipo de esfuerzo internacional que permita una acción enmarcada incluso en aquello de la “Responsabilidad Internacional de Protección” (Responsibility to Protect), sería irresponsable, tal y como lo fueron aquellos personeros opositores que le crearon falsas expectativas al pueblo venezolano haciéndoles creer que una activación del TIAR apoyada en un precepto constitucional generaría la inminente presencia militar extranjera en nuestro país, porque simplemente desde el punto de vista jurídico el TIAR no tiene la potestad para realizar una acción militar de esa naturaleza, aún cuando muchos así lo deseasen. De ahí que hago un llamado público a los dirigentes políticos venezolanos y periodistas que aún generan respeto en nuestro país, como es el caso de María Corina Machado, a no hacer ese tipo de llamados a crear una coalición internacional que conlleve a una intervención militar en Venezuela, porque eso le da pie al sector dirigente traidor e irresponsable para atacarla y tratar con ello de desprestigiarla y ella no se lo merece. La oposición venezolana está cansada de la fanfarronería proselitista, sin embargo, el chavismo que aún ostenta del poder no lo está y por eso disfruta junto con sus acólitos que cohabitan en la oposición del mismo error recurrente.

El escenario cambiaría totalmente si el discurso privado se centrara en hacer ver la amenaza que para ese país aliado representa, no para la región o para el mundo y la humanidad, sino para ese determinado país en específico, la coalición del narcotráfico y el terrorismo con el régimen totalitario chavista. Ahora bien, por la experiencia que he obtenido en los tantos ejercicios táctico-militares a los que mi larga trayectoria académica en el ámbito castrense me ha obligado asistir, estoy seguro de que antes de fin de año el Presidente Trump intervendrá militarmente Venezuela para frenar el avance del Narcotráfico y el Terrorismo en la región que amenaza la estabilidad democrática de los EE.UU. Y eso jamás piensen que se debe a un plan en coordinación con NINGÚN dirigente político venezolano, pues los actuales, generan una profunda desconfianza por sus vínculos directos o indirectos con el mismo régimen criminal venezolano.

@CarmonaBorjas