Cincuenta años de Museo, de Transporte y de Historia

Cincuenta años de Museo, de Transporte y de Historia

Foto: @gabobrando

 

 

En menos de un mes se celebrará un aniversario notable en una de las instalaciones museísticas más importantes de América, pues el 12 de octubre se cumplirá medio siglo desde que comenzó a concretarse el esfuerzo de don Guillermo José Schael, quien llevaba tiempo convocando voluntades en torno a un proyecto que ese día abrió sus puertas;  el Museo del Transporte de Caracas.

Por: Julián Afonso Luis / @JAL69

A los más jóvenes, el nombre de Guillermo J. Schael quizá no dirá mucho y es una pena, porque hablamos de uno de los historiadores más importantes que ha tenido nuestro país.  Schael ejerció, desde su profesión de periodista, el oficio de cronista de la cotidianeidad venezolana y comprendió la importancia de rescatar lo que se pudiera de nuestro pasado inmediato para fundirlo con los relatos de actualidad, consciente de que algún día serían también historia.  De allí nació esa columna periodística, “Brújula”, que durante décadas fue publicada por “El Universal” y de allí nacieron volúmenes como “Caracas, la ciudad que no vuelve” y otros, que le merecieron el nombramiento oficial como “cronista de Caracas”.

 

 

 

CRONICAS CON MOVIMIENTO PROPIO

Dentro de su curiosidad histórica, Schael valoró mucho lo que significó la llegada del automóvil a Venezuela y siempre contempló con curiosidad y admiración el modo en que aquel invento transfiguraba la historia de las ciudades del país.  Schael fue testigo directo de eso y comprendió la necesidad de preservar esas historias cotidianas, porque en un futuro serían el único medio para comprender ese fenómeno transformador que, sobre el automóvil, hizo que Caracas (y otras ciudades del país) dejara de ser una población provinciana para convertirse en pujante metrópolis.  De esa inquietud nació en 1969 un extraordinario volumen llamado “Apuntes para la historia del automóvil en Venezuela”, que sigue siendo la mayor referencia disponible para conocer los albores de la historia del automóvil y el transporte en Venezuela.

Más allá de la publicación del libro sobre el automóvil en nuestro país, Schael se dedicó por años a convocar voluntades para dar forma a un proyecto mucho más ambicioso;  crear un lugar en el cual preservar todos los testimonios posibles de la historia del transporte en el país, es decir, trenes, aviones, camiones, automóviles y demás.

En terrenos cedidos en comodato por el entonces Ministerio de Obras Públicas (MOP), Guillermo Schael se dio a la tarea de convocar las voluntades necesarias para adecuarlo, aplanarlo y desarrollarlo arquitectónicamente con áreas específicas por temática, situadas en medio de un gran jardín con caminerías y grandes árboles elegidos con criterio botánico.

Con el tiempo, Schael y su equipo dieron forma a un gran hangar bajo el cual reposa uno de los DC-3 del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, muy similar a la histórica “vaca sagrada” que usó el General Marcos Pérez Jiménez cuando fue depuesto el 23 de enero de 1958.  También ese hangar tiene uno de los primeros simuladores de la empresa VIASA (Venezolana de Aviación, S.A.) y elementos de indudable interés testimonial como planeadores, motores de aviación, hélices y demás.

En la cochera, con la inestimable ayuda de Graziano Gasparini, se creó una ambientación espectacular para recrear el paisaje caraqueño del Siglo XIX y rodear una colección de carruajes, carretas, coches, vagones y diligencias con un valor histórico y documental inestimable; es la única de su género existente en el país y de las pocas de este tipo que se conservan en nuestro continente.

El Salón del Automóvil alberga una colección de automotores de todas las épocas, con un común denominador;  todos escribieron parte de la rica historia automotriz venezolana.  Allí se conserva el  carro más antiguo que existe en el país, un Cadillac Model E “Tulip” de 1905, que forma parte del patrimonio del Museo del Transporte desde que Sucre & Cia lo entregó a don Guillermo en 1970.  También hay dos unidades Ford Modelo T de 1915, que deben considerarse entre las más originales (no restauradas) que se conservan en el mundo.  Una de las seis unidades Brockway que integraron la primera flota del Cuerpo de Bomberos de Caracas se mantiene deslumbrante junto a otros vehículos que hicieron la historia bomberil de nuestra capital.  Y entre muchos autos interesantes, se conservan varias de las limosinas presidenciales que en diferentes épocas trasladaron a nuestros mandatarios, incluyendo el Oldsmobile 1961 que fue el primer vehículo que cruzó el puente sobre el río Orinoco y presidió los eventos de toma de posesión presidencial (y muchos otros eventos oficiales) entre 1963 y finales de los años ’80.   No falta el monoplaza Le Grand Caribe de Fórmula 2 construido por el ingeniero-piloto Eduardo Muñoz Sanchez-Monge en 1970 y cuyos hijos han permitido exhibir en el Salón del Automóvil junto con otros protagonistas de nuestra historia automotriz.

