DW: Resurgió la escasez de gasolina, la madre de todas las crisis en Venezuela

La gente espera afuera de sus autos en una fila para recargar gasolina en una estación de servicio con combustible subsidiado en Caracas. REUTERS / Manaure Quintero

 

En las redes sociales venezolanas vuelven a hacerse virales los videos de personas haciendo largas colas para poner combustible. En algunos videos se ve solidaridad entre quienes crean vínculos tras estar días y noches para poner un máximo de 40 litros de gasolina a un costo de medio dólar por litro. Sin embargo, en los videos más virales se observan las riñas y conflictos que resurgen con la escasez de combustible en Venezuela.

Por DW.com





En el interior del país la escasez de gasolina lleva al menos 7 años manifestándose. Aún así, los venezolanos no se acostumbran a las restricciones impuestas por el Estado para racionar el suministro de combustible. Aún mas indignación ha causado la evidente corrupción con las reventas que han surgido entre algunos oficiales que administran el combustible y custodian las colas, donde el tiempo de espera también tiene un precio.

En la ciudad oriental de Puerto Ordaz se vivieron momentos de tensión la semana pasada cuando un médico y activista de derechos humanos fue golpeado y arrestado por protestar la conducta de oficiales custodiando la venta de combustible. Tras dos días de detención, William Arrieta contó a DW su experiencia y agradece que el video de su arresto haya influido en su liberación.

Después de haber surtido combustible tras 3 días de cola, Arrieta regresó acompañado de su esposa a la estación de gasolina con teléfono en mano para documentar el comportamiento de los funcionarios que supervisan las ventas. Nadie se unió a su protesta ya que, según Arrieta, existe “miedo a la reacción de los funcionarios reaccionarios, ya que ellos no preguntan quién eres, primero te detienen, te golpean, te torturan y luego averiguan la situación”.

Además de ser comisionado de derechos humanos y sindicales de Ecuador en Venezuela, William Arrieta es cirujano maxilofacial y eso contribuyó a la indignación que lo llevó a la protesta espontánea por la cual fue arrestado. Arrieta relata que ha “tenido que caminar 6 kilómetros para ver un paciente, a veces tenemos que trasladar a un paciente que está en terapia intensiva a otra ciudad que es Ciudad Bolívar, porque aquí las Unidades de Cuidado Intensivo están saturadas desde hace mucho tiempo, tienes que arrodillártele a un general, a un sargento para que te coloque medio tanque de gasolina, y en esas horas ese paciente puede morir”.

Camino a un colapso energético general

Cuando la escasez de combustible se manifiesta en Caracas es cuando los analistas petroleros comienzan a preocuparse de que se produzca un colapso energético en todo el país. El deterioro de infraestructuras, la corrupción y los conflictos políticos que han resultado en sanciones hacia Venezuela han sido una formula para el desastre de la industria petrolera venezolana en 2020.

DW consultó con el analista energético Rudi Cressa cómo han sido estos cambios, ya que antes del 2009 Venezuela no solo era capaz de abastecer de combustible a todo el territorio nacional, sino que también lo exportaba. Cressa explica que la principal causa de la escasez han sido el “deterioro, la falta de inversión y de mantenimiento de las refinerías”. Entretanto, las importaciones de combustible han cubierto casi la totalidad del consumo interno. “Hasta el mes de febrero de 2020, cerca del 80% de las importaciones de combustible eran realizadas a través de ROSNEFT Trading, empresa rusa que fue sancionada por el Departamento del Tesoro de Los Estados Unidos” explica Cressa.

En marzo y abril el Estado logró controlar la escasez de combustible imponiendo severas restricciones de movilización como medidas para prevenir el contagio del COVID-19. Las medidas lograron disminuir el consumo hasta que el Estado consiguió un aliado a 14.000 km de distancia, en Irán, para proveer las importaciones de combustible. Sin embargo, las sanciones de EEUU “han generado presiones sobre las empresas navieras subcontratadas y sobre aquellas embarcaciones que no posean la bandera de la nación persa. Esto es una limitante adicional, ya que hace que el suministro dependa de la disponibilidad de buques con bandera iraní y el viaje de ida y vuelta podría tomar cerca de dos meses”, explica Cressa.

Con el combustible iraní en las estaciones de servicio venezolano se establecieron nuevos precios. Algunas estaciones cobraban el precio internacional en dólares y otras la venden en bolívares a un costo preferencial equivalente a medio dólar. Para Cressa, esta medida generó “incentivos para la corrupción y reventa, que además derivó en una priorización del suministro en las estaciones ‘premium’ y largas colas recurrentes en las estaciones con precios subsidiados”.

Amenaza de nuevas sanciones preocupa

Los recientes conflictos geopolíticos han aumentado el peligro de un colapso total en Venezuela. Según un reporte del servicio de información energética londinense Argus Media, el gobierno de EE.UU. estaría pensando en aumentar las sanciones contra Venezuela en octubre. Las supuestas sanciones estarían apuntando a los canjes de diésel con compañías en Europa y Asia, amenazando así el funcionamiento de plantas generadoras de electricidad y la cadena de transporte de carga para alimentos y medicinas. La noticia impulsó a varias ONG a difundir una carta abierta a Donald Trump para que reconsidere la medida que podría agravar la crisis humanitaria en Venezuela, aún más durante la pandemia.

Por otra parte, Nicolás Maduro decretó la ocupación por 180 días de las instalaciones en Venezuela de la empresa alemana Linde, proveedora de nitrógeno a PDVSA. Con la ocupación de estas instalaciones el régimen asegura el despacho de nitrógeno a las refinerías del país que están en estado crítico, según el profesor Rafael Quiróz, experto en petróleo, que conversó con DW. Para Quiróz “las refinerías están trabajando muy miserablemente, entre las tres principales están refinando al rededor de 40 mil barriles por día (BPD); eso no es nada, la zona metropolitana de Caracas solamente consume diariamente 35 mil BPD”.

Para Quiróz existen diferencias entre la escasez agravada de combustible que vimos a principios de este año y la que se está produciendo actualmente. Cuando arribaron en mayo los tanqueros iraníes a Venezuela, Quiroz pronosticó que el combustible alcanzaría solamente por dos semanas. La baja movilidad producto de las restricciones por la cuarentena del COVID-19 ha contribuido a que se haya prolongado el abastecimiento hasta ahora, pero “también influyó el hecho de que el Estado tenía inventario de reservas en ese entonces. La diferencia es que ahora todos esos inventarios están prácticamente agotados y solo dependemos de las importaciones de Irán”, asegura Quiróz. Aún así hay esperanzas de que se normalice el suministro con la reciente llegada de tres buques de combustible de Irán y que las refinerías puedan producir el mínimo necesario para abastecer el parque automotor nacional.

Para el analista Rudi Cressaz, “la recuperación de las refinerías podría requerir entre 2 y 4 años, además de recursos financieros y humanos que en este momento no se encuentran disponibles”.