Rafael Quiroz Serrano: A 60 años de la OPEP (y II)

En la continuación de este binomio de artículos con motivo de los 60 años de la fundación de la OPEP (14 Sep. 1960), debemos de afirmar que a la OPEP hay que entenderla más allá del mero rubro petrolero, en el contexto de los elementos culturales, económicos y políticos del Medio Oriente y el Norte de África, como los que tuvieron lugar durante los años 2010-2012 con la llamada Primavera Árabe. Es decir, todo un mosaico de cristianos, musulmanes, árabes, persas, africanos y latinoamericanos, integran tan importante organismo intergubernamental, que sigue -hoy por hoy- teniendo una importancia trascendente en el mercado de los hidrocarburos. Para tener una idea de la variedad y características de los integrantes de la OPEP, basta con señalar que entre sus miembros existen países con pocas reservas petroleras pero con mucha capacidad de absorción de sus economías, mientras hay otros con muchas reservas y tienen necesidad de absorber menos recursos. Esto a su vez conlleva a que existan países miembros que quieren maximizar los precios, mientras otros prefieren maximizar la producción.

Además, hay que señalar igualmente las diferencias teológicas-religiosas, los sistemas de gobierno, las políticas internas, los factores culturales, el tamaño poblacional y geográfico de cada uno de los 13 miembros de la OPEP. La cultura árabe, por razones históricas, nunca ha podido comprender, y por lo tanto nunca podrá adaptarse, a las reglas y leyes que rigen al sistema capitalista occidental. Dicha cultura posee sólidos valores milenarios como el de la solidaridad y la hospitalidad, que significan desprendimiento y magnanimidad para con el prójimo, lo cual choca con los valores occidentales de la individualidad y el egoísmo donde impera la ley del más fuerte, o del más “vivo”, y donde también sienta sus bases el capitalismo moderno globalizado.

Globalización y neoliberalismo





La globalización, el neoliberalismo, la internacionalización de la economía, y todo un festival de frases y categorías galimatícas, y términos “modernizados” contribuyeron durante los gobiernos de Carlos  Andrés Pérez (1989-1993) y Rafael Caldera (1994-1999) a la redefinición de una política petrolera que se adaptara a aquellos tiempos “modernos” y al nuevo mapa del mercado internacional en boga, sin importar que la misma fuera incompatible con la política de regulación de producción de la OPEP. Acoplado a esta prédica, el antiguo Ministerio de Energía y Minas (MEM), junto a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), definieron una política petrolera consistente en abrir al máximo los grifos para producir tanto petróleo como fuera posible, sin importar el nivel de precios.

La no muy bien recordada tecnocracia que rodeó CAP II (y contribuyó a su desplome), nunca quiso entender a la OPEP, pues los Chicago’s Boys no conocen de tales siglas, y el equipo petrolero que acompañó a R. Caldera II sentía animadversión natural por la OPEP, cosa que era entendible, puesto que casi todos ellos fueron formados en las entrañas de las transnacionales, o mejor dicho, de “Las Siete Hermanas”, a su misma imagen y semejanza.   

Se trató de una política petrolera perversa que se denominó “estrategia volumétrica de Pdvsa”, consistente en altos volúmenes de producción y precios bajos. Esto vino a agravar más seriamente la sobreproducción, la que atiborró aún más la oferta frente a la demanda, e hizo desplomar los precios, beneficiándose así los países importadores de petróleo, que aprovecharon la caída de los precios para abastecer sus inventarios al máximo y asegurar precios bajos en los combustibles, en perjuicio de los países productores y exportadores de crudo. Todo esto respaldado por las trampas que se le hicieron a la OPEP falsificando cifras y maquillando informes durante toda la década de los ’90, a nombre de un fraudulento “Proceso de Internacionalizaciòn” y una Apertura Petrolera mal intencionada para tener que salirnos de la OPEP.

La OPEP Plus 

El petróleo en buena parte es un factor de globalización. Por ello, en estos momentos aun de globalización y donde la competencia impone enfrentar grandes mercados, la OPEP a sus 60 años de existencia, recobra especial y singular vigencia, y se hace más necesaria e imprescindible que nunca; y como quiera que no son sólo los países de la OPEP los únicos responsables e interesados en proteger los precios del petróleo, que en estos momentos de pandemia (2020) cayeron a sus máximos históricos puntuales el pasado 20 de abril (WTI a -37 U$B), los países No-Opep han sentido, con mayor rigurosidad, los embates de un mercado petrolero inestable, cuyos precios volátiles constituye una amenaza permanente para sus intereses en términos de ingreso fiscal y gasto público. Este elemento va a significar el principal acicate para que este grupo aun no organizado se acerque a la OPEP, y aunando intereses, esfuerzos y políticas petroleras en común, además de aprovechar la experiencia de esta Organización petrolera, surge en diciembre de 2018 la OPEP PLUS (OPEP +). Se trata de una alianza de 12 países productores independientes, encabezados por Rusia, México, Noruega y Omán, no pertenecientes a la OPEP como tal, que pueden sumar recortes de producción para así hacer más efectiva la reducción de la oferta petrolera. 

Se trata de avanzar hacia una OPEP ampliada (de la cual algunas veces se habló), más allá de los trece países que en estos momentos la integran. Solo así podría lograrse incorporar como miembros a importantes productores, comúnmente llamados independientes, tales como Rusia, México, Noruega, Omán, Colombia, Holanda, Egipto, Malasia, Yemen, Sudán,  Kazajistán y Bahréin, entre otros. La OPEP PLUS definitivamente llegó para quedarse. El significado de la OPEP PLUS vine dado por el peso y la ponderación que tienen 25 países productores y exportadores de petróleo, de los 52 que producen y exportan crudos en el mundo, y que poseen consigo el 89% de todas las reservas probadas mundiales de petróleo.