 

 

 

FERROCARRILES, MEMORABILIA, ARCHIVOS Y MÁS…

La historia ferroviaria venezolana tiene en el Museo del Transporte su más importante bastión y ello incluye varias de las pocas locomotoras y vagones que en hasta inicios del Siglo XX fueron parte del gran sistema ferroviario que tuvo nuestro país.  Una auténtica estación de tren, desmontada cuidadosamente de su ubicación original en Las Adjuntas e instalada con igual cuidado en la zona sur del Museo, convive con rieles por los que hace varios siglos rodaron trenes de verdad. También el Museo tiene un archivo documental y una notable colección de maquetas que recrean esa Caracas romántica de inicios del siglo pasado.

Quienes conocieron a don Guillermo Schael pueden dar fe de su incansable trabajo, orientándose hacia la conservación de las historias que en su día fueron cotidianas y corrían el riesgo de perderse para siempre si no se hacía un esfuerzo serio para reunirlas, rodeándolas de testimonios que permitan mostrar a nuestros hijos cómo eran ese país y esa ciudad (Caracas), que el propio cronista reconoció alguna vez “que no vuelve…”.   Ese trabajo se extendió hasta 1989, cuando don Guillermo fallece en Caracas. Desde entonces, la labor incansable ha sido proseguida por su hijo, el también periodista Alfredo Schael, quien merece el mayor de los reconocimientos por haber logrado mantener viva la institución a pesar de las limitaciones crecientes que imponen el medio ambiente y la cotidianeidad caraqueña, mucho menos grata y predecible que hace medio siglo.

 

 

EL MUSEO DEL TRANSPORTE HOY

Tal como ha relatado infinidad de veces don Alfredo Schael,  la institución en los últimos años ha tratado de salir adelante en un entorno cada vez más hostil, en el cual destaca la dificultad creciente para generar ingresos propios ante la falta absoluta de subsidios estatales o privados.  Problemas económicos y legales forman el escenario de lucha en el cual el Museo ha vivido sus últimos años, agudizados por el deterioro social y económico del país, y agravados por todo lo que significa la “nueva normalidad” impuesta por el coronavirus en un país que antes de la pandemia ya vivía sus propios, graves y profundos dramas.

Hasta marzo, el Museo del Transporte abría los domingos entre 9am y 4pm.  Además de brindar sus instalaciones gratuitamente a la familia en busca de espacios para el esparcimiento y el sano compartir, el Museo ha sido desde el 12 de octubre de 1970 el centro de encuentro por excelencia para clubes, organizaciones culturales y demás, del mismo modo en que recibe a coleccionistas de autos y agrupaciones creadas en torno a diferentes modelos, como la Asociación Venezolana de Automóviles Antiguos y Clásicos (AVAAC), fundada en 1990, que es una de las más emblemáticas del país y la más importante entre las muchas que hacen vida en el Museo.  También en los últimos años el Museo ha venido desarrollando una interesante actividad a través de los vendedores de antigüedades y misceláneas, complementados por diversos emprendedores en materia de comida. Sin embargo todas las actividades presenciales han debido ponerse en pausa, a causa de las distorsiones causadas por la pandemia.

Entre las agrupaciones que en los últimos años han hecho vida en el Museo del Transporte, destaca la organización “Todo Motores y Algo Más en Venezuela”, dirigida por Rolando Utrera y José Lanza, quienes hasta marzo hacían un encomiable trabajo de organización entre los diversos clubes de coleccionistas que hacen vida en el museo para consentir que el público en general disfrute de sus vehículos, añadiendo valores agregados como charlas, encuentros musicales, concursos y demás.  Actualmente en “Todo Motores Y Algo Más en Venezuela” se han propuesto apoyar a la directiva de la Fundación Museo del Transporte en el trabajo de mantener las instalaciones limpias y en buen estado, por lo cual se intenta organizar jornadas de mantenimiento con apoyo de voluntarios.

Según relata la directiva de la Fundación Museo del Transporte, la organización del mercado dominical de antigüedades y la presencia de diversos emprendedores en el área gastronómica, contribuía con el esfuerzo de generar ingresos que permitan a la institución atender sus operaciones y obligaciones laborales.  Estos ingresos han dejado de percibirse desde marzo, por lo cual se hace imperativa la ayuda a través de clubes, grupos organizados y también del voluntariado, a quienes la Fundación invita a hacer aportes a la Cuenta Corriente Banesco Nro. 0134 0029 6902 9100 5209, a nombre de la “Fundación Museo del Transporte de Caracas”.

En los próximos días, la Fundación Museo del Transporte espera ofrecer al público en general una serie de actividades virtuales, a través de su página oficial en la red social Facebook, con las cuales celebrar el 50º aniversario de una institución que mira al futuro para poder seguir realizando la noble misión de preservar el pasado a fin de que nuestros hijos – y nosotros mismos- podamos aprender de él.

 

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