Por otra parte, no se puede entender la posición de quienes pregonan el ‘fracaso’ de la OPEP y juegan a su clausura, y al mismo tiempo, predican la globalización e internacionalización de la economía, para lo cual precisamente debemos de agruparnos en bloques, única forma de confrontar con éxito los grandes mercados integrados por las grandes potencias que son los países altamente industrializados y desarrollados. Es decir, que frente a esta globalización apabullante, que a su vez constituye tanto desafíos como amenazas, los países emergentes productores y exportadores de petróleo tienen la imperiosa y vital necesidad -hoy más que nunca- de integrarse como un todo, y nada mejor que la OPEP PLUS para agrupar, armonizar e interpretar el mercado petrolero. Es por esto, que la OPEP sí está vigente y recobra mucho de la filosofía que le dio origen hace 60 años, y no como tendenciosamente afirman sus detractores. 


Precios y Pandemia

La OPEP PLUS viene a establecerse una nueva y fuerte alianza que va a brindar una gran herramienta a los productores/exportadores de crudo, que en su gran mayoría son países emergentes con excedentes petroleros, por lo que son los exportadores netos. Esto ha venido a constituir un hito y un paradigma en la historia del petróleo, como también cierta preocupación para los países desarrollados consumidores/importadores de crudo (debido a que son productores deficitarios), que en los meses de pandemia se han visto beneficiados por precios con tendencia marcada a la baja; más allá que la desaceleración y contracción de la economía mundial haya tocado a todos en sus respectivas dimensiones.

No hay duda alguna que la pandemia de COVID-19 ha empujado al mundo hacia una recesión económica, que en este 2020 pareciera ser peor que la crisis financiera mundial del 2008. El daño económico va acumulándose en todos los países, en paralelo con el incremento de nuevas infecciones, las medidas de contención adoptadas por los gobiernos y la aparición de vacunas diversas que parecieran competir en su eficiencia, entre sí. China fue el primer país que sintió de lleno el impacto de la enfermedad en su agigantada economía; luego le siguieron países europeos como Italia, España y Francia, los que siguen atravesando fases de la epidemia, y también -sin quedarse nada atrás- Estados Unidos, donde el número de casos activos pareciera estar en rápido aumento. En muchas economías emergentes y en desarrollo, la epidemia apenas parece estar desarrollándose. 

Las consecuencias económicas de la pandemia vienen ya golpeando la economía mundial con una velocidad y gravedad sin precedentes. El mercado petrolero, que camina de la mano con la economía mundial, ha resentido el impacto que jamás haya experimentado desde la primera perforación de un pozo petrolero en 1859, en Pensilvania (EE.UU.). Nunca antes los EE.UU. habían registrado un aumento tan descomunal y remarcado de personas (12 millones) solicitando prestaciones por desempleo. 

Las perturbaciones económicas causadas mundialmente por el virus, tenían inevitablemente que repercutir en los mercados petroleros. Economía y petróleo, petróleo y economía, vienen siendo un binomio mundialmente inseparable e  indisoluble desde inicios del siglo pasado.

En este sentido la OPEP PLUS debe mirar e interpretar a cabalidad el mercado petrolero, buscando una cooperación internacional extraordinaria y ampliada entre productores, para así evitar que la Organización con sede en Viena (Aus.) vaya a caer en el paquete de instituciones o normas que posiblemente colapsen después de esta pandemia. Este virus dejará cicatrices o huellas indelebles en la economía mundial, y en este sentido la OPEP PLUS debe evitar, a toda costa, de convertirse en una de las victimas geopolíticas del coronavirus. Por ello se impone la reafirmación y consolidación de la alianza de los 13 países miembros de la OPEP y los 10 países no miembros de la misma.

Si en verdad esta pandemia hizo caer los precios del petróleo por debajo de los 30 dólares el barril (U$B), por primera vez desde su última recuperación en 2016, no es menos verdad que los recortes llevados a cabo por la alianza OPEP PLUS (10 MMB/D) -aún insuficientes para aniquilar la sobre oferta existente-, contribuyeron significativamente a recuperar los precios a nivel de los 40 U$B. La OPEP PLUS acaba de acordar extender los recortes de producción (en 7.2 MMB/D) para ayudar a equilibrar el colapso de la demanda petrolera inducido por Covid-19; pues la era de la cooperación se impone entre los productores frente a una demanda petrolera abatida por la pandemia, que se vio agravada por una creciente saturación de la oferta, lo que llevó al pánico entre los productores de todo el mundo.

Las proyecciones para la demanda mundial de petróleo son inciertas, pues hay una enorme incertidumbre acerca de la trayectoria futura de la pandemia, y no se puede descartar un resurgimiento de la propagación en China y otros países. He aquí donde la OPEP PLUS debe jugar un papel fundamental, de modo de catalizará la cooperación global en términos de hidrocarburos, y así contribuir a que la globalización sea más resistente frente a las amenazas futuras, y los mercados petroleros puedan brindar una idea del futuro pos-pandémico.  

 

Rafael Quiroz es Economista-Petrolero. Profesor de pre y posgrado de la UCV/FaCES. Jefe de la Cátedra Petrolera de Econ. y Política Petroleras

@rafaelquiroz1